El Congreso no debería ser elegido por votos, sino por méritos

El Congreso no debería ser elegido por votos, sino por méritos

"Le propongo al lector y al pueblo colombiano exigir meritocracia para aspirar al Congreso, más si los partidos se rehúsan a reducir la escandalosa nómina burocrática"

Por: Heldier González
agosto 09, 2017
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El Congreso no debería ser elegido por votos, sino por méritos

A propósito de las próximas elecciones a nivel nacional para elegir al sucesor de Juan Manuel Santos, me permito requerir de los colombianos su más respetuosa atención porque causa bastante perplejidad que exista tanta queja, innumerables paros y un sinfín de ideas y propuestas correctivas que pasan como viento sin que se les tome en cuenta; en un país donde todo se cree que todo se resuelve a punta de protestas.

Los recientes paros de maestros, taxistas, camioneros, sindicatos de trabajadores, trabajadores del campo, ganaderos, etc contra la apatía, trampas y corrupción políticas, son evidencia clara de que las cosas no marchan por buen camino. No obstante, el pueblo sigue perdiendo la memoria y como vaca se deja ordeñar su valioso capital, producto del sudor de su frente. Esto, sin desconocer que todos tenemos que aportar para construir un país garante de oportunidades e inclusión.

El exabrupto es que estamos desbordados de impuestos, algunos demasiado buenos para ser justos, impuestos que no serían necesarios si hubiera méritos de legislatura fusionando o consensuando ideas políticas conservando el derecho a disenso (ejemplo de ello es el acto del congreso de EE.UU. en momentos que ambos partidos pusieron freno al actual presidente en ciertas políticas desmedidas y arbitrarias fruto más de emoción que del uso de razón). Tal vez si se expropiaran los bienes de los corruptos, acusados de desfalco, o si se aprovecharan sabiamente los recursos naturales y se crearan otros recursos artificiales que en vez de minar sean complemento de los que ya existen. No podemos andar emitiendo el voto que solo sirve para enriquecer a unos pocos, los cuales muchas veces en sentido arcaico asumen en la "dignidad" de su cargo (sin exageraciones y sin generalizar) buscar el bienestar, la justicia y equidad social.

Es sabido que el voto es un derecho consagrado en la carta magna, al igual que el derecho a "elegir y ser elegido". En medio de la abierta división social y política es un poder que se otorga a quien recibe la distinción. Recientemente, se ha hablado mucho de escándalos de corrupción, ya muy sonados, pero lo que más llama la atención es el número de congresistas, lo cual me hace pensar que sería óptimo reducir el Congreso. Colombia no es aún una república consolidada para prescindir del legislativo como algunos países europeos puesto que los largos años de conflicto han impedido establecer una república sin guerrillas. Sin embargo, el fondo del problema estriba en que el país desde que se forjó la Gran Colombia, en especial desde cuando surgieron los desacuerdos entre federalistas y centralistas (sin desconocer que la época colonial aportó si grano de corrupción moral, social y política) está gobernado por las mismas familias oligarcas con los mismos ideales mezquinos.

Directo al plato que ocupa el título, sin ser algo nuevo, le propongo al lector y al pueblo colombiano exigir meritocracia para aspirar al Congreso, más si los partidos se rehúsan a reducir la escandalosa nómina burocrática. Una vez aprobada la prueba de aptitudes y competencias básicas y específicas del cargo, de realizar trabajo social en diferentes sectores, quienes pasen las etapas pertinentes obtengan certificados de cumplimiento (eso sí, blindados jurídicamente contra las prácticas clientelistas) de labores otorgadas por la entidad certificada en cada departamento. Luego, los seleccionados deberían pasar a una entrevista, que sería realizada por la Corte Suprema o la entidad especializada para tal fin, que en definitiva sea quien provea los méritos para ejercer la dignidad del congresista con verdadero espíritu cívico, amor por la justicia, íntegro.

Este proceso debe tener un análisis jurídico para su estructuración, pues no soy ducho en leyes. Aunque para ejercer ciertos cargos públicos se precisa pasar un concurso, aunque a veces se salte la norma por clientelismo, amiguismo, cercanía o cierta deuda con algún aliado político o ciertas credenciales que nada tienen que ver con el cargo a ocupar. Es lamentable que la mayoría de ministros a pesar de poseer hojas de vida destacables, no sean expertos en su campo. La mayoría son economistas y abogados, mientras otros tantos no poseen estudios especializados. Esta propuesta da igual para elecciones presidenciales, alcaldes y gobernadores, donde luego de pasar los filtros de méritos y trabajo social en las distintas regiones del país se dé una votación definitiva, en este caso sí por el voto, no por nombre, ni partido, ni carisma. La excepción sería el Congreso, los Concejos y Asambleas.

Los colombianos deben analizar a conciencia por qué existen tantos partidos políticos que se ufanan de ser diferentes en cierto contexto ideológico y de principios partidistas, pero el objetivo a todas luces es siempre el mismo. Prueba de ello son los privilegios, salarios y gabelas de los congresistas y partidos políticos; contrario al caos que vive la gente para acceder a salud, justicia, educación y vida digna. Hay que reconocer que son los mismos pueblos quienes labran su propio destino porque son quienes eligen a los dirigentes. Ellos son cómplices de la situación que viven cuando no se sientan a reflexionar sobre valores y principios.

Además, los medios no ayudan cuando salen a hablar de estupideces y banalidades grotescas, sin darle valor a hechos e historias constructivas y ejemplares, historias que ayudan a fortalecer la relación de pareja, evitan la violencia, fomentan el cuidado de la salud, propician la educación en casa. Son muchos los canales haciendo apología al delito, la corrupción y el narcotráfico, venerando personajes oscuros en lugar de transmitir historias que templen el corazón y la conciencia, que construyan familia y sociedad de valores.

Un vacío del liderezgo es constituir a una sola persona o corporaciones como estamentos de poder para dirigir el destino de las sociedades pero hay que recalcar que en una nación el liderazgo debe residir en el pueblo siempre haciendo uso de la razón, el concenso, elamor por la justicia, el dominio propio y la tolerancia, es el camino de la sabiduría.

Esta es solamente una opinión, que no tiene por qué ofender a nadie, sino que más bien quiere invitar a sentarnos todos a construir el país que soñamos. Al final, eso es construir paz y ser una nación sabia, además nos lleva a ser la Colombia que debemos ser sin excluir otras ideas, ni tener sesgos ideológicos.

Recuerda: "Si hay un idiota en el poder es porque quienes lo eligieron están bien representados" —Ghandi

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