V de Víctima
Opinión

V de Víctima

Por:
junio 08, 2014
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Yo prefiero votar por el beneficio de la V de Víctima y no a favor de la V de Venganza. Hoy la V de Voto cobra un valor inmenso cuando la posibilidad de escribir una nueva historia es la que se ofrece ante nosotros: un país de unos con otros y no un país de unos contra otros.

La histórica declaración que ha sido anunciada en la mañana del sábado 7 de junio en La Habana, en Cuba, pone de relieve el hecho fundamental de que las negociaciones que darían fin al conflicto armado interno que vive nuestro país pasan invariablemente por la Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición a las que, desde siempre, han aspirado —y merecido— las víctimas de esta guerra sangrante que es una herida abierta que nos duele y nos cambia la forma de respirar.

Valga decir que para continuar esta negociación tan avanzada como nunca antes es necesario un acuerdo sobre lo fundamental: debe mantenerse el reconocimiento político que se deriva del hecho de admitir que en Colombia existe un conflicto armado interno. Sin este punto mínimo no hay estatus para negociar. Y hoy en día uno de los dos candidatos no admite la existencia del conflicto, retrocede,  lo que torpedea cualquier avance.

Otro asunto en el que podemos distraernos es a qué llamamos paz, pero no nos perdamos en eufemismos en este país en el que somos tan dados a invocar laberintos para perdernos justo en el momento en que aparece la luz al final del túnel. Estamos hablando del final beligerante armado de las Farc (y posiblemente, por derivación cercana, del ELN) y eso es un triunfo. Ninguna guerra se gana con armas y muertos, porque en esas todos perdemos. El final de todo conflicto empieza con palabras que luego son acuerdos y así empiezan los nuevos hechos.

Aquí somos dados a opinar con la profundidad de la epidermis, a reproducir la voz de otro como si fuera propia, a pensar que juntar letras es lo mismo que leer. Y leer, les digo, es comprender. Les invito a que pasen ojos, neurona y corazón por acá. No se equivoca Humberto de la Calle al decir "Lo que estamos anunciando en el día de hoy es un paso histórico en el propósito de poner a las víctimas en el centro del proceso de paz (…) ni en Colombia ni en ninguna parte en un proceso de paz". Porque aquí no asistimos a la siembra de Perdón y Olvido y tampoco al origen de una ley de Punto Final como ha sucedido en otras geografías. El reconocimiento de las víctimas por parte de las Farc los ubica en una orilla lejana a la de la impunidad.

Es obvio que la paz en el sentido más extenso no se firma en una mesa en La Habana.
Se firma en la mesa del comedor de tu casa porque esa paz empieza por vos, también se firma en la mesa de una junta directiva que entiende y practica la responsabilidad social y se firma en la mesa en que estudian sus documentos el estudiante y  el profesor, en la mesa de operaciones de un hospital que atiende al paciente en lugar de rechazarlo, en la mesa donde se apoya el computador con el que alguien escribe con tranquilidad y sin miedo porque no es delito opinar distinto ni llamarse oposición.

A mí la V de Venganza en la puerta electoral no me convence porque ofrece el insulto como parte de su mecanismo. Doy un ejemplo puntual de la secuencia y su consecuencia: la amenaza no es la forma de relacionarse con otros países, es la diplomacia. No quiero la zozobra de volver a vivir en una esquina sitiada por la soledad y que cambia la palabra vecino por enemigo. Ese voto se convierte en V de Vergüenza cuando lo primero que se ofrece es un ajuste de cuentas en el que todos salimos a deber y a cobijarnos bajo el mismo manto que nos cubre de peligro. Un peligro que solo puede traer nuevas víctimas.

Víctima es una palabra que no tiene estrato.
Víctima es una palabra de la que no estás a salvo.
No es un ejército de pobrecitos descalzos sin rostro y sin historia.
No es un batallón de Nuncas y de Nadies.
Víctima puede ser esa persona que te mira con tus ojos en el espejo.

Víctima es una palabra que tiene hoy una oportunidad de significar algo más: un verdadero y cierto nunca más.

@lluevelove

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