Alfredo Ramos, un opositor implacable

Alfredo Ramos, un opositor implacable

"Así su motivación sea personal y esté mediada por un sentimiento de orgullo herido, hay que valorar el control que le viene haciendo a Quintero"

Por: Fredy Alexánder Chaverra Colorado
junio 01, 2020
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Alfredo Ramos, un opositor implacable
Foto: Twitter @AlfredoRamosM

Con la votación en plenaria del Concejo de Medellín del plan de desarrollo Medellín Futuro quedó en evidencia que Quintero solo tiene dos opositores: el concejal de Alianza Verde Daniel Duque y el uribista Alfredo Ramos. A pesar que ambos integran bancadas que se definen como de gobierno e independiente respectivamente, para muchos parecen “ruedas sueltas” que, con su negativa a aprobar su visión de ciudad, afianzan una actitud opositora al alcalde (sin declararse abiertamente en oposición).

Sin embargo, en estos concejales hay dos perfiles muy diferentes en la forma de plantear y ejercer la oposición. Daniel Duque es contrario a la visión de ciudad de Quintero, cuestiona la deficiencia de su propuesta medioambiental (tema en el cual es un activista reconocido) y hace poco denunció la vulneración a ciertos derechos fundamentales por parte de la plataforma Medellín me cuida; su oposición está más motivada por asuntos de orden social. No resulta ser un opositor visceral o agresivo. En sus planteamientos se suelen encontrar más preguntas que ataques y es ante todo una oposición cívica y ciudadana.

Con Alfredo Ramos la historia es diferente, su oposición se encuentra más motivada por un asunto personal, ya que la visión de ciudad de Quintero se adapta con precisión a lo que el uribismo quiere para Medellín. Aunque en el papel el Centro Democrático figura como una bancada independiente, en las últimas semanas se ha convertido en el principal respaldo de Quintero en el Concejo y prueba de ello es que sus siete concejales votaron sin chistar o hacer mayores críticas su plan de desarrollo. A excepción de Ramos, que llegó al Concejo asumiendo una curul personal por quedar segundo en la elección y por ello no se encuentra obligado a plegarse a la disciplina de partido así su bancada se lo exija. Notable diferencia con el excandidato a la gobernación Andrés Guerra, quien asumió su curul en la Asamblea Departamental y no solo votó favorablemente el plan de desarrollo de Aníbal Gaviria, sino que lo exaltó como un “documento de excelsa maestría”. A Ramos lo motiva más el deseo de escudriñar a Quintero para encontrar todos los errores posibles, señalarlos y decir: se los dije. Es una oposición milimétrica, sin descanso y precisa.

Desmeritar a Ramos por la forma como viene ejerciendo oposición es un desacierto, él ya tiene experiencia en practicar una oposición pura y dura, sistémica e imparable, que hizo con el uribismo en su paso en el Senado entre 2014 y 2018. A pesar que nunca se destacó como un senador visible o muy propositivo (pasó sin pena ni gloria), su bancada sí ejerció la oposición más virulenta que haya conocido el país desde la laureanista. Tan virulenta que engañaron a todo un país para ganar un plebiscito, acabaron con el capital político de Santos y crearon las condiciones sociales suficientes para que Duque (un completo desconocido) llegara al poder. Ahí siempre estuvo Ramos que hizo escuela en hacer oposición, una mala oposición, pero oposición al fin de cuentas. Con Quintero ha demostrado ser particularmente implacable y anda revisando cuanto contrato y nombramiento firma en un control que solo se había visto en el Concejo de Medellín con los pocos concejales de izquierda que han llegado en los últimos periodos.

Así su motivación sea personal y esté mediada por un sentimiento de orgullo herido, hay que valorar el control que le viene haciendo a Quintero y que le ha permitido evidenciar malos manejos e irregularidades en varios contratos (solo hay que recordar el corretaje de seguros a la empresa familiar de Oscar Hurtado en Metrosalud que se terminó cayendo). Lo anterior en una actitud de fiscalización milimétrica que le hace honor al Estatuto de la Oposición que le otorgó su curul.

Hoy a las 8:00 p.m. anunciará nuevas irregularidades en tres contratos, denuncias que seguro se sumarán a las que ya tienen a Quintero en aprietos y cuestionado por sectores que no necesariamente son opositores o uribistas, y que ante su silencio sobre muchos de esos temas (todavía no se ha pronunciado sobre el tema Hurtado o el contratista "amigo" de Colombia Avanza por ejemplo) dotan de mayor valor democrático la oposición implacable de Ramos.

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