En el ciclo olímpico, los juegos Panamericanos son la instancia más alta en la pirámide de las justas. Son los previos a los olímpicos y por ende la posibilidad de mayores marcas y más medallas para el país anfitrión.
La próxima sede en 2027 será Barranquilla después de un exitoso ciclo en Santiago de Chile que clausuró este domingo 26 de noviembre su versión 19.
Panamsport, organización a cargo de los juegos seleccionó a Barranquilla en una puja con Ciudad de Panama y Miami, la capital del Atlántico fue escogida entre otras cosas por la exitosa realización de los juegos Centroamericanos y del Caribe en 2018 que puso a la ciudad en el radar de la organización olímpica como un sitio ideal para este tipo de certámenes.
Los panamericanos son motores de transformación, Cali los realizó en 1971 y la ciudad cambió su imagen, una tan potente que siempre ha colocado al Valle del Cauca en primer lugar en el cuadro de medallas a nivel nacional y como departamento deportivo hace un gran aporte a ranking que en el caso de estos panamericanos en Chile ubicó a Colombia en el tercer lugar del cuadro de medallas después de Brasil y Estados Unidos, dos potencias deportivas a nivel continental.
Después de cada ciclo se realizan los juegos “para” que recoge las mismas modalidades practicadas por personas en situación de discapacidad.
La bandera de esas justas la recibió por petición del ministerio de deporte de Colombia en esta ocasión Elsa Noguera, gobernadora del Atlántico quien es una reconocida miembro de esta comunidad.
Noguera rompió el protocolo en Santiago al izar la bandera en una de sus muletas y convertir este elemento en el asta del símbolo olímpico.
La imagen impactó en el escenario de la clausura de los juegos, el propio presidente de Chile Gabriel Boric después del episodio saludó a Noguera a quien los suyos consideran también un símbolo de resiliencia y superación.
Ahora la bandera panamericana y Parapanamericana va rumbo a Barranquilla, ciudad que debe empezar a ajustar sus escenarios deportivos y a construir otros para que en cuatro años se encienda el fuego olímpico que antecederá a las olimpiadas de Los Ángeles en 2028.
Esto colocará a esta ciudad a la cabeza de la práctica deportiva de alto nivel en Colombia, solo comparable con Valle y Antioquia.
