La isla de Buenaventura se podría resaltar como la parte más ancestral de la ciudad, pues es aquí donde se ve reflejada y se expresa la cultura de la comunidad negra. Aquí se pesca, se corta madera, se es agricultor y todo esto se obtiene del territorio como espacio que les da la vida y les suple los elementos para subsistir. Las personas asentadas en este territorio tienen una forma particular de cocinar. Por ejemplo, está el triple de marisco hecho a base de camarones, piangua y tollo con coco. Además, se pone plátano frito y por supuesto un jugo de borojó.
Los habitantes de Buenaventura bailan el folclor del pacifico expresado en el currulao, con bombos y marimbas, cununos y wasá. Curan las enfermedades con la medicina tradicional hecha a base de plantas medicinales. Despiden a los adultos que fallece con un velorio, que es un ritual de una noche en el que se toma tradicionalmente viche, vinete y hasta aguardiente. Si es un niño el que fallece, se le hace un chigualo, el cual es una especie de fiesta, porque se tiene la concepción de que es un angelito que va al cielo y por supuesto tienen una fuerte relación con el campo. Toda la vida --y por generaciones-- esta población ha tenido una forma única y particular de vivir y convivir allí.
Hoy por hoy y a partir de lógicas industrialistas, capitalistas y de comercio, algunas personas han sido reubicadas para dar paso a las multinacionales. Sin importar la lógica de vida que la población allí asentada, sin importar que ya no puedan obtener el pez de su territorio, así como las plantas, el plátano, la yuca, y una linda y amplia vista al mar. Sin importar sus opiniones, la cultura de la población, las multinacionales han entrado y las personas han sido trasladadas a un nuevos sitios donde ya no pueden recrear su cultura.
