¿Alguien ha visto un plan de desarrollo territorial?
Opinión

¿Alguien ha visto un plan de desarrollo territorial?

Algunos consejos de un ciudadano que quiere creer en la planeación participativa del territorio

Por:
febrero 26, 2016
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Quizá poner un aviso al mejor estilo de cazarrecompensas de película gringa pueda ser muy poco original. Infructuoso —fea palabra— esfuerzo dirán algunos escépticos y nihilista de las causas perdidas en esta tierra de impuros.

Lo cierto es que los más de mil municipios de esta atolondrada geografía están estrenando alcaldes y con la premier, se viene la danza de la planeación territorial en este año de 2016 que apenas acaba de empezar a morir.

Formular planes de desarrollo territorial es un ejercicio admirable, respetado desde la teoría del desarrollo, amplio y democrático como para soportar lo mayores niveles de inclusión social y lleno de esperanzas cuando se hace con las vísceras del que confía en que el futuro nebuloso de estos pueblos, tenga una mínima chispa para alumbrar las penumbras del camino.

¿Pero por qué nadie o casi nadie, se entera entre nosotros, que ese ritual de iniciación como en las culturas ancestrales del mundo, tiene tanto significado?

Muchos de nuestros amigos alcaldes piden explicaciones en plastilina de colores, otros obligados asisten a las orientaciones-confusiones de la tecnocracia costosa nacional sobre las claves de Melquíades para descifrar el sanscrito de la planeación territorial.

La fuerza de la Ley y las circunstancias que exigen el momento de la planificación del territorio al comienzo de la gestión local, crean un escenario complejo y repetitivo, donde se cae en las fórmulas de siempre y se sacrifica la creatividad y la imaginación popular y comunitaria; para dar paso a una precaria visión técnica que obliga a reducir las dinámicas del territorio por rígidos esquemas y formatos deterministas del desarrollo y reducidores de cabezas sentí pensantes y críticas. La regla es una sola al parecer. Osar transgredirla es condenar al territorio a cargar un sambenito inmerecido.

Más de un lector de estas líneas apenas se está enterando, muchos de ellos, no mostrarán algún interés, y menos si viene del gobierno local que se ganó el alquiler del municipio por estos cuatro años. Que vayan ellos. Que se atraganten ellos. Que se conformen ellos con sus migajas de corrupción y dolo.

En cambio, una reducida minoría que es grande con el ojo del microscopio social, saldrá a averiguar si vale la pena enterarse de lo que está pasando con la planeación municipal de sus linderos; si vale la pena participar; si vale la pena “tirar carreta” con los actores sociales del territorio para proponer una mudanza de piel como serpiente sabia y generosa con su propio cuerpo.

Entre más pequeño es el escenario local para la planeación, más grande es el desinterés por la planeación del territorio. A mayor extensión y complejidad social, de urbanización e integración; más retos implica para el gobierno local el ejercicio de soñar una visión compartida sobre el futuro.

Si no me importa mucho lo que hagan o dejen de hacer con mis sueños prestados, si no me importa mucho dejar que otros sueñen por mí y hasta alquilen pesadillas por nosotros; creo que no tiene sentido debatir el valor de lo que no se conoce ni se tiene la certeza de que el mundo exista para eso.

La ignorancia supina alrededor de lo público y de los sueños colectivos que truncan nuestros dirigentes, ocurre porque la almohada donde reposa la cabeza indiferente, es suave y sin perturbaciones en medio de las noches con sol que nos hacen creer desde el poder de los poderosos.

Pida ayuda al público o llame a un amigo
para que le diga en qué anda su alcalde
con el plan de desarrollo

Por eso, aquí van mis modestos consejos de ciudadano que quiere creer en la planeación participativa del territorio como ese fuego que calienta porque viene desde abajo:

  1. Pida ayuda al público o llame a un amigo para que le diga en qué anda su alcalde con el plan de desarrollo.
  2. Saque tiempo en google y busque referencias sobre planes de desarrollo exitosos. Si. Ya sé que son ladrillos extensos, pero sobrevuele con los drones de su mente y haga rápido el viaje.
  3. Averigüe si usted puede ser miembro del consejo territorial de planeación y no les deje el trabajo a los supuestos líderes del progreso social que actúan en nombre de la individual y la supervivencia.
  4. Si no llegó a tiempo. Siga el rastro de la planeación territorial en su municipio y métase en las mesas, rutas, concertaciones o cuanto foro visionario se inventan para legitimar el proceso de planeación.
  5. Si no le gusta nada de eso, entonces averigüe dónde queda el asteroide B612 y entiéndase con su único habitante.

Coda: Leer a Kavaffis sirve ahora: “Cuando emprendas tu viaje a Ítaca / pide que el camino sea largo, / lleno de aventuras, / lleno de experiencias…”

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