Así me robaron en la Torre Samsung en Bogotá

Así me robaron en la Torre Samsung en Bogotá

La seguridad en el edificio de la séptima con 113 es solo parafernalia

Por: Diana Zapata
noviembre 25, 2015
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Así me robaron en la Torre Samsung en Bogotá

Todos somos conscientes de la inseguridad que hay en nuestra ciudad. Aunque es algo triste, hemos aprendido a vivir con ello. Ahora el problema viene cuando la corrupción y los malos hábitos traspasan las barreras de seguridad que nosotros mismos establecemos. Aprendimos a aceptar que en la calle nos saquen un arma y amenacen nuestra vida por un celular. Lo que no logro concebir es que en un sitio cerrado, donde te obligan a pasar por un detector de metales, a pasar tu maleta por una banda de rayos x (o eso parecía) en donde se realizan eventos y congresos te puedan robar sin siquiera responderte con un video que nos dé la cara del sospechoso. Por esta razón, les quiero contar esta historia.

Todo empezó el sábado 14 de noviembre. Mi mamá, Diana Zapata, era ponente en el primer congreso de pilates en Colombia. Llevaba meses preparando su trabajo para dar sus conocimientos en las ponencias que tenían sábado y domingo. Además de eso teníamos un stand en donde podíamos vender productos y dar a conocer el consultorio de mi mamá.

Llegamos temprano, tipo 7 de la mañana. Íbamos en compañía de mi tío, Carlos, mi mamá y yo, nadie más. Llegamos a la torre Samsung en la séptima con 113 en la ciudad de Bogotá. Para entrar fue un encarte. Como les contaba nos hicieron pasar por detector de metales, el cual siempre pitaba porque no nos sacábamos las llaves ni el cinturón. Las maletas tenían que pasar por una banda de rayos x. una de las cajas no cabía por la banda y al mejor estilo paranoico de un aeropuerto internacional no nos dejaron pasar hasta que nos trajeron un perro (supremamente entrenado) para olfatear la caja.

No se ellos que pensaban que podía pasar. Era mucha seguridad, en mi poco conocimiento sobre el tema, sinceramente no se me ocurre cual era la paranoia ¿Una bomba? ¿Un arma? No lo sé, pero me pareció muy bien que tuvieran tanta seguridad. Algo que también me pareció muy interesante fue que días antes del congreso tuvimos que enviar nuestras cedulas para poder entrar, pero al momento de entrar nunca nos pidieron la cedula. No alegamos, no peleamos, como debe ser respetamos su seguridad y a las dos señoritas que nos pedían todos estos requisitos.

Y aquí comenzó toda una obra de teatro. Yo fui por una caja y mi mamá se quedó cuidando las cosas con mi tío. Mientras yo iba David, un supuesto staff del congreso, se presentó con mi mamá, le dio la mano, le dijo que le iba a colaborar con lo que necesitara, pero que por favor fuera a registrarse, luego fue y le colaboro a otra ponente que estaba en la mesa siguiente organizando todo lo que ella estaba vendiendo. Mi tío fue a ayudarme con la caja y mi mamá quedó cuidando las cosas. Él bajo y otro hombre, muy bien vestido, con una planilla en la mano también nos pidió que nos registráramos. Con la cabeza abajo y una sonrisa en la cara le pedimos que nos dejara entrar solo a subir las cajas, nos respondió que no había ningún problema, que subiéramos. Mientras las levantábamos, el hombre que se presentó como David le dijo a mi mamá que mi tío la estaba llamando. Ella se acercó a mirar que pasaba, mi tío le hizo señas de que nada. No nos registramos, organizamos los productos que estábamos vendiendo y cuando ya teníamos todo listo, mi mamà iba a sacar su computador para estudiar un poco la presentación. Y como se pueden imaginar el computador no aparecía.

El resto de la historia es un cliché. Le contábamos a todo el mundo, explicábamos como paso, hablábamos con los de al lado a ver si ellos habían visto algo. Había una señora de seguridad en el segundo piso y estaba el jefe de seguridad, pero ellos no vieron nada. Estaban supremamente preocupados pidiendo los videos de seguridad, ubicando las caras.

Al final del evento pedimos los videos y nos dijeron que mandaran una carta y no había ningún problema. Este es el momento que ni fotos ni videos ni nada, en un edificio que pasan las carteras por una banda de rayos x y a las personas por un detector de metales. Disculpen mi forma de hablar pero no logro concebir que dos ladrones bien vestidos sepan de un evento de la magnitud como el primer congreso de pilates. Que tengan toda la información y que hayan decidido llegar media hora antes de que empiece. Disculpen mi sospecha pero no es normal y llega un punto en   el que no podemos aceptar que además de quitarnos los bienes materiales también quiebren los conceptos de seguridad que tenemos en nuestra sociedad, no podemos permitir que la sociedad se siga corrompiendo pensando que el hecho de que lo roben a uno es normal y es aceptable.

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