Voces del bullerengue. Anónimas y resilientes
Opinión

Voces del bullerengue. Anónimas y resilientes

Las tonadas de las cantadoras brotan serenas, afinadas como gritos de monte que repiten como una oración eterna, como un clamor legendario. Allí están, en el álbum de Manuel García Orozco

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octubre 02, 2019
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Toda su vida han cantado, y toda su vida se han dedicado a labores vitales. Hacen bollos, maduran nísperos, recogen aguacates, arreglan arencas, alimentan cotorras con leche cruda y plátano cocido, preparan café de madrugada, fritan buñuelos de maíz con las primeras claridades del día o cocinan ñame con agua de la casimba.

Toda su vida han cantado. Levantaron a sus hijos con amor y esfuerzo. Ha sabido sortear cada brote de violencia que se ha vivido en la zona. Resistieron. Se han quedado en su tierra  porque esas tierras están atadas a esos versos que cantan. Sus tonadas brotan serenas, afinadas como gritos de monte que repiten como una oración eterna, como un clamor legendario.

Tocan sus palmas porque hay un tambor que las alienta, lo hacen también para agradecer al tamborero que repica frenético luego de un verso medido, o de un leleo profundo.  Son las palmas una salve, una oración, golpes que se conectan bajo la piel,  que amarran al que los escucha.

Eso es Voces del Bullerengue. Anónimas y resilientes  (2019), el álbum producido por Manuel García Orozco, que incluye 20 temas de la más auténtica tradición bullerenguera.

20 temas de la más auténtica tradición bullerenguera.

 

Cuenta Manuel García Orozco de Chaco World Music, que el álbum es un proceso que se inició el día que la cantadora Petrona Martínez expresó su deseo de hacer una rueda de bullerengue como las que se hacían antes. Manuel García se dio a la tarea de buscar a cantadoras en la zona baja de los Montes de María que estuvieran fuera del círculo musical. Con la ayuda de Guillermo Valencia y el tamborero Janer Amarís comenzaron a recorrer la región para invitar a viejas cantadoras cuyo  reconocimiento escasamente llegaba a las fronteras de sus corregimientos o municipios.

Así se conformó una polifonía única que hace de este álbum una joya de la tradición musical del Caribe y de los cantos de bullerengue. Se escucha a Fernanda Peña, nacida en 1929. Canta Oye Morales que ya no vale, y Navegá. Juana Rosado, de Evitar, nacida en 1939, abre el álbum con el tema La vieja se menea, una chalupa que impone, desde un comienzo, la alegría de los tambores y el goce en el lenguaje. Juana del Toro, vive en San José de Playón, lugar donde hubo masacres y asesinatos selectivos, ella decidió quedarse y seguir cantando sones como Me estoy peinando, y El armadillo, o la bella chalupa Prendan flores de mí. Mayo Hidalgo, nacida en María la Baja en 1956, canta uno de los temas más pegajosos del álbum, Animal maluco. Además, Las cruces, entre otros. Rosita Caraballo y Jaiber Pérez, de María la Baja, y  Antonio Berdeza, de San Cristobal, complementan este excepcional álbum que ha sido nominado, recientemente, al Grammy Latino, en la categoría de Mejor diseño de empaque.

 

Este álbum es una joya de la tradición musical del Caribe y de los cantos de bullerengue

Anónimas y resilientes, si bien es un título que no se conecta con el territorio se conecta con ese lenguaje correcto, artificioso, porque bien pudo llamarse Olvidadas y pérdidas o Abandonas y verracas, qué es lo que realmente han sido estas mujeres en sus comunidades. A ellas no les interesa esa discusión. Ni mucho menos los nombres ni las nominación recibidas, porque algunas no saben leer y otras no saben que es ser anónimas o ser resilientes. Lo que es realmente trascendente es saber que aún existe un grupo de mujeres que con sus versos, tonadas y melodías, construyó la tradición de los bailes cantaos, parte de la identidad Caribe y orgullo musical de nuestros territorios.

La rueda de bullerengue, como la quería Petrona Martínez, finalmente se hizo, en cercanías de Palenquito, así se le cumplió el sueño a la cantadora mayor.

Una cantadora es un todo. Es la protagonista de los relatos en versos que cuentan las alegrías de la cosecha, sus dolores y tristezas, hasta las trágicas historias de la violencia, pero sobre todo, traen las crónicas de sus  vidas en melodías sentidas y versos cautivadores. Voces del  bullerengue es un álbum que honra la memoria de maestras de la tradición como Juana Silgado, Benilda Calvo, Estefanía Caicedo, Eloisa Garcés, Irene Martínez, Emilia Herrera, Graciela Salgado, Eulalia González, Etelvina Maldonado o Dolores Salinas,  quienes a golpe de tambor, dichos y versos construyeron una tradición viva, que este álbum recupera y preserva en todo su esplendor.

Fotos: Chaco World Music

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