Con la plata de los otros
Opinión

Con la plata de los otros

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octubre 23, 2014
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Y fueron felices y comieron perdices, solo que con la plata de los otros. Un final inapropiado para una historia inapropiada, nada que ver con los relatos ingleses repletos de avaros y usureros que resultan víctimas de su propio invento. Los retrata Dickens, a los amigos de lo ajeno del siglo XIX me refiero, puesto que a los del XXI, mejor se aproxima Tom Wolfe. Se queda corto, pero algo logra. Sobre todo porque los saca de las madrigueras y los entroniza en la cresta de Wall Street. La hoguera de las vanidades, un manojo de yuppies que hacen lo que sea con tal de mostrarle al universo que tienen lo-que-hay-que-tener, hasta que, ¡zas!, caen de barrigas. Y no es moraleja y no lo hacen solos; se llevan por delante a quienes se dejaron echar el cuento. Allá y aquí, que para engañar y tumbar a los demás, la geografía es mero accidente.

“Era esa clase de apartamento cuya sola idea basta para encender hogueras de envidia en la gente de todo Nueva York, de todo el mundo… Viendo a Sherman McCoy vestido con camisa a cuadros, pantalones caqui y mocasines de yate, nadie podría adivinar el impresionante aspecto que suele tener. Treinta y ocho años… casi metro ochenta y cinco… tremendamente apuesto… tremendo hasta lo imperioso… mentón prominente… Estaba orgulloso de su mentón. El mentón McCoy. Un mentón viril, grande y redondeado como el que tenían antaño los hombres de Yale, un mentón aristocrático, pensaba Sherman, que también era exalumno de Yale, un hombre de Yale… En Wall Street, él y unos pocos más, ¿cuántos?, trescientos, quinientos a lo sumo… se habían convertido en Amos del Universo. ¡Sin limitación alguna! Naturalmente, jamás se le había ocurrido a Sherman pronunciar esta frase ante nadie. No era tonto. Pero no conseguía arrancarla de sus pensamientos…Todo el mundo suponía que los empleados de Pierce & Pierce eran Amos del Universo…”. Así describe Wolfe a McCoy, el Rey Midas neoyorquino de cuyo vertiginoso ascenso y estrepitoso descenso nos participa en la novela. A los de nosotros: Jaramillo, Ortiz y Maldonado no los describe por dos obvias razones: en 1987 —año de publicación de La hoguera…— todavía no había nacido Interbolsa; y ellos tres eran tres tristes (o alegres) tigres del montón, en cualquier caso de un montón superior al que veinticinco años después se llevarían por los cachos. Ah, y por una tercera razón: el ausente mentón de Yale.

Las últimas revelaciones sobre los malabares que el Grupo Interbolsa —en especial su sosias, el Fondo Premium— hacía con dinero de personas del común que, atraídas por el buen nombre, le confiaban sus ahorros, ponen los pelos de punta. “A través de Premium, captaron casi 350.000 millones de pesos de 1.260 personas que no eran millonarios especuladores. El 80 por ciento de las víctimas, no tenía más de 150 millones”, dijo el abogado Alejandro Revollo —interventor de la Superintendencia de Sociedades en el FP— a Juan Gossaín (El Tiempo, 5/9/14). También le dijo: “Me da vergüenza contarle lo que RachidMaluf —gerente de Premium Colombia— me reveló de las bacanales que se hacían con el dinero de los ahorradores, en la casa que Víctor Maldonado tiene en un paraje marítimo cercano a Cartagena, llamado bahía de Cholón. En el avión privado de Maldonado viajaban Tomás Jaramillo y Juan Carlos Ortiz con las modelos de pasarela, con la comida y las bebidas más refinadas que uno pueda imaginarse”.

Y si añadimos uno de los hallazgos que ha hecho KPMG —auditora en el análisis forense de los manejos de Premium—, enumerados algunos por Germán Jiménez (El Colombiano, 18/10/14), ya si es que se queda uno mudo. “Hasta para la adquisición y mantenimiento de tres yates de lujo, incluido ‘La Chimba’, de Maluf, dieron los recursos de Premium. Parte de ese dinero ni siquiera se registró y pasó de largo a las manos de Ortiz y Jaramillo para quienes, según sus mismos empleados, el Fondo Premium era un juguete”. La plata de los otros, un juguete para “los amos del universo”. Calderilla de caja menor. (Pilas, Fiscalía).

COPETE DE CREMA 1: Según Revollo, los abogados de estos “amos” no solo están dilatando el caso para que prescriba, sino que están intentando convertir Interbolsa en víctima de una conspiración política, actual figura estrella en los bufetes colombianos.

COPETE DE CREMA 2: La carta de Jorge Arabia, exmano derecha de Rodrigo Jaramillo en Interbolsa, pidiendo perdón al país (Semana, 28/9/14), sin calificar sus intenciones, molesta. Sobredosis de autoperfume y golpes de pecho, demasiada hojarasca.

COPETE DE CREMA 3: Visto lo visto va a resultar mejor la práctica campesina de guardar la plata debajo del colchón. Si alguien se la roba, no será un ladrón con yate, eso seguro.

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