El pronóstico no era bueno: De los 147 atletas que Colombia llevó a Rio de Janeiro hace cinco años se rebajaron a 71. La merma de más del 50% se explicó al principio que era por cuestiones derivadas de la pandemia y porque el fútbol femenino ni masculino, además del Rugby, que aportaban a mas de 30 atletas, habían disminuido el grupo de deportistas. Pero no, esto es ocultar el sol con un dedo. La verdad es que, con la derrota de Yuberjén Martínez, discutida desde todo el punto de vista, se confirma que estos Juegos Olímpicos para Colombia han sido un monumental fracaso.
Naufragamos en la pobreza de un continente nivelado por lo bajo y en donde Venezuela y Ecuador parece ser los únicos que van a crecer. Argentina tiene un sólo bronce -en Rugby- pero seguro obtendra algo de otro deporte de conjunto como es el Hockey sobre cesped femenino. Ecuador llegó a dos oros en pesas y el impresionante triunfo de Richard Carapaz en la prueba de ruta del ciclismo masculino. Lo de Venezuela es notable sobre todo por Yulimar Rojas que además consiguió record del mundo en salto triple.
Colombia nada, muy mal. Tuvo fracasos rotundos como en el tenis de dobles cuando se esperaba una medalla por parte de la dupla Cabal-Farah. Lo de Mariana fue milagroso, las lesiones la atormentaban y estaba mal proyectada ese posible oro. Igual destino tuvo Caterine Ibarguen quien a sus 37 años y atormentada por las lesiones nunca tuvo opciones.
Yuberjén si tenía opciones y lo robaron, al igual que Ingrit Valencia. Ambos medallistas en Rio. Preocupa no que los viejos campeones no hubieran ganado sino que no exista recambio. Solo Mauricio Ortega, quien tampoco es un niño, tiene 26 años, y el rutilante Anthony Zambrano, Colombia no mostró nada nuevo, nada que nos haga tener esperanza en lo que vendrá en París en el 2024.
Hay amargura y preocupación. El gobierno tiene que aceptar que el ciclo olímpico, que se vivió en el gobierno pasado, ha sido un fracaso. Tres medallas de oro, dos de plata y tres de bronce en Rio de Janeiro, y las 8 de Londres 2012, con una de oro, tres de plata y cuatro de bronce, esto de Tokio es un retroceso significativo. El gobierno creyó que con crear un Ministerio del Deporte iba a ser suficiente para mejorar el desempeño de los atletas pero nada funcionó.
Culpar a los deportistas es muy fácil. Ellos hacen lo que pueden, son héroes, sin ayudas significativas, muy inferiores a las que reciben sus rivales directos de las demás potencias, hacen lo que pueden. Acá hay un problema dirigencial que sólo la política puede solucionar. Pero es difícil pedirle peras al olmo. Colombia le rebajó el presupuesto al deporte incluso al final del último periodo de Juan Manuel Santos que le valió al Nobel aguantarse las recriminaciones de glorias del deporte nacional como Mariana Pajón y Nairo Quintana.
Ojalá el jueves Anthony Zambrano nos de una alegría, porque la amargura y la frustración que hemos sentido en estos juegos ya ahoga.
