Alan García debería asilarse en Odebrecht

Alan García debería asilarse en Odebrecht

El expresidente pretendió quedar en la memoria de los peruanos para siempre y con este escándalo de corrupción ¡lo logró!, ¡sí que lo logró!

Por: Carlos Roberto Támara Gómez
noviembre 23, 2018
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Alan García debería asilarse en Odebrecht

Odebrecht devino país, en cada país de América Latina, una y otra vez. Luego, debería servir como casa de asilo mefítico para el expresidente Alan García, quien todavía no ha sido enjuiciado y ya anda buscando escondedero. Cualquiera diría, inmediatamente y sin pensarlo, que tiene rabo de paja, más que de perseguido político. ¿Cómo escapar así a la maledicencia pública?

¿Alan García enemigo del estado peruano? Será que lo están persiguiendo como a Sendero Luminoso. ¿Alan García aliado de Abimael Guzmán? No puede ser, me resisto a creerlo.

Por lo pronto ni siquiera la iglesia se ha parado en mientes de caridad cristiana. “Para el cardenal Barreto, la actitud de García es una vergüenza, ‘una incoherencia, una mentira que nos ha hecho a todo el país’. (…) ‘Sentimos mucha indignación, tristeza por las consecuencias pero debemos de tener esperanza porque de aquí sacamos una gran lección: que hay que vivir con valores irrenunciables como la honestidad, el servicio a los demás y que la política sea buscar el bien común de todos’", comentó. ¿Sonreirá entre dientes García o temerá estar yendo hacia el Inframundo que vigila la Hidra de Lerna?

Bueno, entre paréntesis, aquí hubo otro señor de apellido García, cooptado en su momento como viceministro de algún gobierno Uribe, que también fue seducido por Odebrecht. ¿Será algún mal de apellidos o de gobiernos?

Por eso este caso merece auscultarse a profundidad pues es la película que ya casi aparece en las series Netflix. ¿Cuántas veces ha ocurrido en América Latina que se haya enjuiciado a expresidentes muy a pesar de que las pruebas estén al canto? En Colombia nos hemos quedado esperando que suceda algo, pero en vez de desenredarse, se enreda más. En Perú, incluso con Fujimori han demostrado que si se puede. En cambio, Jaime Bayly, ni aun anunciándose no heterosexual, nos ha podido ayudar para que aquí ocurra.

Para nosotros tiene particular importancia pues según parece Alan García no desaprovechó su larga estancia en Colombia. Habría sido un alumno ejemplar. Cualquiera puede imaginar que tuvo profesores de sobra o, más bien, impartió clases de sus artes a domicilio.

En eso de reencaucharse para luego volver a la presidencia pudo haber brindado conferencias cuyos resultados todavía estarían por verse. Eso, pues más de un expresidente, y alguno muy conocido de marras, no saben cómo hacer para volverse otra vez presidenciables.

Pero, ¡quieto Humberto Sierra Porto! ¡Que la hiciste muy bien y el país te agradece!

Por ejemplo, cómo es que pudo haber aprendido tan mal las lecciones de cohecho, de que se le acusa, con Yidis Medina si ésta pudo hacerlo con ella solita o, si se quiere, de ella con ella. ¡Incluso además de cohecho hizo cochichí, pues terminó orinándose en una maceta de Palacio! Ahora Alan García ha escogido de orinadero a Uruguay. Estoy seguro que si hubiera escogido la casa Odebrecht le hubieran puesto orinales de oro que eliminaran el olor a berrenchín.

Pero, por favor, solicito un minuto de silencio en honor de la siguiente cita que ya usé en otra parte, aparecida en The Economist. Lo contemplado es de una profundidad, osadía y temeridad que clama al cielo y a la humanidad entera: “PERCHED en una colina de arena con vista al océano de Lima, se encuentra una estatua de Cristo de 37 metros de altura, una copia cruda de la que mira majestuosamente hacia Río de Janeiro. Fue presentado en 2011 por Alan García, entonces presidente de Perú. Ahora los peruanos lo ven como un monumento a la corrupción. Fue construido con una donación de $ 800,000 de Odebrecht, la compañía de construcción más grande de Brasil, que ha admitido que pagó $ 29 millones en sobornos para asegurar contratos en Perú bajo los tres gobiernos que precedieron al actual”.

Lo que me pregunto, sin encontrar latitud ni lugar en el orbe hasta la fecha, es dónde pudieron haber aprendido sus primeras letras quienes ingeniaron esta propuesta desvergonzada y siniestra. ¡Con dineros dolosos habrían usado la imagen del Cristo Redentor para burlarse con saña y subvertir, mucho más que Sendero Luminoso se hubiera atrevido jamás, la moral cristiana que se supone es el soporte ético de cualquier Estado sobre la tierra; incluyendo alguna dosis de caridad cada vez más exigua, es cierto, implícita hacia los pobres. ¿Odebrecht y García, piadosos? Me atrevo a exigir un análisis más minucioso de la efigie, que no hubieran impostado el rostro y adoptado uno más parecido a la procera efigie, pues hasta ahora no se ha demostrado lo contrario, de Alan García, o Marcelo Odebrecht. Todavía faltaría averiguar algo, ¿recibió comisión Alan García por este negocio? ¡Virgen Santísima, sin pecado concebida!

Sospecho que no estoy siendo lo suficientemente incisivo y mordiente. Y es que acercarse a la causticidad y acidez mórbida y letal de estas gentes exige un esfuerzo agotador.

Así por ejemplo, si apoderarse de la imagen es de todo punto imposible pues está más allá de impostar con una estatua un ícono, qué era lo que realmente querían hacer. Ofrecer una lección al mundo de lo que el capitalismo rampante puede hacer cuando se colude mafiosamente con el Estado. Es muy manido. No, pienso que todavía no le doy al punto. No estoy dando la talla.

Alan García pretendió quedar en la memoria de los peruanos para siempre. ¡Y lo logró!, ¡sí que lo logró!

Quien quiera que vea el Cristo se acordará de que Alan García alguna vez existió. Abimael Guzmán es un pecueco; habrá muerto quinientas mil pares de veces mientras Alan García perdurará por siempre. Su sedición se ha apoderado de la colina más enhiesta. Desde allí abatirá a todos sus adversarios.

Lo hecho por García es tan protuberantemente dañino y pernicioso que incluso pueden juzgarlo y condenarlo veinte mil millones de veces elevado a la enésima potencia y todavía estará haciendo parte del imaginario peruano.

Alan García es un monstruo.

Y cómo se enjuicia semejante perversidad iconoclasta y mórbida. ¿Se tendrá que pasear Garabombo invisible por todo el Perú para que todos vean la imagen de García?

¿Se quedará el pueblo peruano con esa afrenta? No creo.

¿Aceptará la tierra del tierno Pepe Mujica acoger a Alan García? ¡Qué tal un nuevo reencauche ahora tras la legalización de la marihuana! ¡Este tipo tiene una imaginación!

* Notas: La expresión cohecho de ella con ella cabe dentro de los giros que se le hacen de un tiempo a esta parte a la lingüística política colombiana. Pecueco puede pasar por corroncho. La referencia a Garabombo el invisible invita a la escena a mi inmortal maestro adorado Manuel Scorza, de quien tampoco olvido Redoble por rancas, El cantar de Agapito RoblesEl jinete insomne ni La tumba del relámpago. ¡Umm! ¡Eso sí es delicia!

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