No logro explicarme bien por qué el debate público no está más concentrado en lo que dijo Gustavo Petro esta semana: que si la Corte Constitucional no le aprueba todo el paquete de la Conmoción Interior, entonces se irá a hablar con Maduro para hacer lo que tengan que hacer en el Catatumbo. Palabras más palabras menos, que se va a implementar con Maduro la estrategia de la “franja binacional” en la frontera. Como si no le estuviera haciendo el juego desde hace rato.
Empecemos por el principio. Eso que hace Petro es un chantaje a la Corte Constitucional. ¿Cómo así que si la Corte no hace lo que él quiere, entonces él va y se casa con el dictador más enemigo de Colombia? O mejor, que se casa aún más.
Porque lo que tenemos claro es que el hecho de que Maduro sea un viejo mejor amigo de Gustavo Petro no le quita que el dictador sea un viejo peor enemigo de Colombia.
De hecho, y esto debemos tenerlo más claro cada día, la dictadura venezolana, desde tiempos de Chávez, viene adelantando una invasión siniestra, conspirativa y sostenida, contra nuestro país. Y lo ha venido haciendo a través de la combinación de diversos medios. Uno de sus instrumentos ha sido el éxodo en el que nos llegan personas de todo tipo, desde perseguidos políticos y gentes desesperadas que no tienen qué comer, todos desplazados por el régimen, hasta agentes infiltrados, mandados y pagados, entre quienes destacan sus embajadores del Tren de Aragua y los asesores y militantes venezolanos que los hay integrados en todas las organizaciones ilegales.
Recomiendo darle un vistazo a los manuales de Guerras Híbridas que tanto han puesto de moda los rusos, desde que invadieron Crimea, en Ucrania, en 2014. Estamos en un mundo donde las estrategias perversas contra las democracias superan de lejos la ficción, y a veces no queremos ver ni reconocer lo que nos estalla frente a los ojos.
¿O es que ya se nos olvidó el llamado “estallido social” que vandalizó y paralizó al país durante dos eternos meses en 2021? ¿O es que ya se nos olvidó que todo eso lo coordinaron desde Venezuela y que buena parte de lo que fueron las redes sociales y las bodegas las manejaron desde servidores rusos y venezolanos? ¿Recuerdan el activismo de la embajada rusa con las Primeras Líneas?
No hay una sola organización criminal que ejerza control territorial, en cualquiera de las regiones de Colombia, que no tenga relación con la dictadura de Venezuela. Todas, absolutamente todas. ¿Las Farc? ¿El Clan del Golfo? ¿El ELN? ¿El Tren de Aragua? ¿Los carteles de la droga? ¿Los de la minería ilegal? ¿Los del contrabando y el lavado de activos?
El verdadero capo de las organizaciones criminales de Colombia es Maduro, o Maduro y Cabello que para nosotros son la misma cosa. Algo así como que las organizaciones criminales trabajan para Maduro como esos ejércitos privados con que se hacen las guerras de hoy. Como Black Water para los gringos y como Wagner para Putin. Algo también parecido a como opera Hizbollah para Irán.
Me llama la atención que todos los reflectores estén puestos sobre Benedetti y no sobre Maduro
Por eso me llama tanto la atención que todos los reflectores estén puestos sobre Benedetti y no sobre Maduro. Cuánta tinta ha corrido sobre por qué Benedetti llegó al Ministerio del Interior, que cuál será la estrategia de Benedetti para las elecciones de 2026, que si es que Benedetti le tiene los secretos guardados a Petro. Pero a Maduro se le mira únicamente como al dictador de Venezuela y no como al fatal protagonista de la política colombiana que es.
Uno podría plantearse que si Benedetti es hoy el capo de la corrupción política y Maduro el capo de la criminalidad, ¿cuál de los dos tiene más poder, cuál de los dos jugará más cartas en las elecciones de 2026?
Otra clave: ¿jugarán coordinados en el mismo tablero o cada uno jugará su juego? Porque si cada uno está sentado por aparte con su propio tablero, la cosa es muy distinta y lo de Benedetti podría terminar siendo la pantomima de la gran estrategia de colapsar las elecciones de 2026 mediante la desestabilización total del país agenciada desde Venezuela con la participación de las organizaciones criminales que trabajan para ellos.
Esa ha sido mi preocupación y mi advertencia desde el comienzo de este gobierno. Esa es la MILICIANIZACIÓN. Aquí se está jugando un juego más grande que el que creemos. El juego siniestro que los partidos, los gremios y los medios de comunicación no han querido atender.
Ah, para terminar, un comentario aclaratorio que vale la pena tener en cuenta. La principal diferencia que hay entre Maduro y Benedetti es que Benedetti es subalterno de Petro, mientras que, en esta estrategia grande, Petro es subalterno de Maduro. Eso es Traición a la Patria.
Del mismo autor: Las nuevas lágrimas de cocodrilo de la Paz Total de Petro