Así es como la minería envenenó el río Nechi, uno de los más queridos por los antioqueños

Así es como la minería envenenó el río Nechi, uno de los más queridos por los antioqueños

El río Nechí, antaño navegable y fértil, hoy agoniza por la minería sin control. Un legado de destrucción contado desde sus orígenes hasta hoy

Por: Carmelo Antonio Rodríguez Payares
mayo 19, 2025
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Así es como la minería envenenó el río Nechi, uno de los más queridos por los antioqueños

A estas alturas de la vida desconozco el paradero de quien por muchos años ejerció su liderazgo en los más duros y difíciles comienzos de la minería a gran escala, ejercida por un particular en nuestra región, una actividad que se ejerce desde hace más de una centuria en las acabadas y trituradas tierras del Bajo Cauca antioqueño y sus alrededores.

Por eso, alguien debía tomar una pluma y una hoja de papel para dejar constancia lo que desde entonces se perfilaba como el peor desastre ambiental, traducido en inundaciones, cada vez más seguidas y cada vez más retadoras; que deprimió la pesca e hizo desaparecer de sus ríos y quebradas toda una serie de especies que nadaban en plena libertad, desconocidas por las generaciones actuales.- Lo peor, se corre el riesgo que de consumir de manera asidua el producto de esa actividad, la salud humana se ve afectada por la presencia en ellos de uno de los elementos más peligrosos para la salud humana: el mercurio.

En los años de mediados de la década de los 70 del siglo pasado, con más señas en 1977, y cuando esas no eran las preocupaciones del día a día, apareció un extenso informe titulado “Los piratas del oro” de autoría del entonces líder político y concejal de Zaragoza, Gustavo Saldarriaga Cifuentes, del que nos ocuparemos en esta oportunidad.-                                       

Por esas cosas de la vida, el señor Aristides Grimaldo Mejía, colaborador de aquella revista, me hizo llegar el mencionado informe del personaje, quien años después y por esas vueltas que da la vida, se convirtió en un potentado gracias a un yacimiento minero ubicado por los lados del corregimiento de Puerto López, que en adelante recibiría el nombre de “Mina Los Colonos”, cuyo propietario fue el primero en introducir al país unas enormes maquinarias nunca vistas en esas tareas, pues se trataba de unas volquetas de la marca Brigadier, que eran cargadas con la tierra extraída de la veta para ser lavada en el cauce del río Tigüí, que para muchos entendidos y expertos en el tema, fue el origen y la causa de la catástrofe actual.

Años después, en el 2005, aparecieron como por arte de magia, unos enormes animales de acero construidos a imagen y semejanza de sus creadores, los señores José Antonio Cavalcante Sousa y José Aroudo Sousa de Asís, ambos procedentes de Serra Pelada, en el estado de Pará, en la Amazonía brasileña, cuyas máquinas partieron en dos la dinámica minera, amparados en el vetusto Código Minero, expedido en el 2001, el cual los gobiernos de turno se han comprometido en actualizarlo, incluido el actual, sin hacer realidad la promesa que le permitió sumar votos para su elección.

Volvamos al personaje para señalar que llegó a El Bagre de la mano de los directivos del sindicato de la empresa, Jaime Velásquez Toro y Gabriel Elkin Zapata, en ese momento presidente de la organización sindical, quien lo nombró como secretario auxiliar y en la parte política era un reconocido militante de la alianza FUP - MOIR –Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario- hasta llegar a convertirse en un reconocido empresario de la gran minería en Antioquia.-

Basado en el adagio popular que dice que “los lodos de hoy vienen de las tierras de ayer”, hago uso de algunos apartes del mencionado informe, financiado por 16 organizaciones sindicales, con la advertencia de que cada vez que sea citado, se hará entrecomillas y al pie de la letra:

 “El 5 de diciembre de 1909 en el condado de Cook, Illinois, Estados Unidos de Norteamérica, nace “The Pato Mines Company”, la abuela de los monopolios mineros yanquis, que harían sufrir durante años una horrible pesadilla al pueblo zaragozano que los vio destruir y acabar con la región. Un cuarto de siglo más tarde aparecería la “Pato Consolidated Gold Dredging Ltd”. (Subsidiaria de la “International Mining Corporatión”, de Nueva York) que compró las acciones de la antigua Pato Mines para al poco tiempo tener funcionando cinco dragas y varios monitores de alta presión”. En 1941 la Pato Consolidated se traga a sus dos más poderosas competidoras, la Nechí Valley Gold Mining” y la “Exploradora del Nechí”, convirtiéndose en la ama y señora del oro del nordeste antioqueño”.-

Aunque la historia parece bastante conocida, es necesario recordarla cada vez que se pueda, con el fin de mantener estos episodios actualizados como una prueba palmaria de lo que ocurre en la actualidad con la industria extractiva, cuyo enemigo principal es el que está sentado a la diestra de Bolívar en la Casa de Nariño. Vamos al texto original sobre la materia: “Su presencia en Zaragoza fue nefasta. Ni las siete plagas de Egipto dejaron una estela de caos como la de ésta empresa imperialista. Acaparó la extracción del oro, recibió gustosa subsidios del gobierno nacional, sobornó funcionarios y sin escrúpulos abandonó el país cuando ya los daños originados por su explotación eran irreparables, tan irreparables que el mismo INDERENA los evaluó, en cálculo muy conservador, en 840 millones de pesos colombianos”.

 A renglón seguido afirma lo siguiente: “La Pato Consolidated, al cabo de cuatro décadas, decidió “colombianizarse”. Algunos representantes de selectos grupos financieros criollos fueron los lacayos que heredaron el afán expoliador de los gringos y hoy en día, bajo la fachada seudonacional de Mineros de Antioquia S.A. prosiguen la obra destructora de la Pato y porfían en destruir lo poco destruible que aún perdura en la cuenca del Nechí”.-

Es de aclarar que ese era el lenguaje del discurso que se utilizaba en aquellos años, cuando todavía el continente no salía del asombro por los hechos ocurridos en la isla de Cuba, que le plantó cara a los Estados Unidos, al extremo de poner en riesgo al continente todo cuando se produjo lo que la prensa de entonces llamó “la crisis de los misiles”. Eran los años de gloria de la Unión Soviética que hizo propia la lucha de los barbudos isleños encabezados por su máximo líder, Fidel Alejandro Castro Ruz.             

“En 1950 y 1951 los imperialistas gringos se dedicaron con saña y mentalidad salvaje a la demolición de los campamentos de Pato. Casa por casa, ladrillo por ladrillo, fueron arrasando con sus Caterpillar, sembrando el terror y el desconcierto entre los pobladores que jamás pensaron que los yanquis después de sacar toneladas de oro, llegarían a tal extremo de vandalaje. Pero más fue su horror cuando vieron las cuchillas de las motoniveladoras en tierra removiendo el pavimento de las calles y a cuadrillas dañando el alcantarillado y el acueducto y tumbando los postes de la luz”.

“El corregimiento de Pato quedó en ruinas al paso de los imperialistas, sin oro y totalmente incomunicado. La carretera a Zaragoza fue inutilizada, lo mismo que el aeropuerto; el tráfico fluvial se vio suspendido por el continuo dragado del lecho del rio Nechí”. 

“Hoy Pato agoniza lentamente. Sin pescadores porque el rio sólo lleva lodo. Sin mineros porque con la minería apenas se consigue una que otra pelusa. Con poca agricultura porque no hay vías de comunicación que garanticen a los campesinos el comercio de sus productos”, era lo que decía en aquel informe escrito a mediados de 1977 y que, para fortuna de su autor, que en ese momento parecía ejercer como todo un profeta del desastre, muchas de aquellas realidades hoy son el pan nuestro de cada día.- 

A nadie le queda la menor duda que uno de los mayores damnificados en esta persistente y desigual lucha por rescatar del lecho del río hasta la última chispa de oro, fue el otrora caudaloso y navegable Nechí, el cual es tratado de la siguiente manera en el informe al que nos hemos referido.

“A principios del siglo el río Nechí jugó el papel de principal vía de comunicación entre los caseríos y pueblos de su cuenca. De él decía el doctor Manuel Uribe Ángel:” Es, acaso, la base más segura de prosperidad con que pueda contar el estado de Antioquia. Fuera de la belleza de sus vegas y valles, de sus paisajes, del caudal de sus aguas y de la riqueza aurífera de su lecho, tiene la inmensa ventaja de poseer un cauce fijo, fácil de limpiar y con fondo suficiente para embarcaciones de gran porte. El Nechí era navegable desde su confluencia con el Porce, en el paraje Dos Bocas, hasta su desembocadura en el rio Cauca, 100 kilómetros aproximadamente”

La acción destructora de los imperialistas yanquis de la Pato, que corre paralela a la extracción del oro, acabó con su cauce navegable. La principal vía de comunicación de la región, garantía para el comercio, desapareció con el oro, dejando los imperialistas en vez del plácido y anchuroso Nechí, un rio irreconocible para los ancianos que años atrás vieron transitar por sus profundas aguas barcos con capacidad de 1.500 toneladas como el Pedro Salcedo, el Ciudad de Medellín y el Venecia, y otros más pequeños como el 20 de Julio, el Anorí, el Arturo Gallo y el Sofía. En 1940 ya era palpable la destrucción del cauce navegable del Nechí por la explotación aurífera de la Pato Consolidated y un informe realizado por el ingeniero jefe de la sección de Clasificación del Ministerio de Obras Públicas señalaba esa realidad, pero la coalición gobernante lo silenció para mantener la concordia con la Pato”.      

Un estudio de la autoría de Rafael Correa Argota, administrador de negocios de la Universidad de San Buenaventura, acerca de la problemática actual señala lo siguiente:

“En esta zona del país existen unos 1.200 entables mineros distribuidos en todo el territorio los cuales generan unos 48.000 empleos directos, pero que a su vez generan impactos negativos porque el desarrollo eficiente de esta actividad debido a la tala de árboles indiscriminada, la utilización de mercurio sin ningún tipo de control, lo que afecta la cadena productiva de peces, el agua y la salud humana. En toda la zona del Bajo Cauca sólo existe una empresa que desarrolla esta actividad con todas las normas exigidas por la ley, la empresa Mineros S.A ubicada en el municipio de El Bagre la cual posee títulos de unas 40 mil hectáreas en toda la región, donde muchos están establecidos como mineros informales y mantienen una constante discordia con la empresa para ejercer actividad, pese a saber que están en territorios de concesionados a la empresa, siendo además esta empresa la que aporta un alto porcentaje de la producción nacional de oro, evidenciando el alto grado de riqueza aurífera de las tierras por las cuales los mineros mantienen una constante lucha”.

Antes de finalizar la presente crónica, me hacen llegar noticias del autor del informe “Los piratas del oro”, las cuales señalan que vive en Medellín y con un estado de salud regular y añoro el momento de volverlo a encontrar para que nos reviva aquellos años en los cuales levantó las banderas en contra del, según sus propias palabras, saqueo que por más de un siglo ha sido objeto esa vasta región del Bajo Cauca, muy parecido a lo narrado en ese gran libro llamado “La vorágine” de José Eustasio Rivera Salas y algo similar en los relatos de “Las bananeras”.

Mientras tanto me quedo con esta pequeña estrofa de una canción vallenata titulada “La profecía”, cuyo autor, Julio Oñate Martínez, la presentó como Canción Inédita en el Festival de la Leyenda Vallenata de 1977, año en el que circuló el informe aquí registrado y que al final se llevó el codiciado premio.- Dice así: “y entonces / cuando ya el Valle sea un gran arenal / lleno de dunas y grandes cardones / solo se escucharán los acordeones porque su música será inmortal”.

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