Andanzas colombianas de Odebrecht
Opinión

Andanzas colombianas de Odebrecht

Por más de 20 años esa multinacional de la corrupción ha estado presente en nuestras contrataciones

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marzo 11, 2016
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Ahora que le clavaron 19 años de prisión al dueño de la mayor empresa constructora brasilera, el señor Marcelo Odebrecht, en Colombia se empieza a mirar con preocupación la presencia de esa constructora en nuestras principales obras de infraestructura. ¡Como si tuviera que venir alguien de afuera a enseñarnos a robar!

Es cierto que lo que están averiguando en Brasil es grave, tan grave que involucra a la actual presidenta, al expresidente Lula, a quien fue presidente del Congreso, a la mayor empresa estatal, al partido de gobierno y a muchos empresarios que se lucraron de los favores oficiales para obtener contratación pública. Pero acaso ¿eso no pasa aquí también? Para no ir más lejos ahí está Reficar con sus ocho mil millones de dólares en una obra que debía valer tres mil.

Bueno, pues les quiero recordar que la tal Odebrecht está presente en nuestras contrataciones hace muchos años. Y si de contagio se trata, ese virus de la corrupción ya se pegó y es peor de peligroso que el zika y el chikunguña juntos.

Revisando mis informes periodísticos, cuando ejercía como directora del diario Occidente, encontré que en 1997 se adjudicó en Cali, la mayor obra que haya hecho el municipio en muchos años. Una obra que había requerido más de 20 años de estudios (¿como el metro de Bogotá?), el aval del Gobierno Nacional y un crédito japonés.

¿El contratante? Nada más ni nada menos que la desprestigiada empresa de servicios públicos Emcali. ¿La obra? Algo tan vital como la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales  de la ciudad. ¿Los resultados? Una obrita de pipiripao, que no descontamina casi nada y a la cual para que realmente funcionara le han tenido que hacer obras complementarias costosísimas, como el sitio de disposición final de lodos y la conexión de aguas del río Cali. Ah, se me olvidaba: también la cobertura de los tanques para calmar el olor que expedía esa planta que se diseño por tantos años.

Un festín de corrupción e ineficiencia
dejó un elefante blanco inútil,
parqueado a la orilla de los contaminadísimos ríos Cauca y Cali

Eso sí que fue un festín de corrupción e ineficiencia que quedó prácticamente en la impunidad y dejó un elefante blanco inútil, parqueado a la orilla de los contaminadísimos ríos Cauca y Cali.

¿Los contratistas? Un cartel organizado para la contratación directa, entre los que licitaron y no se ganaron el contrato inicial. Pero, ¡oh sorpresa! Uno de los que conformaron el consorcio era esta internacional del robo: Odebrecht. Y desde ese entonces, hace casi 20 años esa grandiosa multinacional de la corrupción ha seguido haciendo obras en Colombia, sin que le pase nada, ni a ella, ni a sus socios locales. Tal vez, igualmente especializados en relaciones poco claras con los gobiernos de turno.

La corrupción nos sale cara, muy cara. Y eso es lo que está entendiendo en Brasil el sistema judicial, que no quiere dejar títere ni titiritero con cabeza, porque le está apuntando a los verdaderos culpables, los responsables superiores. También parece estar empezando a entenderlo en Bogotá con la condena que le están clavando a Samuel Moreno y sus secuaces.

www.margaritalondono.com
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