China: el chivo expiatorio
Opinión

China: el chivo expiatorio

La mejor idea que ha tenido Trump para escamotear su responsabilidad en la doble catástrofe sanitaria y económica es echarle la culpa a China

Por:
mayo 12, 2020
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Los Estados Unidos de América son hoy día el epicentro mundial de la pandemia del coronavirus. Acumulan más de millón y medio de infectados y cerca de 80.000 muertos, cifras que nos hablan tanto de las graves limitaciones de su costosísimo  sistema de salud pública como de la ineficacia e irresponsabilidad con la que el gobierno de Trump ha respondido al desafío planteado por la misma. Un gobierno que se tardó tanto en decretar el estado de emergencia sanitaria nacional como se apresuró en aprobar la emisión de 2,2 billones de dólares para salvar de la ruina a la industria petrolera y al tinglado financiero de Wall Street. Ese << Avión>>, esa pirámide de Pozzi.

Y que la mejor idea que ha tenido para escamotear su responsabilidad en esta doble catástrofe sanitaria y económica es la de echarle la culpa a China. Esa fue la primera reacción de periodistas como Jesse Walters de Fox News, quien en febrero atribuyó la pandemia a  <<esos mercados donde los chinos comen murciélagos y serpientes crudas>>, una fábula que gozó de mucha audiencia en el periodismo occidental, incluido el nuestro. Pero el presidente Trump se ha quedado todo menos callado. En el transcurso de  todos estos meses ha ido desgranando acusaciones contra las autoridades chinas que incluye la de ocultar deliberadamente información sobre la gravedad del coronavirus, como si estuviera  documentado que, en fecha tan temprana como en el Primero de Enero de este año, un funcionario del Centro de Control de Enfermedades de China llamó a Robert Redfield, director del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos, para informarle de  la existencia del nuevo virus.  Dos días antes los científicos chinos habían confirmado su existencia  y ocho días después el gobierno chino informa oficialmente a la  Organización Mundial de la Salud, que emite a continuación la primera guía de para limitar su expansión que incluye la la cuarentena, el aislamiento social y las pruebas. Informado por Redfield, Alexis Azar, el secretario de salud estadounidense, intentó reunirse con Trump para darle la noticia y advertirle de la posibilidad de una pandemia, pero el presidente le dio largas a la entrevista. No le faltó diligencia, en cambio, cuando en julio de 2019 aprobó la eliminación del cargo de Observador de Salud en China, que entonces ostentaba la doctora Linda Quick, quien podría haber avisado tempranamente del COVID-19 si hubiera continuando en su puesto y en contacto directo con las autoridades sanitarias del país asiático.

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El último episodio de esta historia truculenta es la acusación de que el COVID-19 se generó en un laboratorio de Wuhan de donde se habría propagado al resto de China y del mundo

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 Trump no concedió aparentemente ninguna importancia al hecho de que 24 de enero el gobierno chino declarara la emergencia sanitaria, cerrara la provincia de Hubei y decretara el confinamiento obligatorio en Wuhan, una ciudad de 11 millones de habitantes. Ni prestó atención al hecho de que, entre el 16 y el 24 de febrero una misión de la OMS, encabezada por el doctor americano Bruce Aylward visitara China y rindiera un informe en el que felicitaba su pueblo y a sus autoridades por la firmeza con la que estaban enfrentando el desafío: <<Están movilizados como en una guerra y es el miedo al virus lo que los impulsa>>. La respuesta de Trump no tardó en llegar y fue todo lo inconsistente que suelen ser las suyas. El 13 de marzo declaró por fin la emergencia nacional, siguiendo las recomendaciones de la OMS, y el 17 de abril decide cortar el aporte financiero a la esta organización, por << su complicidad con China>>.

El último episodio de esta historia truculenta la protagoniza la acusación de que el virus del COVID-19 se generó en un laboratorio de Wuhan de donde se habría propagado al resto de China y del mundo. La mantuvo con todas las letras Mike Pompeo, el secretario de Estado,  en unas agresivas declaraciones de la semana pasada.  Respaldadas por Trump y acompañas de la información de un informe de los Five Eyes (EEUU, Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelandia) que probaría esta acusación. Y que han dado pie a Peter Navarro, director comercial de la Casa Blanca, declarara en Fox  News que << El partido comunista chino infringió este virus al mundo y es algo que en América no deberíamos olvida>>.  La falta de credibilidad de esta enésima acusación la puso en evidencia Richard Grenell, director de la Comunidad de inteligencia, que agrupa a todas las agencias de inteligencia del país, quien declaró el jueves pasado: << la Comunidad de Inteligencia coincide con el amplio consenso científico de que el virus  COVId-19 no es artificial ni genéticamente modificado>>.

O sea.

 

Richard Grenell, directo de la Comunidad de inteligencia, declaró el jueves: << la Comunidad de Inteligencia coincide con el amplio consenso científico de que el virus  COVId-19 no es artificial ni genéticamente modificado>>.

 

 

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