¿Socialdemocracia del siglo XXI en Colombia?

¿Socialdemocracia del siglo XXI en Colombia?

Según Cristina de la Torre, en Nicaragua y Cuba las revoluciones han desembocado en autocracias sangrientas y debacles económicas. Pero acá, dice, sería diferente

Por: Gustavo Vivas
agosto 05, 2022
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¿Socialdemocracia del siglo XXI en Colombia?
Fotos: Archivo

629 palabras tiene el artículo de Cristina de la Torre titulado Petro, la izquierda democrática al poder, publicado en El Espectador el pasado 2 de agosto. Se saluda el esfuerzo de síntesis de los parámetros y contextos ideológico-políticos del gobierno que se inicia el próximo 7 de agosto en Colombia y que tiene cuatro años para ejecutar un programa con diez grandes reformas a aprobar en los primeros seis meses, en materia tributaria, contra el hambre, de presupuesto, contra la corrupción, contra el fracking, reglamento del congreso, estatuto del campesino, de baldíos, y jurisdicción agraria.

Pues con similar número de palabras, me permito hacer un comentario -dentro de los varios que suscita el texto de la politóloga y periodista colombiana, con estudios de sociología y economía-; comentario/matización que  considero necesario y urgente:

El alborozo de los varios millones de colombianas/os y amigas/os de Colombia que presenciaremos en directo, por televisión, por las redes o en diferido, la toma de posesión del presidente Gustavo Petro y de la vicepresidenta Francia Márquez, tiene -estoy seguro-  algo común y básico con quienes vitorearon la entrada triunfal de Fidel Castro, el Che Guevara, Camilo Cienfuegos y otros comandantes revolucionarios, en La Habana, el 8 de enero de 1959; la de los sandinistas, en Managua, el 19 de julio de 1979, liderados por Daniel Ortega, Tomás Borge y Sergio Ramírez; o la toma de posesión del Comandante Hugo Chávez, en Caracas, el 2 de febrero de 1999.

Lo básico, lo común y lo saludable es la alegría popular, de las/os de abajo, de las/os nadies, por la derrota de unas élites oligárquicas, voraces  y corruptas, que en cada caso tiene sus propios protagonistas, métodos y contextos: En Cuba y Nicaragua, el fin de unas sangrientas dictaduras -de Batista y Somoza- por sendas revoluciones de inspiración nacionalista y socialista o comunista. En los casos de Venezuela y Colombia, las formas son democráticas: incontestable victoria electoral de Hugo Chávez, candidato del Polo Patriótico, en las elecciones del 6 de diciembre de 1998, seguida por las de Nicolás Maduro, en 2013 y 2018; y en Colombia, de la candidatura del Pacto Histórico en las elecciones de 2022, con primera vuelta el 29 de abril y segunda el 19 de mayo.

Las diferencias que resalta Cristina se refieren a contenidos y formas: En Nicaragua y Cuba, dice, las revoluciones han desembocado en autocracias sangrientas y debacles económicas, caracterizaciones que demandan más de una matización. La revolución de Petro, sigue, es democrático-liberal de vocación social. Accede al poder en la cresta de la segunda ola de gobiernos de izquierda en América Latina. Mas no en su versión dictatorial de Cuba-Nicaragua-Venezuela, sino en la socialdemócrata de Brasil, Chile y Uruguay, en modo de democracia liberal y capitalismo social. Modo y modelo que en Brasil y Uruguay, con Ignàcio Lula y el Frente Amplio de José Mujica, logran importantes avances sociales y económicos con controles y frenos más o menos fuertes y permanentes al desbocado neocapitalismo impuesto en América Latina y medio mundo por las políticas depredadoras, inhumanas y planeticidas de Reagan-Thatcher, que imperan en Colombia desde 1991.

En espera de las elecciones en Brasil y del balance de los primeros seis meses del gobierno del Pacto Histórico -una de cuyas primeras medidas es el restablecimiento de relaciones diplomáticas y comerciales con la hermana República Bolivariana de Venezuela, para acabar con la fantochada de Guaidó que encandiló a Europa y al Banco de Inglaterra que pretende ceder la gestión del depósito de oro venezolano al payaso-, cabe reiterar la sugerencia que se planteó al presidente Petro y a la vicepresidenta Márquez, en carta enviada el pasado 12 de julio:

Que Colombia lidere una nueva visión -innovadora, inclusiva, sostenible y solidaria- de la realidad geográfica, histórica, económica, social y cultural de Iberoamérica, en la XXVIII Cumbre que se realizará en  Santo Domingo, los días 24 y 25 de marzo de 2023. Cumbre a la que asisten, por derecho propio, Nicaragua, Cuba, Venezuela y demás países latinoamericanos, junto con España y Portugal, ambos con gobiernos socialdemócratas y reformistas. ¡¡¡Una imperdible oportunidad histórica!!!

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