Choupette, la heredera felina de Karl Lagerfeld

Choupette, la heredera felina de Karl Lagerfeld

El diseñador de Chanel convirtió a su mascota en la imagen de marcas de maquillaje y automóviles que le compensó con una herencia de 150 millones de euros

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febrero 23, 2019
Choupette, la heredera felina de Karl Lagerfeld

Karl Lagerfeld vio a Choupette −su gata de raza birmana− y no supo decirle adiós, “Fue amor a primera a vista”, decía siempre en las entrevistas cuando le preguntaban cómo ella había llegado a su vida. El 15 de agosto del 2011 esta gata llegó al mundo. Un amigo de Lagerfeld le había dejado a Choupette bajo su cuidado, pero sus ojos zafiro y su pelo blanco y delicado se robaron su corazón de tal forma, que Lagerfeld nunca la devolvió a su dueño.

El ‘kaiser de la moda’, un apodo que se ganó por su look misterioso de cuello blanco y gabanes negros −que combinaba con texturas de cuero−, por su cola de caballo blanca como la de Choupette y sus gafas negras que no dejaban ver un rastro de su mirada. Una imagen que él construyó durante años y que se convirtió en la de su propia marca de perfumería y ropa: Karl Lagerfeld. El hombre de ademanes delicados y excéntricos al mismo tiempo; de un hermetismo drástico cuando se trataba de conversar sobre su vida o intimidad; de una precisión de palabras cuando regalaba entrevistas y le preguntaban por los “consejos que podría darle a los jóvenes del mundo de la moda” y él solo respondía que “los consejos solo se dan en particular, no en general. Cada persona tiene sus fortalezas”. El hombre que vivió su sexualidad con la frase que su madre le dijo cuando era joven: “ser homosexual es como el color del pelo: no es nada. Algunas personas son rubias, algunas no. No es nada”. El hombre que se convirtió en un ícono de la moda.

El ‘Kaiser de la moda’ nació en 1933 en una cuna de plata ya construida gracias a su padre, quien fundó la compañía Lagerfeld & Co en Alemania, que importaba leche en polvo. Deseaba ser caricaturista y retratista. El lápiz y él se llevaban lo suficientemente bien, tanto que en 1955 empezó su camino en el mundo de la moda con Pierre Balmain y luego viajó a marcas como Jean Patou, Chloé, Fendi, H&M y Chanel, fue en esta última casa de moda donde el kaiser demostró de qué estaba hecho: la rompió y Chanel volvió a ser una de las marcas más vendidas y admiradas por los grandes de la moda, pues en los años 80 había caído considerablemente; si Lagerfeld no lo lograba, la industria sería vendida. Y aunque para él no existió en su vida una prueba lo suficientemente fuerte que necesitara ser mencionada −pues lo confesó muchas veces en entrevistas−, sí existió una razón para inspirarse, su musa y compañera, y no se trataba de quien fue su gran amor, Jacques de Bascher −a quien acompañó en sus últimos días de vida−, sino de Choupette, su gata.

Ella es la legítima heredera de Lagerfeld y es una completa merecedora de la herencia. En el 2012 la periodista estadounidense Ashley Tschudin dio comienzo a una iniciativa que empezó como una broma en Twitter, y el perfil terminó convirtiéndose en uno de los perfiles animales más visitados del mundo. Fue hasta el 2013 que Choupette se convirtió en toda una influencer en Instagram, pero esto se dio gracias a que esta gata ya estaba siendo la imagen de varias marcas como Shu Uemura, de maquillaje; Opel Corsa, de carros, y también de marcas de vino. Su actividad en redes sociales es de otro nivel, compartía los proyectos que tenía y las veces que su padre y ella compartían sesiones fotográficas. Incluso se despidió de su padre desde su perfil donde insistió en lo roto que tenía el corazón. No se sabe quién es el Community Manager que maneja el perfil, pero se ha encargado de darle voz y opinión a Choupette de una manera fresca y efectiva.

Lagerfeld sabía lo que era el lujo, decía que era la maravilla de tener tiempo propio para crecer y conocerse pero, sobre todo, se trataba de calidad y reinvención constante. Sus diseños se construían desde la precisión y la delicadeza, es por eso que la gata, Choupette, conoce de eso: la atención y cuidado hacia ella es insistente y constante, los cuidados son particulares. Su vajilla de plata para comer la posiciona como toda una reina de casa, toda una musa. Incluso el kaiser le regaló una casa a la cuidadora de la gata, pues el día que él falleciera a Choupette no le faltaría nada. Sabía tanto de calidad que le permitió a Choupette ser lo que ella quería, menos la imagen de comida para gatos, para Lagerfeld su gata “era demasiado sofisticada para eso”. Es que si hubiese sido por él se habría casado con Choupette. “Es una especie de Greta Garbo, tiene algo inolvidable en su manera de moverse. Me inspira por su elegancia y actitud”.

Lagerfeld pisaba fuerte donde la moda y sus diseños llegaban, pero Choupette, en sus cuatro patas, llegó a pisar más duro. Mientras Lagerfeld usaba lentes negros porque prefería mirar que ser mirado, Choupette derretía al Kaiser y al mundo con su par de ojos zafiro que estaban hechos para ser mirados.

Ahora solo queda por saber qué pasará con esa herencia, pues en Francia no permiten que un animal sea un heredero legítimo, pero en Alemanía sí. La disputa sigue y los seguidores de esta gata, también y cada vez creciendo más.

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