Muerte y terrorismo comunista

Muerte y terrorismo comunista

"Las aflicciones que ha habido en Colombia durante el prolongado conflicto son responsabilidad del marxismo-leninismo con sus bandidos". Escribe Ariel Peña

Por: Ariel Peña González
septiembre 24, 2020
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Muerte y terrorismo comunista

Hay que destacar la columna del periodista Mauricio Vargas titulada La partera de la historia, ya que —por su atraso ideológico en varios sectores de la sociedad— en el país ese tema es un tabú, aun cuando indiscutiblemente “la violencia como partera de la historia” es un principio comunista al cual no han renunciado sus militantes, porque es similar al de la eucaristía para los católicos —o sea un fundamento inquebrantable—. Y lo acabamos de ver en los últimos días, especialmente en Bogotá, en donde los grupos terroristas marxistas pusieron en práctica la llamada “violencia revolucionaria”, a raíz de la muerte del abogado Javier Ordóñez en un hecho desgraciado cuya responsabilidad es de unos policías.

Históricamente, el comunismo ha usado cualquier tragedia, en especial las relacionadas con la muerte, para poner en práctica sus aviesos planes cuando no está en el poder, porque cuando lo tiene los miles de genocidios que han cometido los regímenes marxistas para ellos son solo datos estadísticos, como los 140 millones de asesinatos que han causado los comunistas durante el último siglo en diferentes naciones; lo que también demuestra que la muerte en Colombia de un ciudadano le sirve de manera ruin al comunismo cuando la puede utilizar para hacer terrorismo y política.

Hay una consigna que desde hace décadas tienen los mamertos de diferente pelamen para hacer exaltación a la violencia, esta dice así: “por nuestros muertos ni un minuto de silencio, toda una vida de combate”. Y ese combate es claramente la expresión del terrorismo como el que ha vivido Colombia con las guerrillas narcocomunistas, que fueron creadas a partir de la década de los sesenta del siglo pasado por el marxismo para la toma del poder. Por ese motivo la población ha sido víctima de una organización diabólica, como es el comunismo totalitario, en donde se encuentra el trono de Satanás, de acuerdo a la Biblia en Apocalipsis 2:13.

El 16 de junio de 2016, en Medellín, en el marco del Foro Económico Mundial (WEF) para América Latina, el entonces presidente Juan Manuel Santos dijo: “Las Farc están preparadas para la guerra urbana, si fracasa el proceso de paz”. Y agregó: “La guerra urbana que es más demoledora que la guerra rural”.  Aunque teóricamente todavía existe ese proceso que le trajo únicamente beneficios a jefes de la banda armada, sabemos que eso fue una estrategia comunista para desarrollar su proyecto político hacia la toma del poder, impulsando la insurrección molecular disipada que se da especialmente en las grandes ciudades, en donde indefectiblemente los actos terroristas son la táctica principal para la desestabilización de país.

No hay que olvidar que el terrorismo que eufemísticamente llaman “guerra” es inherente al lastre marxista-leninista, que es la doctrina que siguen las Farc y el Eln (mediante atentados han buscado chantajear a la población para dominarla), por ello se recuerda que el nazismo, el fascismo y el comunismo han practicado el terrorismo haciendo apología del mismo, de ahí que Hitler afirmaba: “las masas necesitan de eso, algo que les cause pavor”.

El cabecilla guerrillero Mono Jojoy, en julio de 2001, amenazó a las ciudades colombianas con la siguiente perla: “aquí en la selva solo quedarán ratones, dantas, pavas y paujiles, porque las guerrillas van para la ciudad… Allá nos pillamos”. Ese jefe subversivo fue dado de baja en el 2010, sin embargo, la guerrilla ha llevado el terrorismo a los grandes centros urbanos, con atentados como el del club del Nogal en Bogotá en el 2003, el secuestro de los diputados del Valle y el genocidio de 21 indigentes el 7 de agosto en 2002. Además, no se puede olvidar el atentado terrorista por parte del Eln a la Escuela General Santander en enero de 2019 y el aprovechamiento de las protestas de noviembre del año pasado y lo ocurrido con el abogado Ordóñez en estos días. Ello le ha servido al terrorismo comunista para sus acciones demenciales.

El Che Guevara invitaba a sus correligionarios a convertirse en terroristas y asesinos, eructando las siguientes frases: “¡esta es una revolución! Y un revolucionario debe de convertirse en una fría máquina de matar motivado por el odio puro” y "ante la duda, mátalo”. Y precisamente es ese hombre el que ha “inspirado” en Latinoamérica a las guerrillas terroristas, como es el caso del Eln y las Farc. Por ello todas las aflicciones que ha habido en Colombia durante el prolongado conflicto son responsabilidad del marxismo-leninismo con sus bandidos, teniendo como referente a este personaje siguiendo sus enseñanzas.

Queda claro que el terrorismo para el comunismo totalitario sigue siendo sin ninguna vergüenza “otra forma de lucha”, dentro de la violencia revolucionaria, por lo que los acuerdos del gobierno de Santos con las Farc definitivamente no lograron reducir la violencia, pues los actores terroristas incursos en la ideología del marxismo-leninismo (como el Eln, las Farc-disidencias y grupúsculos de menor significación) usan el terrorismo para alcanzar sus perversos fines. De ahí que hay que unir a la ciudadanía para enfrentar con denuedo este flagelo.

Karl Marx declaraba que “cuando llegue nuestro momento no disfrazaremos nuestro terrorismo”, que es el mismo que busca que el miedo se apodere de las personas para debilitarlas y obligarlas a renunciar a sus responsabilidades, al convertirlas en objetos de posibles acciones violentas que hace imposible en la vida cotidiana la convivencia en paz y libertad.

Los denominados grandes medios de comunicación deberían de seguir el ejemplo del periodista Mauricio Vargas y homologar su columna de El Tiempo, impulsando debates a favor de la democracia y en contra del totalitarismo comunista en todas sus expresiones, antes de que sea demasiado tarde. A la par, no deben dejarse llevar por sectores del mismo marxismo que astutamente dicen que “el comunismo no existe” con el fin de que los demócratas bajen la guardia.

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