Más allá del análisis político al que nos pueda llevar la reducción de la pobreza y de la pobreza extrema que se dio en Boyacá vale la pena que desde la academia le echemos una mirada a lo que se está haciendo en ese departamento en esta materia.
El DANE publicó algunas cifras que en primer momento pasaron desapercibidas, tal vez por los vaivenes del movimiento político diario y la visita del papa, entre otras noticias, pero que bien vale la pena mirar con detenimiento porque no son de poca monta.
Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística, la pobreza en Boyacá se redujo en el 2016 en 3.4 puntos porcentuales con respecto al año 2015 (pasó del 35.4 al 32.0), y la pobreza extrema en el 2016 se redujo 2 por ciento con respecto al 2015 (del 12.6 al 10.6), mientras que en todo el país la dimensión de pobreza creció vergonzosamente.
Dichas cifras de ese departamento no serían de mayor interés si la macroeconomía del país anduviera bien o si el petróleo tuviera precios elevados y el departamento recibiera gran cantidad de regalías, o no hubiera habido un paro que dejó pérdidas por cerca de 3 billones de pesos. Lo que hace muy interesante el fenómeno de Boyacá en reducción de pobreza es que hasta su presupuesto proveniente de la nación fue reducido del 2015 al 2016 en más de 200 mil millones de pesos (El total fue un poco más de 1 bilón de pesos ese último año). En estas circunstancias la lógica dice que la pobreza tiende a aumentar.
Pero vamos más atrás. En el 2014, año glorioso de Boyacá toda vez que recibió de presupuesto 1.64 billones de pesos (más del 50% que en 2016) en el departamento la pobreza se redujo solo en 2.8 por ciento (0.6 menos que en 2016), mientras que la pobreza extrema tan solo en un 0.9 por ciento (1.1 menos que en 2016). (¿Para dónde se fue todo ese presupuesto si no se utilizó para reducir la pobreza? Será otro tema de análisis y ojalá allá en Boyacá se pregunten por eso).
Las comparaciones parecen odiosas, pero en economía son un punto base para hacer estudios: Con 50% menos de presupuesto en el 2016 se redujo más la pobreza y la pobreza extrema que en el 2014, año este último en que fueron “ricos”, por decirlo coloquialmente.
Ahora bien, estos puntos porcentuales empatados con la poca plata recibida son la consecuensia de un gran esfuerzo por mejorar la calidad de vida de decenas de miles de seres humanos, que dejaron la pobreza y la pobreza extrema en Boyacá. Es decir tuvieron más dinero para llevar a sus hogares, lo que debería ser objeto de alborozo en dicho departamento.
Pero la pregunta es ¿cómo lo hicieron? Como es de todos conocido, para un gobierno departamental es imposible controlar las variables macroeconómicas y las políticas del alto orden nacional, pero sí puede controlar las acciones específicas que llevan a generar mayores niveles de calidad de vida en sus habitantes.
De acuerdo con varias fuentes docentes del departamento, la inversión que ha llevado a cabo el gobierno actual de Boyacá en el campo (vías terciarias, educación, etc) ha llegado a donde tiene que llegar y ha tenido sus resultados. Esto es una política de inversiones serias en lo social, dinero bien manejado y focalizado en quienes de verdad lo necesitan.
Para poner un solo ejemplo, la intervención de 3 mil kilómetros de vías terciarias es un salto enorme en la disminución de los indicadores de pobreza. Sin meterme en aspectos técnicos, el campesino que tiene una mejor carretera, saca sus productos con mayor comodidad, lo que equivale a más pesos para su bolsillo.
Ahí están los números que no mienten. Pónganle el ojo a Boyacá que se está convirtiendo en un serio ejemplo a seguir de cómo reducir brechas.
