Bestiario: criaturas monstruosas de la escena pública colombiana

Bestiario: criaturas monstruosas de la escena pública colombiana

Algunos personajes son más parecidos a la bestia que al humano. Sus frases y metidas de pata demuestran que están muy cerca de ser híbridos mitológicos

Por: EDINSON PEDROZA
agosto 25, 2021
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Bestiario: criaturas monstruosas de la escena pública colombiana
Foto: Wikimedia

En tiempos remotos, cuando los aventureros se atrevían a viajar a sitios inhóspitos y desconocidos, se imaginaban los posibles peligros a los cuales podían enfrentarse. De esta forma también surgieron relatos míticos que describían animales exageradamente transformados y diferentes a los que se conocían en sus regiones. Todo esto dio origen a que se inventaran descripciones de animales híbridos o bestias descomunales a los cuales se les temía por su poder asesino y sanguinario. Así pues, surgieron los relatos míticos y las leyendas demoniacas que sirvieron de arquetipo o modelos para inventar historias asombrosas e increíbles que se transmitieron de generación en generación, y que fueron recogidas en lo que en literatura se llama bestiarios.

Pero este bestiario descrito en esta oportunidad no es parecido al de Debra Hassig, quien en 1959, en su libro Medieval Bestiaries: Text, Image, Ideology, distinguió varios tipos de imágenes dentro de los bestiarios. Por lo contrario, mi bestiario no son imágenes creadas en el siglo XII, sino representaciones reales de nuestra época, siglos XX y XXI. Se destaca que un bestiario no es  más que una recopilación de animales y criaturas mitológicas monstruosas, quiméricas e irreales. En esta oportunidad les describiré  un bestiario nacional, caracterizado no solo por los aspectos físicos de los personajes, sino por la forma de expresarse y de simbolizar la bestia humana. Esa que se agazapa para atacar y depredar a los más débiles. Esa bestia que con su comportamiento y hechos raya en el cinismo y el desparpajo más grande por creerse seres superiores.

El bestiario que conoceremos en esta oportunidad está configurado por unas que otras frases y expresiones que salieron desbocadamente a la luz pública, lanzadas sin tapujos por esas bestias humanas que muestran su lado oscuro. Todo este bestiario es una ficción que busca ironizar nuestra fauna política colombiana. Aquí caen tanto los de un lado como los del otro. Nadie se puede escapar porque ese lado oscuro de irracionalidad está entremezclado con las emociones y los sentimientos negativos de esos seres que hablan y después piensan.

En mi bestiario estas especies de animales son considerados eminencias e intelectuales. Desde políticos de provincia hasta encumbrados estadistas ofrendaron sus bestiales frases para que este compendio saliera a la luz y pueda leerse sin reparos. Aquí, el humor, la risa, la ironía y la rabia muestran otras facetas de la condición humana.

Comienzo mi bestiario con esta primer híbrido que es una combinación asombrosa de gran estadista con garras y alas rojas, combinadas con un matiz intelectual vanguardista, alcanzando a gobernar durante dos periodos por las calendas de 1934-1938 y 1942-1945, que lanzó una frase ecuménica que puede enmarcarse entre las frases filosóficas que no cualquier masa gris pudiese haber craneado: “El país era mucho mejor cuando solo robaban los ladrones”.  Otro de mis híbridos favoritos es ese que, solapadamente, succionó la sangre de una empresa de telefonía y se caracterizaba por su forma insaciable de chupar el erario de algunos entes públicos. Su magistral frase quedó enmarcada como el sumun de la inteligencia caribeña por allá en el año 2000, lanzando un compendio de cognición: “Tú y yo nos vamos a poner de acuerdo sobre cómo se va a manejar la burocracia y la contratación. A mí me parece que tú debes coger el 33 %, nosotros cogemos el 33 % y el resto lo dejamos a las circunstancias”.

Otro de los exóticos híbridos de mi bestiario es uno que fue presidente del Senado de la República por allá en el año 1944, y haciendo acopio de su verbo elocuente, expresó sin pelos en su lengua: “Si no me reeligen, me obligarían a ganarme la vida honradamente, lo que a mi edad es una infamia”. Ese híbrido de mi colorido bestiario queda pequeño ante aquel otro que combina su corpulento cuerpo de oso con su corbatín negro para simbolizar la máxima expresión de la sinapsis neuronal de la especie humana: “Tenemos que reducir la corrupción a sus justas proporciones”. Pero nada comparable a este espécimen que logró alcanzar su máximo esplendor en el periodo de 1994 cuando dijo sin ruborizarse que: “Si entró dinero del narcotráfico a la campaña, fue a mis espaldas”.

Uno de los híbridos más representativo de mi bestiario es este otro por sus peculiares enunciados de orador consumado. En 2006 enunció: “Colombia no puede permitir que su historia la sigan escribiendo los sicarios y los bandidos”. Pero tengo estos otros tres híbridos, símbolos del canibalismo troglodita,  que en mi particular bestiario son los arquetipos de la violencia y que lanzaron frases incitantes y sanguinarias; por ejemplo, en 2014 uno dijo: “La paz en Colombia se conseguirá con plomo”, y el otro, sin ningún filtro moral, expresó en 1963: “A este país lo pacificamos a sangre y fuego”. También es bueno hacer mención  de este otro espécimen que salió  de las entrañas del infierno político y que en 2012  quebró su cerebro diciendo sin recato: “La persona que tiene un salvoconducto para un arma es porque es una persona de bien”.

No obstante a los anteriores representantes de la fauna política colombiana, el epicentro de mis especímenes, donde siempre se posan las miradas para observar no solo su porte de estadista maquiavélico, sino la simbiosis del dios y el demonio, es la de este híbrido que lanzó sin sonrojarse aquella mítica expresión llena de cinismo que impactó a propios y extraños: “Esos jóvenes no propiamente estaban recogiendo café”. Hay que decir que ese híbrido ya legendario tiene unos mastines que siempre están salvaguardando sus maléficos principios, lanzando expresiones como: “Eran soldados muy pobres, ignorantes, no entendían la diferencia entre resultados y bajas, por eso cometieron los falsos positivos”. Igualmente tengo en mi bestiario a una de las  preferidas y más repudiadas por su porte demoniaco que posa de intelectual, acomodándose contra aquellos a quienes detesta y de quienes se ha valido para llegar al poder. Alguna vez no habló, sino que mugió la frase: “Si uno pone a los negros a trabajar, se agarran de las greñas”.

Sí, ese es mi primer bestiario, pero les prometo muy seguramente que el segundo será mejor, pues se aproximan unas contiendas electorales donde la mentira y el cinismo se entremezclarán cual híbrido de bestiario para confundir a quienes desean viajar hacia una nueva nación.

 

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