Campaña electoral vs cambio climático

Campaña electoral vs cambio climático

Colombia con un modelo extractivista basado en combustibles fósiles, baja cultura ambiental y una clase dirigente egoísta ¿Podrá ignorar el desastre climático?

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diciembre 07, 2021
Campaña electoral vs cambio climático

“El colapso no está muy lejos. Algunas de las grandes compañías petroleras van a colapsar. Dentro de 30 años, algunas compañías petroleras valdrán muy poco”. Bill Gates.

Así lo afirmo el multimillonario propietario de Microsoft, en la reciente Conferencia Sobre Cambio Climático(Glasgow,8-11-2021) quien, en su último libro, “Cómo evitar una catástrofe climática”, también señalo que en 2019 liquidó todas sus participaciones inmediatas en compañías de petróleo y gas.

Este filántropo ha sostenido que para frenar el calentamiento y prevenir los peores efectos del cambio climático, los humanos debemos dejar de emitir gases de efecto invernadero a la atmosfera, lo cual es compartido por ambientalistas y jefes de estado del mundo. El líder de la Colombia Humana Gustavo Petro, precandidato presidencial señaló en entrevista con El Tiempo (21 de noviembre), que su primera decisión de ser elegido presidente sería “El cese de la contratación de exploración de petróleo en Colombia. Es un mensaje claro: vamos hacia una economía productiva, no extractiva”. A renglón seguido sostuvo que habrá una “transición tranquila, pero segura y seria”, lo cual está alineado con el esfuerzo global de mandatarios de casi 200 países que ratificaron en Glasgow su compromiso con buscar energías limpias que sustituyan los combustibles fósiles como el petróleo y el carbón y transiten hacia la energía eléctrica, eólica y solar, en un modelo de nueva economía dentro de una “revolución industrial verde”.

Pero en Colombia donde todo se politiza y se incumplen los compromisos internacionales, saltaron las críticas desde las distintas orillas de los otros aspirantes, con un cierto tufillo de oportunismo, como el caso de David Barguil, candidato Conservador quien dijo “Ni Hugo Chávez se atrevió a tanto. Necesitamos esos recursos para luchar contra la pobreza,” También, Juan Carlos Echeverry califico la propuesta como “Suicidio económico para veinte departamentos del país” y hasta de la Coalición de la Esperanza (hoy Centro Esperanza) el Senador Robledo defendió las regalías que perderían las regiones petroleras y la caída en exportaciones; y un poco más moderado Humberto de la Calle, aunque califico la propuesta de Petro como “una locura”, reconoció que “Hay que suprimir combustibles fósiles. Toca ir desmontando la exploración. Pero se requiere un tratado para que lo países desarrollados cooperen con los países en desarrollo. Equidad para la transición”. Y Federico Gutiérrez de la llamada Coalición de la Experiencia afirmo que dicha propuesta “profundizaría la crisis social y dejaría a muchos más colombianos en situación de pobreza y miseria” (El Tiempo, 22 -11- 2021). Ignoran estos aspirantes que hoy las regiones petroleras, que han recibido cuantiosas regalías son al mismo tiempo las más rezagadas, con altos índices de pobreza y desempleo, ocupan los últimos lugares en competitividad regional, convertidas en coto de caza del clientelismo político y de la corrupción que se expresa en los llamados “elefantes blancos”.

El desastre climático fue documentado en el Informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU (IPCC), publicado el 9 de agosto del año en curso, donde señaló que la humanidad llegaría al punto crítico en 2030 y a finales del siglo la temperatura podría aumentar 2,7 °C, frente a los niveles pre-industriales (Mediados Siglo XVIII), cuando el ciclo de carbono de la tierra estaba en equilibrio, es decir, las plantas y otros organismos absorbían tanto CO2 como el que se emitía. El documento elaborado por 234 científicos ve con preocupación la falta de consciencia ambiental, quizás porque hay quienes ganan con el modelo extractivista sin prever la catástrofe que se avecina.

El debate está planteado en términos de cómo los combustibles fósiles se convirtieron en parte integral del crecimiento industrial y del desarrollo del capitalismo, como lo sostiene The Economist en “La economía del clima” (30/10/21). La revolución industrial se identifica con la máquina de vapor que demanda energía, válido a finales del siglo XIX, cuando el vapor reinaba pues había abundante energía hidroeléctrica sin explorar. En la década de 1830, la industria no extraía más del 10% de energía hídrica, y aunque los molinos de agua eran una tecnología antigua, podrían ser mejorados.

Probablemente el carbón no inició la Revolución Industrial y tampoco los nuevos escenarios del capital, el crecimiento y la inversión en que se apoyan, pero si globalizó este modelo que se inició en un ámbito británico, lo que amplio el mercado al que después se sumaron otros combustibles fósiles como el petróleo y el gas. Algunos economistas plantean siglos entre la estructura, que inicia con los molinos y minas de carbón de Inglaterra, al sistema capitalista desarrollado, pero es claro que no se puede superar el primero sin afianzar el segundo. Es decir, se trata de “Capitalismo Vs Clima” como lo expresa Naomi Klein en el subtítulo de su libro “Esto lo cambia todo” (2014). Desde esta perspectiva la industria de los combustibles fósiles, cuya lógica es la ganancia privada sin importar los daños ocasionados al medio ambiente, es solo una muestra de la incapacidad sistémica de la economía capitalista para lograr las metas de un desarrollo ambiental sostenible.

Lo único válido es que mientras se elimina la dependencia de los combustibles fósiles, el futuro del crecimiento capitalista, sobre todo para los países pobres demanda nuevas tecnologías y nuevas inversiones, lo que se ha denominado una nueva economía del clima, una nueva “Revolución Industrial Verde” (Bill Gates). ¿Cómo encontrar una fórmula que garantice crecimiento como variable independiente del aumento del CO2?

El economista energético, japonés Yoichi Kaya, relacionó tamaño de la economía, escala de emisiones y cantidad de carbono, en la siguiente fórmula:

Las emisiones serían el producto de la población, el PIB per cápita, la energía utilizada por unidad de PIB y las emisiones de carbono de esa energía. Por tanto, para reducir el carbono deberíamos disminuir uno o más de esos cuatro factores. “La acción privada y gubernamental sobre el clima se ha concentrado en los dos últimos: emisiones de carbono por unidad de energía (descarbonización) y uso de energía por unidad de PIB (eficiencia)”. Aunque esta fórmula matemática sintetiza el problema actual, la respuesta a la crisis climática tiene que considerar otras variables, no cuantificables y las características propias de cada región.

Esta situación se ve agravada por el Covid-19, que sorprendió al mundo y puso al descubierto la fragilidad de la infraestructura sanitaria, la desigualdad y los avances de la ciencia para descubrir la vacuna. La necesidad de una transición planeada donde la ciencia y la tecnología son decisivas, y no los mercados, es decir la transición energética exige la transición del modelo económico extractivista por un modelo productivo basado en las tecnologías limpias.

En la cumbre de Glasgow, casi 200 países aprueban un Acuerdo Mundial sintetizado en cinco puntos: 1) Se insta a los países desarrollados a duplicar los fondos para países en desarrollo para ayudarles a adaptarse al cambio climático. 2) Se solicita a los países actualizar a más tardar el año entrante sus metas de reducción de carbono para 2030. 3) Se llama a reducir gradualmente "el uso del carbón como fuente de energía y los subsidios a los combustibles fósiles ineficientes”. 4) Se hace énfasis en la necesidad de "aumentar significativamente el apoyo" a los países en desarrollo por encima de los US$100.000 millones al año. 5)Se establece un diálogo para examinar el tema del dinero a cambio del daño que el cambio climático ya ha causado.

Una declaración sorpresiva, de Estados Unidos y China, mayores emisores de CO2, donde se comprometieron a impulsar la cooperación en temas climáticos en la próxima década. En especial sobre emisiones de metano, transición hacia energías limpias y descarbonización. Ambas partes "evocaron su firme compromiso de trabajar juntos”, para lograr la meta de máximo incremento de temperatura de 1,5 grados.

En aspectos como Deforestación ,más de 100 países, que representan el 85% de los bosques del mundo, prometieron frenarla en 2030.Los árboles absorben grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2), uno de los gases prioritarios de efecto invernadero, que contribuye al calentamiento global. Allí Colombia se comprometió a partir del 2022, proteger el 30% de su territorio (área protegida),en palabras del presidente Duque: “no vamos a esperar hasta el 2030, porque tenemos que actuar ahora”. Ya recibió 33 millones de dólares para este propósito ¿cumplirá la meta, cuando esta con el sol a la espalda?

Respecto del Metano, se busca reducir 30% de las actuales emisiones al 2030.Se trata de uno de los gases de efecto invernadero, responsable de un tercio del calentamiento causado por humanos, en especial con la cría de ganado y eliminación de desechos.

El Carbón, que genera el 37% de la electricidad en el mundo, más de 40 países -incluidos los principales consumidores como Polonia, Vietnam y Chile- acordaron reducir el uso, por primera vez se reconoce como raíz de las causas del calentamiento global. Es de notar que los países que más dependen del carbón, como Australia, India, China y EE. UU, a última hora se comprometen a reducir gradualmente el uso no eliminarlo. Alemania, ejemplo de cultura ambiental, abandonara el carbón para uso energético antes de 2030 y alcanzara la neutralidad de carbono, antes de 2045.La expansión de las energías renovables ampliara su cobertura del 65% en 2022, al 80% en 2030.
Unas 450 organizaciones financieras, que controlan US$130 billones, acordaron respaldar tecnología "limpia", como la energía renovable, y financiamiento directo para quienes abandonen las industrias de combustibles fósiles. Esta iniciativa busca el vínculo del sector privado para alcanzar la meta de carbono cero y compromiso para financiar tecnología verde.

La pandemia priorizo la necesidad de actuar contra el calentamiento global, al descubrir los pocos espacios verdes en las ciudades y la necesidad de integrar la vida humana con la naturaleza protegiendo la fauna y la flora, pues si la naturaleza se enferma los efectos en la salud son evidentes. La preservación y protección de la selva amazónica debe ser resuelta a nivel internacional, y la humanidad sobre todo los países ricos necesitan cambiar urgentemente sus hábitos de consumo (bajar el consumo de carne, soya, aceite de palma, madera) y combatir los cultivos ilícitos que destruyen la selva.

Cambiar el modelo implica cambios en la política estatal, tecnología actual, nuevos inventos y la capacidad de los mercados para distribuir sus productos obteniendo ganancias a corto plazo, mientras la inversión en proyectos medio ambientales trae beneficios a largo plazo. No existe un modelo para definir el precio de lo que hay que hacer para adaptarse al cambio climático, aunque un grupo de expertos estableció cinco claves: “Desarrollo de sistemas de alerta temprana, construcción de infraestructuras resistentes al clima, aumento del rendimiento agrícola, gestión del agua y la protección a los manglares” (B. Gates Ob.cit)

Colombia que tiene un modelo extractivista basado en combustibles fósiles, baja cultura ambiental, una clase dirigente egoísta ¿Podrá ignorar el desastre climático que se avecina?

 

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