Atrás quedaron los años en los que la cancha del estadio, después de un concierto, quedaba convertido en una trinchera, en un lodazal. Gracias a la eficacia de Move Concerts ya no existen esos problemas. La cancha hoy de El Campín quedó como una mesa de billar.
Y la cancha del Campín, después del concierto de Roger Waters, quedó como un tapete
Gracias a la eficacia de Move Concerts, el estadio quedó en perfectas condiciones.