Walmart, una compañía familiar, con más de 100 años de antigüedad y casi 11.000 supermercados en 28 países, durante los últimos años ha presentado grandes problemas financieros y sigue apegada a su estructura paquidérmica y reacia al cambio.
Amazon es la estrella mundial, que compite en este segmento del mercado, aunque su campo de acción es mucho más grande. Su acción hace seis meses costaba menos de 1000 dólares y se espera que al llegar al 2019 llegue a los 2000. ¿La razón de su éxito? La tecnología. Veamos los hechos: es el mayor vendedor mundial de libros; sus ventas son 45 veces la exportaciones de Colombia; es la compañía líder en ventas en línea; fue la primera en empezar en implementar despachos en drones. En este preciso momento está experimentando la entrega de la mercancía en drones, pero para ganar tiempo el aparato no desciende la patio de la casa, sino que deja caer el paquete desde 2 metros de altura, sin que nada se rompa. ¡Eso sí es tecnología!
Mientras tanto el paquidermo Walmart apenas si reacciona. Igual a lo que ocurre en Colombia, su presidente ha nombrado varios comités, por supuesto dirigidos por los nietos y biznietos de míster Walton, su fundador. Dichos comités llevan años analizando el problema y finalmente ya empezaron el programa de ventas en línea en la ciudad de Bentonville, Arkansas. Mientras tanto su acción en Wall Street sigue en barrena.
¿Y en Colombia qué? Bien gracias. Desde hace unos meses vivo en Armenia, soy pensionado. Son las 7 de la mañana, mientras escribo esta nota. Desde hace una hora escucho la voz del vendedor callejero, tamaaales calieentes, luego pasa el de las almojábanas y detrás sigue el de las arepas. Antes de la hora del almuerzo pasará la señora gritando mazamooorra con paneeela.
Yo soy colombiano, también soy norteamericano y amos a mis dos países. Por casualidad también viví en Bentonville donde está la sede principal de WM. y mi yerno trabajó allí. Conozco esta empresa como la alma de mi mano: nadé en sus piscinas y sudé en su gimnasio. Mis vecinos trabajaban todos allí y jugué golf con ellos en las canchas de la compañía.
¿Cuál país es mejor? ¿En qué ciudad me quedo? No lo dudo un minuto y prefiero los encantos del eje cafetero. Dentro de un rato mi señora me llamará a disfrutar mi tamal quindiano con arepa. Por más drones que Amazon y Walmart desarrollen nunca serán capaces de traer a casa mi desayuno preferido.
