El arte de hacer entrevistas en La W Radio

El arte de hacer entrevistas en La W Radio

Una conversación con Juan Fiol, vicedirector de la campaña de Donald Trump, causó revuelo en los micrófonos de la emisora el pasado lunes

Por: Santiago Ospina
marzo 16, 2016
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El arte de hacer entrevistas en La W Radio
Foto: wradio.com.co

El lunes 14 de marzo, la W Radio nos vuelve a dar una lección de buen periodismo. Desde hace ya varios meses, los miembros de 'la mesa de trabajo' se han mostrado muy críticos con el que parece será el próximo candidato a la presidencia de los Estados Unidos el partido Republicano, Donald Trump. El tema Trump ha sido abordado como La W suele hacerlo: mediante entrevistas a personalidades de todo tipo. Así pues, el lunes pasan varios hechos dignos de destacar, no propiamente por su carácter positivo para el periodismo colombiano, ni para los estadounidenses.

Primera escena. El invitado de turno es Juan Fiol, vicedirector de la campaña de Trump en Miami Dave. Julio Sánchez Cristo introduce la entrevista y presenta al invitado, quien corrige al director de La W, afirmando que va a hablar como votante e invoca su derecho a la libre expresión, contemplado en la primera enmienda de la Constitución de su País. El periodista, con ese tono altivo que utiliza ante ciertos invitados y en ciertos momentos de sus entrevistas, espeta: “Muy bien. Entonces yo también voy a usar la primera enmienda y le voy a hacer una pregunta.” Dicha pregunta concierne a los turbios lazos existentes entre el magnate inmobiliario y diversos 'empresarios' de ese sector, cuya reputación profesional y personal es dudosa (algunos han terminado en la cárcel, según ha informado la W). Así, Sánchez Cristo le pregunta al invitado: ¿Usted considera que ese es el perfil de un presidente de la nación más poderosa del mundo? ¿Una persona que no tiene escrúpulos para averiguar a quién le está prestando su nombre? En respuesta, muy hábilmente el 'ciudadano', al otro lado de la línea empieza a enredar la pita y esquiva la pregunta afirmando que lo que su jefe hace es alquilar su nombre a franquicias y que “si no les va bien en el negocio” no es responsabilidad de Trump. Pero Sánchez Cristo replica: “No. Pero no es que no les fue bien en el negocio. Son personas que han terminado con problemas de narcotráfico y lavado de activos.” Fiol responde que le ha pasado a otros como Walmart y Burger King, por lo cual el director de la W insiste: “Sí, pero esas personas no han aspirado a ser presidente de los Estados Unidos.” Hasta ahí la cosa pinta bien para el periodismo colombiano. Entonces Fiol responde: “Pero ¿qué tiene que ver? No todos los negocios van bien.” Culmina la intervención del periodista sobre este tema y el micrófono le queda abierto a Fiol, quien equipara (en spanglish) la situación de su campeón, a la de cualquier empresario que “fracasa”: “La persona que no fracasa es la persona que no trata. Siempre va a haber fracasos.” A pesar de la mordacidad de Sánchez Cristo, que suele ser efímera y engañosa, salvo cuando se trata de temas donde él podría tener algún interés particular, el señor Fiol se sale por la tangente y aprovecha el micrófono abierto para atacar a los socialistas (perezosos, mantenidos) que viven a costa del Estado. Según él, solo los capitalistas saben lo que es trabajar duro, lo que es invertir y, por ende, solo ellos conocen el fracaso. Él mismo ha “fracasado mucho en la vida”, ya que fracasar es normal cuando se es empresario. Por eso su patrón, Donald Trump, no tiene nada que reprocharse; es un capitalista, un emprendedor, un negociante que ha ganado pero que también ha perdido, como Abraham Lincoln, “el presidente que fracasó en todo hasta el último momento.”

Así pues, la pregunta inicial sobre los vínculos del empresario Trump con delincuentes y gente de poca confianza, se va diluyendo en la diatriba que le tenía preparada el ciudadano Fiol a los “izquierdistas, los socialistas” encarnados por Bernie Sanders y los Demócratas. Al final, el entrevistado dice lo que quiere y como quiere. Y todos radioescuchas asistimos impotentes al espectáculo.

Segunda escena. Sánchez Cristo ya ha desaparecido y es relevado por un colega ubicado en el sur de Florida, quien increpa al ciudadano Fiol recordándole que asociaciones musulmanas han protestado porque Trump ha afirmado que “la religión Islam odia a América”. El periodista le pide su opinión y el invitado continúa su diatriba explicándonos que el Islam no es una religión sino una secta. Luego, nos suelta todo el veneno al que ya nos tienen acostumbrados los ultra conservadores en Estados Unidos, eso sí, poniendo ese toque fanático que caracteriza a los militantes republicanos de origen latino: “Están hablando de una cultura tan intolerante. Sin embargo, están diciendo que los intolerables somos nosotros por decir que esa cultura es intolerante (…) la cultura de nosotros, que es una cultura muy eh… avanzada, muy civilizada, donde aquí se respetan los derechos de los homosexuales, donde se respetan los derechos de las mujeres, donde se respetan los derechos de la gente que piensan, pero ellos no respetan a nadie que no sean islamistas.” Ante semejante argumentación, el relevo de Sánchez Cristo no dice ni mu y cae a la lona. En su auxilio llega un tercer profesional para salvar una entrevista que se iba perdiendo. El miembro de la 'mesa de trabajo' irrumpe diciendo: “Señor, calmados. Podemos hablar del Islam un poco porque veo que usted está versado en esa cultura.” Aquí nos llenamos de esperanza porque, con esa entrada, uno se imagina que el periodista va a desmontar una a una las ideas del capitalista Republicano. Uno se imagina, por ejemplo, que va a rebatir diciendo que en Estados Unidos se respetan los derechos de las mujeres siempre y cuando sean estadounidenses, porque si se trata de mujeres centroamericanas que están tratando de cruzar la frontera de Estados Unidos con México, lo más probable es que los paramilitares de la frontera las reciban a bala. Y ¿qué decir de las balaceras que tienen lugar cada mes en algún lugar de ese país? ¿O de los afroamericanos desarmados que reciben balazos de la Policía por la espalda? Pero no. Fiol es el que lleva las riendas del intercambio. El periodista logra hacer su pregunta pero deja ver que está improvisando: “Hay unos países que tienen el islam… eh eh… que que son islamis… que son islámicos, no islamistas, islámicos, eh… donde se practican esas situaciones que usted dice. Pero son una minoría. La mayoría del islam es una religión pacífica como muchas otras. ¿Usted cómo está interpretando eso? En réplica a esta pregunta, Fiol responde con otra y le pide a su entrevistador que le cite un país islámico que sea pacífico, a lo cual es miembro de la W contesta: “Indonesia, pa’ empezar. O sea, el sudeste asiático, y después de ahí en adelante.” Esta sería la última intervención del periodista, quien igualmente caerá mudo en la lona tras la réplica de Fiol: “¡¿IN-DONESIA?! Se ve que usted no ve l… l… l… los reportes que tiran a los homosexuales de los pi de los techos, de que cuel de que cuel, de que queman a las mujeres por ser infiel a los maridos y sin tener pruebas. Se ve que usted no está muy versado. Tiene que buscar a Indonesia y los horrores que les hacen a las mujeres. Indonesia es un país islámico completo, un país donde todos los días son menos y menos tolerantes. Yo veo que usted está equivocado (…) Te tuviste que meter en el Asia, bien al Asia para poder encontrarme un país. Eso que usted está diciendo no es cierto. Todos los países que rodean Europa son los más intolerantes: Siria, Irak, Saudi Arabia eh Qatar eh Yemen eh Sudan eh… Somalia, Libia, Egipto, eh… todos esos países que que que rodean el Mediterráneo todos todos todos tienen los problemas que le estoy hablando a usted. Usted se ha tenido que meter hasta el Asia, casi pegado a China, a buscarme un país, y sin embargo estás equivocado porque no es cierto lo que está diciendo.” Otro profesional del periodismo colombiano se retira impotente.

Tercera, cuarta y quinta escenas. Entra una colega que pregunta a Fiol sobre Bernie Sanders. Así, la entrevista continúa en el mismo tono sobre los seguidores de Sanders, sobre las políticas que Trump tiene preparadas a los migrantes indocumentados si llegase a ser el próximo presidente de Estados Unidos, y sobre el voto latino en Florida.

En el sitio de los ministerios de asuntos exteriores de España y de Francia se dice de Indonesia que en general es un país seguro que recibe 7 millones de turistas al año. También se informa de que hay conflictos de diversos tipos (movimientos separatistas, conflictos interreligiosos y actos terroristas 2004, 2009). Por ende, hay que evitar tres zonas: Sulawesi Central (Célebes), papúa y Maluku (Islas Molucas). También hay zonas de riesgo medio como Aceh, región donde se firmó un acuerdo de paz de 2005 entre el Gobierno y el GAM (Movimiento separatista), “que se encuentra en fase de aplicación, por lo cual la situación sobre el terreno ha mejorado notablemente.” No obstante, se recomienda tener presente que la Ley Islámica (Sharia) se aplica en esa región de Indonesia, por lo que el visitante ha de observar estrictamente las costumbres y convenciones sociales locales durante su estancia en la zona. Para el ministerio francés, “observar” significa, por ejemplo, que las mujeres deben procurar andar por la calle sin escotes. Aceh es el único lugar de Indonesia donde se aplica la Sharia y en los sitios de los dos gobiernos europeos se dice que los turistas son respetados. ¿Sabía esto Fiol? ¿Sabía esto el periodista que citó este país?

Evoco esta información con de ánimo de demostrar que el ciudadano Fiol, alzando la voz y profiriendo groseras generalizaciones, reduce los improvisados argumentos de los periodistas en cuestión de segundos.

Terminaré esta nota citando el libro Cubriendo El Islam (Editorial Debate, 2013), en cuya presentación podemos leer: “En esta obra clásica (…) Edward W. Said examina el origen y la repercusión de las imágenes del islam en los medios de comunicación y revela los objetivos ocultos y la distorsión de los hechos que subyacen incluso en gran parte de los artículos más “objetivos” sobre el mundo islámico. Said demuestra cómo algunos de los supuestos expertos sobre el islam son en muchas ocasiones especialistas improvisados y periodistas que van a países cuyo idioma, literatura, historia y cultura desconocen, o analistas aficionados a las generalizaciones que, a veces sin saberlo, caen en el prejuicio, la caricatura y el estereotipo.”

No podemos decir que los periodistas de la W sean malos ya que hay muchos temas que dominan (entre ellos la política nacional, el fútbol y la farándula local y extranjera). Simplemente hay que señalar que en entrevistas sobre geopolítica les falta profesionalismo y preparación (salvo al español Rafael Manzano). Por ende, aquí se perdió una oportunidad de tratar con argumentos el tema de las relaciones turbias de Trump con ciertos empresarios indeseables y, sobre todo, del islam, la Sharia y el terrorismo en países como Estados Unidos o incluso Europa. Pero ese seguramente no era el objetivo de la entrevista.

Ultima escena. Julio Sánchez despide al invitado con ese amable tono de voz que caracteriza el cierre de sus intervenciones, que implícitamente son una invitación para que los entrevistados se vayan contentos y regresen a “los micrófonos de la W” cuando quieran o se los necesite: “Don Juan, suerte … bueno, no necesitan suerte. Mañana van a ganar en la Florida. Gracias por atendernos y por sus impresiones sobre el debate electoral. Ha sido usted muy amable.” Y Fiol responde: “Gracias por tenerme (sonrisas) y disculpa porque me emocioné un poquito (risas)”, a lo cual el periodista responde: “No, no. Está bien la emoción. La campaña produce emoción.”

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