Al joven maestro le sacaron los errores
Opinión

Al joven maestro le sacaron los errores

La columnista, gran conocedora del arte de Fernando Botero, analiza su obra temprana exhibida en el Museo Nacional

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agosto 11, 2018
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Una exposición sobre la obra temprana de Fernando Botero se encuentra en exhibición en el Museo Nacional de Colombia del 4 de agosto al 28 de octubre en Bogotá. Cubre los años de su obra entre 1948 a 1963.

En unas bellas salas que el museo alberga a la entrada, se encuentran obras muy tempranas y obras después de 1957, cuando nuestro maestro, vivía en México y mientras pintaba el hueco de una mandolina, llegó al punto fundamental de su trabajo: el volumen.

 

Silla con mandolina, 1957, Museo de Arte Miguel Urrutia -MAMU-

Aunque bella e interesante, no es una exposición que reúna los momentos más importantes de su trabajo como lo es La Naturaleza muerta inicial o La apoteosis de Ramón Hoyos donde el maestro llega a encontrar el volumen en las formas y el volumen en el espacio o la Mona Lisa a los 12 años.

Por otro lado, la exposición comienza con una cita errada: "El Giotto es mucho mejor que Playboy". Para el contexto de la época, la revista fue fundada el 1 de octubre de 1953 por Hugh Hefner en los Estados Unidos según dice Wikipedia. Imposible que su inspiración en los desnudos tenga esa referencia.

Sobre sus ilustraciones, que fue su primer trabajo en el Suplemento Dominical del diario El Colombiano en 1949, muestran cómo el joven artista ya presentía en el tema del cuerpo humano, algún efecto contundente aunque para él era desconocido. Por otro lado, las ilustraciones que realizó para la revista Lámpara, se presiente más la influencia mexicana en su imaginación pictórica.

Sus acuarelas no tienen mayor importancia en su trabajo más allá de ser su propia historia. Se trataba de ese impulso propio, de un manejo del material que conocía. De las obras que realizó en Tolú, está en la exposición la más interesante Boceto para disfraces de 1951 donde podemos apreciar la dinámica en el manejo del color.

Homenaje a Mantegna, 1961

De la primera exposición individual que realizó en la Unión Panamericana en 1957, existe61n varios cuadros en colecciones privadas en Washington. En muchas de ellas, ya Botero observa la pintura de los grandes artistas del Renacimiento Italiano como es El Homenaje a Mantegna, el cuadro del Museo Hishhorn.  El señor Hirshhorn antes de donar su colección y crear el museo, era un gran coleccionista de arte contemporáneo y entendió, desde el principio, la importancia del arte de Latinoamérica. De Botero compró varios cuadros en Nueva York.

Esta época de la pincelada gruesa y expresiva es muy interesante, pero a Fernando Botero no le interesa. A mí personalmente me gusta mucho porque es una época donde ya se establecen sus temas y el manejo del color en sus óleos tiene la profundidad de un gran pintor. Por ejemplo. uno puede observar cuantos colores tiene una manzana. Pero Botero tiene razón, cuándo salen cuadros imposibles como Las hamacas de Tolú dónde perdió el rumbo dentro de un ritmo Surrealista. O dibujos tan inciertos y manchas sin control como las que realizó para ilustrar El gran Burundún- Burundá ha muerto de Jorge Zalamea. Otro cuadro confuso que no debería estar es El bodegón con Mandolina de 1961. Los errores siempre salen a flote, así sea para tapar huecos. Y si se estima una obra para repasar su historia impecable, no deberían mostrar su mundo más vulnerable.

El paisaje urbano sobre Florencia de 1954 es un cuadro maravilloso. El punto de vista es aéreo y la cúpula de Santa María dei Fiori, el artista mira la forma con la meticulosidad geométrica que tienen sus composiciones que comienza con la cúpula de la Catedral que fue un desafío arquitectónico de Brunelleschi en el Renacimiento.

 

Obispos muertos, 1958

 

En esa época  el tema religioso invadió su trabajo. El bien y el mal.  Predela San Miguel Arcángel es una obra que muestra cómo investigó la forma descriptiva y la eficacia del recuento mural de un Giotto. Pero es uno de muchos que pintó Botero.

Otro cuadro que manifiesta lo moderno que fue es el Homenaje a Chardin donde muestra el cuadro exacto en el que se encuentra pensado.

No dejen de ir. Por los cuadros buenos y el excelente montaje vale mucho la pena.

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Fotos: Cortesía Museo Nacional

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