Carlos Rojas: el jardinero de estrellas
Opinión

Carlos Rojas: el jardinero de estrellas

Homenaje del Mambo al gran pintor, dibujante, escultor, el que hizo a su obra genial con pocos argumentos

Por:
noviembre 17, 2018
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Carlos Rojas que nació un 18 de abril en 1933 en Facatativá y murió de repente en1997 en Bogotá. En esta semana, El Museo de Arte Moderno de Bogotá y dentro del marco del aniversario de los 55 años, le hace un homenaje a este gran pintor, dibujante y escultor y acompañan con sus trabajos Alejandro Agudelo, Gabriel Gutiérrez Andrés Ramírez y Mónica Rhodes.

En algunos de sus épocas, Carlos Rojas unió las franjas verticales y horizontales que se reconciliaron en mallas eternas. Su idea de pintar las ventanas campesinas con el espíritu del amante de la naturaleza americana, se convirtieron en ventanas urbanas selladas por los mitos del ser inconforme. También su pintura ordenada con infinito cuidado del color en la composición, y de pronto, dio un salto al vacío y sus trabajos se convirtieron en construcciones con diversos materiales donde cambió su pintura por objeto conceptual. En su impaciencia impulsiva le dio la vuelta al bastidor para trabajar con la idea de un espacio interior.

En la serie Mutantes, el acto de construir con el desecho, es parte de su testimonio sobre la pobreza. Armar con los materiales encontrados una fachada sellada con madera, quemada, pintada es el sinónimo de la no salida.

En esta faceta se alejó de su mundo ordenado y apacible y armó un universo cerrado de composiciones complejas donde importan más las texturas que logra sobre la madera, y, cada cuadrado encierra todo un planteamiento sobre el color que abarca desde el negro rotundo que deja los estragos del fuego, hasta el sueño o la fatalidad del mito del El Dorado.

 

Carlos Rojas, Sín título. De la serie América Horizontes, 1985, Mixta sobre tela, Cortesía MAMBO

 

En la serie América, Carlos Rojas - como lo hizo siempre- estaba cortando a la realidad con la navaja de la razón. Intentaba denunciar el horror de la pobreza, la injusticia, la crueldad de los seres humanos.

Tal como lo dice el abogado en el libro de Antonio Tabucchi en La cabeza Perdida de Damasceno Monteiro: “Yo defiendo a los desgraciados porque soy como ellos, esa es la pura y simple verdad. De mi ilustre estirpe utilizo el patrimonio material que me han dejado, pero, como los desgraciados a los que he defendido, creo haber conocido las miserias de la vida, haberlas comprendido e incluso asumido, porque para comprender las miserias es necesario meter  las manos en la mierda, perdóneme la palabra, y sobre todo ser consciente de ello”.

Eso hacía Carlos Rojas mientras pensaba en la situación colombiana. Construía sus mundos de sutil color. Armó y pintó sus obras a las que les impuso todo su rigor intelectual y técnico. Con su inteligencia casi universal existían miles de eventos que sucedían mientras estaba siempre lejos de las complicaciones de la vida diaria. Él estaba centrado en el presente, en el pasado y en el futuro mientras entendía la problemática de las galaxias; asimismo estudiaba la versatilidad de una hoja; mientras observaba a la realidad con microscopio o de dedicaba a ser jardinero de bonsais dónde detenía el paso del tiempo. Carlos Rojas tenía esa elocuente capacidad de tener múltiples intereses donde a todo le otorgaba la importancia y que hizo que su obra fuera genial con pocos argumentos. Le otorgó a su mundo real la eternidad de lo sagrado. A lo permanente fue fugaz, a la historia le quitó en peso de la linealidad.

 

Carlos Rojas, Sín título, Serie Espacios comparados, 1990, Mixta sobre tela. Cortesía MAMBO

 

Cuando pensaba en la gravedad la utilizaba en dos sentidos: la gravedad en el espacio y la gravedad de los conflictos de la sociedad colombiana Y, creo que por eso, su obra parece sorda. Logró la construcción de un mutismo bello. Logró silenciar esas voces existenciales que se preguntaron un día porqué Holderlin murió loco.

Sus composiciones están realizadas con el mismo altruismo del artista uruguayo Joaquín Torres García, quien proclamó en 1944 sus teorías sobre el Universalismo Constructivo donde, por ejemplo, cada elemento geométrico de la composición tiene el mismo valor dentro de la obra, no importa su ubicación o tamaño. Por eso en el trabajo de Carlos Rojas tiene su equidad, cada cuadrado un símbolo, cuada rectángulo una metáfora de poeta.

 

 

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