Airto Moreira otra vez (II)
Opinión

Airto Moreira otra vez (II)

Noticias de la otra orilla

Por:
enero 12, 2019
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Baterista, percusionista prodigioso, cantante y compositor, muy pocos percusionistas en el mundo alcanzan las alturas en las que se ha movido este fenomenal artista brasilero, que al lado de su coterráneo Nana Vasconcelos y el indú Trilok Gurtu, por ejemplo, conforman una trilogía cimera de la percusión contemporánea, logrando extraordinarios caminos de experimentación siempre a partir de las filosofías percusivas más primitivas y cotidianas, pero conceptualmente complejas, de sus respectivas culturas sonoras.

En el caso de Airto, sus largas inmersiones en la selva brasilera le sirvieron para sorprendentes hallazgos: hojas, semillas, troncos, cuencos de agua, cordófonos desconocidos, sonajeros rituales, que el usa en un inmenso y complejo set de percusión en el que abundan toda clase de címbalos, espirales, pitos, platillos, tambores de diversos tipos y culturas, panderos y tambourines, con el que ha podido demostrar con la mayor solvencia cómo es posible tocar al mismo tiempo batería y percusión, además de cantar, hacer efectos vocales inauditos, logrando con todo ello un complejísimo discurso sonoro que es habitualmente complementado con su gran espectacularidad en su interpretación llena de un asombroso histrionismo y de una impresionante lúdica en su dinámica de ejecución.

Precisamente su experiencia y dominio de este lenguaje le permitió asumir el proyecto extraordinario de componer su Misa Espiritual (o Misa brasilera), para ser interpretada por un grupo base integrado por el gran Gil Evans en los sintetizadores; el guitarrista francés Philippe Catherine; el percusionista indú Trilok Gurtu y el percusionista latino Freddy Santiago; además, el ensamble vocal francés Boite á Musique; la Big Band de la WDR y la sección de cuerdas de la orquesta sinfónica de la WDR (Westdeutscher Rundfunk Köln), pieza que fue estrenada en 1984 en la Catedral de Gross St. Martin en Colonia (Alemania), bajo la dirección del pianista y director brasilero Marcos Silva.

Hace unos días tuve la oportunidad de volver a ver el video de este concierto y recordé que en 1987 este columnista, que hacía parte de un equipo de periodismo cultural que realizaba en Barranquilla el primer programa cultural de Telecaribe, bajo la dirección de Miriam de Flores, titulado Olas TV, que era la versión televisiva de la revista que había fundado unos años antes el maestro Carlos Flores, y del que hacíamos parte también José Luis Rojas, Pamela y Fabiana Flores, había recomendado transmitir en la Semana Santa de ese año este concierto que estoy seguro no muchos recuerdan por estos lares. Una experiencia en la que se concilian lo clásico, lo folclórico y el jazz en un todo mucho más espiritual que religioso en el que no están perfectamente distinguibles sus partes constitutivas: Introito, Kyrie, Gloria y Comunión (Fin).

 

 

Pero siguiendo  las huellas de otras experiencias de Airto Moreira toca referirse, cómo no, a un disco de 1992 titulado The other side of this, a la lado de José Neto y Flora Purim, en el que curiosamente hay algunos temas de percusión y canto ritual cubanos, rareza que nos permite introducir aquí el comentario pertinente acerca de la gran diferencia que existe entre estos dos universos percusivos, al mismo tiempo tan cercanos en el substrato africano y tan distantes en sus formas y sus ejecuciones y sus atmósferas. Nana Vasconcelos, el propio Airto Moreira o el destacado percusionista Armando Marcal, que estuvo en Barranquijazz con Joao Bosco, pueden ser ejemplos para ilustrar estas diferencias estructurales entre una y otra percusión.

Y me quedan sólo dos discos más de los que quisiera hablar: uno es el bellísimo disco de Chic Corea, titulado The Boston three party (2007), con Eddie Gómez (el gran contrabajista puertorriqueño de los famosos tríos de Bill Evans) y, claro, Airto en la batería, del que es una gran experiencia estética escuchar el famoso “Waltz for Debby”, precisamente de Evans.  Y el otro es el Airto & Flora, live in Berkeley (2012), la grabación de un espectáculo memorable en el que revisitaron algunos de los estándares más queridos de ambos.

Pero la vida es como es y uno a veces no cae en cuenta que los artistas no son eternos y que sus vidas no se quedan detenidas en los surcos de sus discos. La presencia de Airto Moreira hace poco, en los 20 años de Barranquijazz, en compañía de Pete Escobedo, Jimmy Bradley, Justo Almario, Abraham Laboriel y Julio Padrón, fue triste y opaca; lucía lento y enfermo. Un golpe para quienes hacíamos sonar los discos de este brasilero en la radio barranquillera hace 20 años, cuando nunca sospechábamos que fuera posible el cumplimiento de un sueño así.

Por estos días de fiesta en los que escuchamos mucho ruido y música de todas las clases, les comparto esta rareza que se me reactualiza a propósito de otras misas que he estado compartiendo en estos días con un gran amigo musical que está haciendo una antología especial de ellas. Estos días también pueden ser de recogimiento musical.

 

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