Este lunes de resurrección y de júbilo para la Iglesia católica, empezó diferente, apenas salía el sol, cuando nos llegaba la noticia del fallecimiento de nuestro querido y admirado Francisco. Fue cuestión de que leyera en mi teléfono desde mi cama a las 5:30 de la mañana, solo vi la imagen en blanco y negro desde Instagram y enseguida pensé lo peor, pero lo esperado, por el aspecto que tenía durante la bendición del domingo de pascuas: Francisco ha muerto; ese titular de la noticia, me dolió casi tanto, como la muerte de un familiar. Y es que tengo 26 años, crecí en fe con Francisco, fue el papa Latino, que nos devolvió la fe y la esperanza.
A pesar de no ser la más religiosa, sino poco constante, Francisco conquistó mi corazón, me enseñó un lado humano de la iglesia que desconocía, su discurso de igualdad, su discurso progresista, en defensa de mujeres, niños, pobres, palestinos, parejas homosexuales, se llevó mi admiración.
Creo que Francisco, todos lo sentimos nuestro, su visita al país, su acompañamiento de cerca en la situación política colombiana, sus constantes oraciones por La Paz.
Francisco llegó sin hacer ruido, y pronto fue el personaje del año desde su primer año, el papa de la gente, el papa de todos, fue incluso el papa de los ateos, a todos nos caía bien; era apasionado por el futbol, por su tierra, por los choripanes, argentino hasta los huesos. Hablaba en italiano y también saludaba en español; cambió la historia, le dio un respiro a la iglesia, la volvió más real, más justa, más cercana a los fieles, más humilde.
Gracias Francisco, por despedirte, por tus palabras para todos desde tu balcón “hoy la luz ha triunfado sobre las tinieblas, no hemos sido hechos para la muerte, sino para la vida.”, gracias por devolverme la fe, por hacerme creer en esta iglesia católica y por enseñarme a amar al prójimo. Te vamos a extrañar mucho, pero sé que desde allá seguirás intercediendo por todos. Ya entiendo a quienes lloraron a San Juan Pablo Segundo, ya sé cómo se siente perder una figura y guía de fe. Buen viaje Francisco, ojalá te reciban con futbol y choripanes en el cielo.
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