Sobre bolsas plásticas y otros impuestos

Sobre bolsas plásticas y otros impuestos

"El impuesto a las bolsas plásticas es muy pequeño, pero recordemos la máxima de Colbert: el desplume es un arte. Así comenzaron también con el 4x1000"

Por: Juan Sebastián de Zubiría
julio 05, 2017
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Sobre bolsas plásticas y otros impuestos

El pasado sábado primero de julio el gobierno empezó a cobrarnos un nuevo impuesto a todos los colombianos, o por lo menos a aquellos que vamos a supermercados, centros de abastos, o distintas tiendas a hacer nuestras compras del mes o de la quincena. Es decir, la gran mayoría de la población urbana y una importante proporción de la rural.

La decisión de cobrar las bolsas plásticas, como bien lo dice Juan Lozano en su más reciente columna de opinión, no se debe a una real preocupación del Estado colombiano por el futuro del medio ambiente del país. Es simplemente una disculpa más para sacarle más dinero a los colombianos.

La forma como el Estado viene buscando más y más de los ciudadanos recuerda a la famosa frase de Jean Baptiste Colbert, quien fue ministro del rey Luis XIV de Francia: “El arte de los impuestos consiste en desplumar al ganso de forma tal que se obtenga la mayor cantidad de plumas con el menor ruido”.

Parece entonces que nuestros políticos son unos verdaderos artistas. No solo han incrementado nuestros impuestos, hasta llegar a ser la novena región con más impuestos en el mundo según el Banco Mundial, sino que son tan expertos en el arte que nos han sabido vender la necesidad del acto de desplume de todos.

Los colombianos no solo aceptan esto, sino que en muchas ocasiones lo ven como algo necesario. Nos salvamos del impuesto a las gaseosas, a pesar de que una gran proporción de colombianos la respaldaba; nos subieron el IVA por tres puntos, nos colgaron el 4x1000 –que fue creado como impuesto transicional—como impuesto permanente y además nos lograron vender la necesidad de los impuestos verdes, como es el del carbono a los combustibles y el de las bolsas plásticas.

Primero, un argumento moral: es mejor que el dinero que uno se ha ganado con su esfuerzo y trabajo se mantenga en nuestros bolsillos y seamos nosotros quienes decidamos cómo gastarlo. El Estado no debería tener derecho sobre nuestros ingresos; si es así, ¿por qué no entonces que el Estado también tenga derecho sobre el resto de nuestras propiedades?, ¿y si tiene sobre nuestra propiedad, por qué no sobre nosotros mismos?, ¿confiamos tanto en nuestros políticos como para entregarles este poder sobre nosotros?

Segundo, varios argumentos utilitarios. El mismo mercado tiene soluciones para este problema y ya los ha estado aplicando con el adicional de traerles importantes beneficios a sus consumidores:

Por ejemplo, los modelos económicos de D1 y Justo y Bueno buscan ahorrar en cualquier gasto adicional para ofrecer precios competitivos en los productos que ofrecen. Uno de estos es el cobro de las bolsas plásticas. Al ahorrarse este gasto, pueden ofrecer productos más baratos. A los consumidores entonces se les incentiva la utilización de la bolsa de tela y además se benefician con precios más bajos.

Mientras tanto, el Estado lo hace al revés. Le aplica un impuesto a las bolsas plásticas y nos mantiene los precios iguales; o hasta los aumenta vía inflación, al aumentar la masa monetaria necesaria para pagar todas sus deudas que irresponsablemente se ha cargado.

También se puede hablar del futuro de la industria y los comerciantes de la bolsa plástica. De un día para otro verán sus ingresos reducirse de manera importante; la quiebra no parece alejada en un país que ya se encuentra en una crisis económica. En las acciones a favor del medio ambiente, también es importante recordar el factor humano y las personas que se ven afectadas por estas acciones ‘bien intencionadas del Estado’.

Recordemos también que no es solo la bolsa de tela el remplazo lógico de la bolsa plástica; existe también la bolsa de papel libre de impuestos verdes que, si se acrecienta su consumo, puede traer las temidas deforestaciones de nuestros bosques.

Y sin embargo, luego de todo lo que se recaude por la utilización de bolsas plásticas, es bastante difícil que de verdad el Estado haga algo útil con el dinero recaudado. Colombia se encuentra en el puesto 97 en transparencia; según el fiscal Martínez cada año se roban 50 billones de pesos. No es, por lo tanto, exagerado o conspiranoico decir que existen grandes posibilidades para que este dinero también se lo roben.

Se podrá argumentar que el impuesto a las bolsas plásticas es muy pequeño (se cobra 20 pesos por cada una), pero recordemos la máxima de Colbert: el desplume es un arte. Así comenzaron también con el 4x1000, cuando hace años se conocía como el 2x1000.

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