¡Aquí cayó un Rayo!
Opinión

¡Aquí cayó un Rayo!

Mucho antes de acuñar el término de la cacareada economía naranja, existen procesos creativos de altísimo nivel cultural como el museo Rayo en Roldanillo

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febrero 14, 2021
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¡Aquí cayó un Rayo! es el epitafio que acompaña la tumba donde descansan los restos del maestro Omar Rayo en el jardín norte del museo que lleva su nombre. Y lo que pocos saben, es que, en ese exacto lugar, evidentemente cayó un rayo; cayó, sobre una palma que adorna el paisaje y que a raíz de la descarga quedó enana y aún hoy, acompaña al maestro. Fue el mismo Rayo quien diseñó su tumba y quien escribió su epitafio. Tal y como lo hizo con el museo: lo pensó y lo construyó.

El recinto cumple en este 2021, 40 años de vida. El pasado 20 de enero, fecha en que se celebró el natalicio número 93 de su creador, se llevaron a cabo las festividades, austeras en esta ocasión, debido a la pandemia, pero muy emotivas.

Roldanillo es un municipio del Valle del Cauca con una población de 32.000 habitantes, que se ha hecho conocer nacional e internacionalmente gracias a este complejo cultural que reúne la obra de Rayo.

Se trata de un pueblo enclavado en la cordillera occidental y en su larga entrada colmada de hermosos samanes se encuentran las vallas con obras de arte; este recorrido se conoce como el museo vial y es la señal inequívoca de que el visitante está próximo a llegar a Roldanillo.

Desde la muerte del maestro, su esposa la poeta Águeda Pizarro, una “neoyorquina” de padre español, doctorada en la Universidad de Columbia se puso al frente del legado y asumió la responsabilidad de mantener y crecer el museo. En esta titánica labor la han acompañado Juan José Madrid, su mano derecha; un hombre discreto y conocedor, con amplia experiencia administrativa y también con sensibilidad creativa. Y Miguel González curador del museo quien es uno de los curadores de más amplia trayectoria e importancia en el país. Un equipo de lujo que se entiende y complementa perfectamente.

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La dinámica de un equipo de lujo se refleja en las apuestas que ofrecen al público: hoy están Ricardo Cárdenas, María Thereza Negreiros y José Gamarra con temática de la selva

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La dinámica de este trabajo conjunto se refleja en las apuestas que ofrecen a su público. En la actualidad se puede apreciar la obra de Ricardo Cárdenas una alegoría a la devastación de la selva; sobre la misma temática, la obra colorida de María Thereza Negreiros; y también se puede disfrutar de la obra de José Gamarra que propone una selva imaginaria y apabullante.

En los ocho módulos octagonales que conforman su arquitectura siempre está presente la obra del maestro y sus diversas épocas. Rayo incursionó en la caricatura y en algunas otras técnicas; su faceta más reconocida es aquella que se inspira en la geometría y que crea ilusiones ópticas.

El museo cuenta además de las exposiciones, con actividad todo el año. De destacar el encuentro de mujeres poetas, la apuesta desde la biblioteca infantil por la promoción de la lectura, y los conciertos, recitales, obras de teatro y danza que recurrentemente se presentan en el teatrino. El museo es un espacio vivo, amplio, y ventilado, rodeado de jardines, orgullo de los roldanillenses. Supo adaptarse a los retos de la pandemia y jamás cerró sus puertas.

Carolina Ponce de León, en su libro que recomiendo ampliamente Tantas vueltas para llegar a casa, un recorrido por la memoria y por la historia del arte, narra que trató de hacer un experimento muy peculiar  con Beatriz González y Omar Rayo: “La misión -si ellos la aceptaban–  era que Beatriz pintara un cuadro de Rayo a lo González y él uno de ella en su estilo… Beatriz me contestó por teléfono que yo estaba loca. No llamé a Rayo para ahorrarme otro regaño” al igual que Carolina nos quedamos con las ganas de ver cual hubiera sido el resultado. Seguramente genial.

Sorprende positivamente cómo, un proyecto bien pensado, bien administrado, y con una apuesta creativa y artística de altísimo nivel, puede mover un municipio. No solamente para que su gente acceda al disfrute de esos espacios y de las actividades que programan.

Mucho antes de acuñar el término de la cacareada economía naranja, existen procesos creativos en los rincones más insospechados de nuestra geografía donde la cultura es motor de desarrollo y generadora de ingresos para sus habitantes. Visita obligada en el Valle del Cauca: el museo Rayo en Roldanillo. Larga vida a esta maravillosa entidad cultural que cada vez es más vigorosa. Bravo a quienes la hacen posible y la mantienen vigente.

 

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