Vicente Knigth nos cuenta su historia en El Bagre

Vicente Knigth nos cuenta su historia en El Bagre

Vicente recuerda un sitio muy visitado en aquellos tiempos, como fue el estadero Los Guaduales, así como capítulo de la violencia de los años 80 en El Bagre

Por: Carmelo Antonio Rodríguez Payares
octubre 05, 2022
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.
Vicente Knigth nos cuenta su historia en El Bagre

A Richard, el padre de la camada completa, lo contrató la empresa Chocó Pacífico con sede en Andagoya como mecánico y allí conoció a Epifania Urrutia, con la que se casó y tuvo nueve hijos.- Primero nació Carmelina, que fue profesora de matemáticas y tocaba el clarinete; luego nacieron, en su orden: Lorenzo, William, Alfredo, Fanny, Juan, Mabel, Vicente y Ricardo.- A medida que iban creciendo, el papá Richard les inculcaba su afición por la mecánica, la música y los deportes. En Andagoya, por ejemplo, él formó su grupo musical con algunos amigos y compatriotas, pero además lo acompañaban sus hijos mayores.

Vicente recuerda, entre risas y nostalgias que William fue el primero de los hijos que migraría a tierras lejanas porque quería conocer a Colombia como músico. “Mi papá le enseñó a tocar la guitarra porque soñaba ser como nuestro tío Pedro Knight, hermano de mí papá, el trompetista de la Sonora Matancera y esposo de la “Guarachera de Cuba” Celia Cruz. Del Chocó salió rumbo a Barranquilla, pasó a Cartagena y llegó a Magangué en donde le robaron todo dejándolo en la inopia. Como pudo llamó a su casa y fue Lorenzo el mayor de los hombres quien acudió en su ayuda.

En Magangué decidieron embarcarse en uno de los vapores que salían desde Cartagena y llegaban a Zaragoza, pues tuvieron información que la empresa Pato Consolidated Gold Dredging necesitaba personal que supiera de tornos y soldadura y estos oficios ya los habían aprendido en Andagoya, trabajando para la Chocó Pacífico. Así fue como William empezó como soldador en la Pato, en el taller de El Bagre; mientras que a Lorenzo lo vincularon como tornero, pero en el taller mecánico de Pato, el campamento viejo, arriba de Zaragoza”.

El segundo grupo de la familia Knight en migrar a la Pato fue el de los dos hermanos de Vicente, Alfredo y Juan, quienes siendo aún muy jóvenes salieron de Andagoya en 1948, poco después del asesinato del político liberal Jorge Eliécer Gaitán Ayala.- Como sabían el oficio de la soldadura los contrataron, pero no en la Pato sino en la empresa Nechí Consolidated Dredging radicada en Puerto Claver, entonces corregimiento de Zaragoza.

En ese tiempo se estaba armando la draga “Santa Margarita” y Puerto Claver era la sede de los campamentos y los talleres porque las oficinas principales estaban a unos pocos kilómetros río arriba en un lugar que precisamente se llamaba como la draga: Santa Margarita. La Nechí también era propiedad de los dueños de la Pato Consolidated, por eso fue que en 1953 la draga pasó de la Nechí a la Pato, llamándose Draga No. 7; lo mismo se hizo con los otros equipos, talleres y campamentos, incluido el personal.

El tercer grupo en llegar a esa región zaragozana fueron los hijos menores: Mabel, Ricardo y Vicente. “Nos mandaron solos; salimos desde Quibdó en un avión anfibio que lo llamaban “Catalina”, que hacía escala en Medellín y luego acuatizaba en Pato. Allí nos recibió Lorenzo, nos tuvo dos días y luego nos envió a Puerto Claver, pues ya papá Ricardo había organizado su ingreso a la Nechí donde trabajó como bodeguero, mientras mamá Epifania vendía la casa que teníamos en Chocó. Ella fue la última en llegar. Carmelina se quedó en Chocó, donde murió relativamente joven. Mi mamá llegó a Puerto Claver y rápidamente cayó enferma de un mal grave”.-

“De Puerto Claver la llevaron a El Bagre donde había un pequeño hospital, pues el nuevo aún no estaba terminado. Fue a mí a quien le tocó acompañarla. En El Bagre poco pudieron hacerle, entonces la enviaron al hospital de Pato. Allí muere mientras le hacían una transfusión de sangre donada por Lorenzo mi hermano mayor. Mi papá se retiró sin lograr jubilarse, pues no tuvo continuidad para cumplir los 20 años de servicio, a pesar de haber trabajado 19 años en la Chocó Pacifico y otros más en la Nechí y Pato y también muere a los pocos años del fallecimiento de mi madre. Alfredo y Juan se retiraron y se fueron a trabajar al Valle, al Ingenio Manuelita. Nos quedamos Lorenzo, William, Fanny, Ricardo y yo”.-

“Ya todos vivíamos en El Bagre y recuerdo que todo era muy cenagoso, el monte estaba muy cerca, pues era frecuente ver los caimanes y serpientes cerca de El Bijao, que era como llamaban el caserío que fue creciendo al lado de los campamentos de la empresa. Donde hoy es el malecón del municipio ahí estaba la iglesia católica. Toño Serpa, buldocero y palero de la compañía, fue el que inició a hacer los rellenos para hacer la iglesia católica que ahora existe.

Así fue creciendo El Bagre, porque en ese tiempo lo que existía era un poco de casuchas pobres y lo importante eran las casas del Alto, el Hospital Franklin, los bloques de Cinco Familias y Ocho Casitas y parte de Diez Familias y Cornaliza, que quedaba pasando El Bijao y había que pasar un puente sobre un caño; todas viviendas de trabajadores y nada más. Mi hermano menor al que le decimos Chico, mi hermana y yo vivíamos con nuestro tío Juan Knight; él era operador de la draga 7 y su casa estaba en El Bijao”.-

Al fallecer los padres de Vicente él sintió una necesidad de empezar a trabajar lo antes posible. Inició en el Club Bellavista de El Alto como recogedor de bolos y don Carlos Sneider, el superintendente del taller mecánico, le tuvo gran estimación y le ofreció trabajar como ayudante en el taller Mecánico, y aunque en ese tiempo la edad no era tan importante no sé por qué cuando tramitó su tarjeta de identidad se puso un año más y dijo que tenía 16, información que nadie ponía en duda gracias a su contextura física. El aprendizaje de operación de tornos y fresadoras lo complementaba con estudios de mecánica por correspondencia, además contaba con unos excelentes instructores como eran Lorenzo y el propio William.

Sin embargo, Vicente no sería recogedor de bolos por mucho tiempo, pues fue ascendido a tornero – mecánico y le asignaron una habitación cerca del club Colombia, que era el de empleados medios más frecuentado por los nativos colombianos, ubicado cerca del taller mecánico, pues la idea era que estos empleados estuvieran cerca de la operación para atender los trabajos especiales cuando se presentaban daños importantes en las dragas. A veces las jornadas se prolongaban hasta 24 horas seguidas, como cuando se hacían cambios del tambor superior, el que transmite el movimiento a la cadena de baldes; la consigna era que la draga perdiera el mínimo de tiempo, pues el tiempo de esos equipos “es oro”. Literal.-

Uno de los primeros trabajos que le correspondió hacer a Vicente fue un eje para una pequeña bomba, que en concepto de don Carlos Sneider, quedó perfecto, y por ello lo ascendieron a tornero categoría dos. Pero el trabajo más especial que recuerda Vicente para este momento se trataba de la fabricación de una especie de aguja para un instrumento de la avioneta de la compañía.

“Traer la pieza de los Estados Unidos era muy demorado en esos tiempos. Asumí la responsabilidad de fabricarla, me ayudé de una lupa, pues el trabajo era de mecánica fina. A la pieza había que hacerle una rosca de 80 hilos por pulgada de longitud. El mecánico del avión la probó, el equipo funcionó perfectamente. La historia llegó a oídos de los dueños de la Pato Consolidated, de la Chocó Pacífico y de la Nariño, pues eran los mismos dueños.

El gerente Mr. William recibió una carta en donde me felicitaban y en agradecimiento me enviaron una carta en inglés; él me llamó a la gerencia, me leyó la carta y me dio los agradecimientos, me dieron un reloj, una bonificación, y un aumento de sueldo.

Él guardó la carta en el archivo para que se recordara que yo había hecho esa aguja para la avioneta; tiempo después el archivo se quemó por un accidente, pero eso me dio una gran influencia entre los gerentes”.-

Los hermanos Knight nunca abandonaron su afición por la música y el deporte. Organizaron, con el apoyo de la empresa, Los Mineros del Ritmo dirigido por William, quien además entrenaba equipos de futbol.- Él se encargó de la formación de su hijo William Eduardo Knight Agámez, quien tuvo un paso fugaz por el Atlético Nacional, pero es recordado por su goles en el Junior de Barranquilla, así como en la Selección Colombia de Mayores.- Ahora es entrenador y fue el que sacó adelante a Teófilo Gutiérrez.-

Cada año William salía de vacaciones en diciembre y aprovechaba para llevarse a algunos de su grupo musical.- Se iban para Cali y allá se encontraban con otros músicos para amenizar las fiestas de fin de año que no eran otras que la famosa Feria. Otro miembro del grupo fue Wilson Saoco; a quien Vicente lo trajo de Cali y vivió en la casa de William en El Bagre y fue cuando aprendió a cantar; finalmente se integró a la orquesta de Fruko y Sus Tesos, donde alternaba con el famoso Joe Arroyo.-OVEEDORA Y AUTOSERVICIO

En una temporada en que vino Celia Cruz a Barranquilla con su esposo Pedro Knight, el tío de Vicente, se dio un encuentro entre los tres y recuerda: “Fui a esa ciudad para saludarlo y conocer a su famosa esposa. Recuerdo que fui hasta el hotel a visitarlos; la señora Celia fue muy amable y además me regaló un billete de veinte dólares que conservé como recuerdo de ese encuentro. Lo triste de la historia fue que cuando monté el estadero Los Guaduales en El Bagre, sitio de grata recordación por las parrandas que allí disfrutamos, cualquier noche se entraron los ladrones y alzaron con los licores del bar y otras cosas, entre ellas el famoso billete de Celia Cruz”.-

Vicente nos empieza a relatar en medio de sus historias a un compañero de trabajo que tuvo en el taller mecánico en El Bagre; parece que los datos le van llegando a su memoria como enunciados que se van uniendo: “Se trataba de un tornero que había nacido en el campamento de Pato…la mamá era sanandresana y el papá chocoano…estudió en el Instituto Pascual Bravo…tenía un problema físico en una mano por lo que no podía jugar beisbol que era su deporte favorito…pero acompañaba los partidos de sus amigos, cogiendo un palo como micrófono para hacer la transmisión” .- Se trataba nada más y nada menos que de Edgar Perea Arias, quien más adelante sería un famoso locutor deportivo.-

También recuerda a don Ramón Martínez, de origen español, mecánico general y quien fue jefe del garaje automotriz, jefe del taller mecánico, jefe del puerto, jefe de reparación y constructor de draga.- “Cuando don Ramón se jubiló, me eligieron a mí como mecánico de dragas, en lo relacionado con montaje de mecanismos. Ya estaba Fernando Rico como superintendente de dragas, cuando ocurrió el accidente del señor Duque, jefe de mantenimiento de los equipos de recuperación de oro, como los jigs, molinos, bombas y otros; su muerte fue algo terrible, por imprudencia del difunto, metió su cabeza entre la criba de la draga y la carcasa que la cubre, y los que hacían el mantenimiento de este equipo, le dieron un pequeño giro, que fue suficiente para destrozarle el cráneo. Yo era muy amigo de Duque y a mí me tocó informarle de la muerte a su esposa. Ayudé con todo lo relacionado con el traslado del cadáver al aeropuerto para llevarlo a su tierra de origen. Fue cuando me seleccionaron para reemplazar a Duque; estuve 14 años en dragas en esa actividad como supervisor mecánico con 12 hombres bajo mi dirección”.-

Fue también en esta empresa que conoció a Perla Smith con quien se casó siendo enfermera del hospital Franklin.- Ella era hija de un sanandresano, de los varios que llegaron a la Pato para trabajar como operadores de comunicaciones en las hidroeléctricas y los campamentos. Eran personas muy tranquilas y amables; posiblemente ese temperamento lo tenían por el hecho mismo de ser isleños, donde la vida transcurre en forma tranquila y apacible y por eso permanecían años sin salir de esos sitios tan aislados, como la hidroeléctrica de Providencia y San Juan, pero además hablaban el inglés, que facilitaba la comunicación para los americanos.

Antes de ponerle punto final a este relato, Vicente recuerda un sitio muy visitado en aquellos tiempos como fue el estadero Los Guaduales y un capítulo de la violencia de los años 80 en El Bagre: “Cuando estuvo Pablo Liemann, él me dio en comodato un lote en lo que llamábamos Comodatos de Arriba, que hoy hace parte de la base militar. Allí con mi familia hicimos un estadero, al que le pusimos el nombre de Los Guaduales, pues aprovechando el guadual que allí había, construimos el quiosco, las sillas y mesas con estas maderas. La carpintería también fue un oficio que habíamos aprendido en una escuela de capacitación en varios oficios que tuvo la compañía”.-

“Pusimos restaurante y pista de baile. La especialidad de la comida era la jamaiquina que aprendimos de mi papá, y con los Mineros del Ritmo amenizábamos los fines de semana las fiestas a las que acudían muchos empleados de la empresa. En 1983 ocurrió la primera toma guerrillera de las Farc a El Bagre.- Escogieron ese sitio para hacer la incursión y por allí atacar a la policía acantonada en el pueblo.- Como la situación de orden publico se puso delicada, tuvimos que devolver el sitio para la construcción de la base militar y luego la creación del batallón”.-

“El gerente de la compañía en ese entonces era el ingeniero Gonzalo Gómez Vargas, cuando la situación de orden público se recrudeció. Uno de los sitios por donde la guerrilla llegaba del monte era por el estadero nuestro, por Los Guaduales, para llegar a la empresa. Para ellos era muy fácil, porque la empresa estaba abierta en muchos sectores y las carreteras atravesaban sus terrenos. Una noche que estábamos tomándonos unos whiskys y escuchando boleros, cuando decidimos salir y nos montamos al carro, encendimos las luces y estábamos rodeados, era la guerrilla, era un grupo grande con vestidos verdes, muy armados y con brazaletes. Nos dejaron salir tranquilamente, pero luego empezó el traqueteo de las armas.

Entraron al campamento y disparaban hacia nuestras casas seguramente equivocados, pensando que era el puesto de policía; alguien gritó que esas eran viviendas. Fue una noche muy tensa, hubo muertos en el pueblo. En el campamento cayeron cuatro guerrilleros y un policía. A las 8:00 am salimos de nuestras casas a ver qué había sucedido. El doctor Gonzalo Gómez nos reunió y nos dijo que regresáramos a las casas hasta que las cosas se normalizaran. Esa fue una noche de zozobra entre muchas que vendrían”.-

Además, agrega Vicente, lo que para él ha sido el crecimiento de la empresa, del municipio y de la gente que ha puesto el corazón y la fuerza para salir adelante: “Como la mayoría de las labores eran manuales, la Pato tenía más de 1.000 trabajadores; eran muchas áreas como las cuadrillas de exploración, operación de las dragas a las que estaban vinculados los capitanes, que dirigían la operación, los “wincheros” que operaban las dragas con el apoyo de los aceiteros, molineros, coleros y alambreros; estos últimos conformaban una cuadrilla de oficios varios para mover cables de anclaje, limpieza de la draga y apoyo en los mantenimientos.

Estaban los talleres de mecánica, eléctrico, garaje donde se hacía el mantenimiento de los vehículos de tierra; el puerto con sus capitanes de puerto, lancheros, los pilotos de los botes, los grueros y la cuadrilla de estibadores; el aserrío y la carpintería con los grupos de albañiles pintores y carpinteros y plomeros; los almacenes de repuestos; las cuadrillas de sanidad para el mantenimiento del campamento y los cultivos de la huerta; los restaurantes; la tienda; el hospital; las hidroeléctricas, las escuelas; las oficinas, etc. En ese entonces el sindicato era mucho más beligerante, por la influencia de su asesor, abogado con ideas de izquierda y contrario a las compañías americanas, a pesar de tener muchos beneficios, pero también muchas exigencias”.-

“Cuando ingresé a la compañía no había tantas normas para la protección del personal, por eso eran frecuentes los accidentes. No había nada de responsabilidad ambiental por parte de administradores extranjeros. Ahora la empresa está respondiendo por lo que le corresponde legalmente, sé que faltan mejorías, pero están en ese camino, ha abandonado el mercurio, que me tocó a mí ver todas las consecuencias en la salud de muchos empleados por el uso de ese elemento, entonces para mí es un crecimiento.- El Bagre como municipio, también ha progresado y le debe mucho a la empresa en ese desarrollo. Hemos tenido buenos alcaldes, pero los ha habido corruptos y pienso que el municipio debería estar mejor, porque la empresa le ha entregado muchas regalías al municipio. Por eso soy muy apático de la política”.-

“Fui uno de los trabajadores con más larga continuidad ininterrumpida en la empresa, pues algo que caracteriza a esta compañía ha sido la permanencia de sus trabajadores en ella. Por ley tenía derecho a jubilarme cuando cumpliera los 55 años de edad y más de 20 años de servicio, que era como las normas laborales lo tenían establecido para las pensiones que estaban a cargo de las compañías que no tenían sus trabajadores afiliados al Seguro Social, por estar en zonas donde éste no había llegado. Después de jubilado la empresa me llamó para participar en montajes de los proyectos de No. 14 y No. 16”.-

“Ahora soy uno de los directivos de la asociación de jubilados o pensionados, y tenemos muy buena relación con el sindicato y con la empresa, pues ésta sigue atenta a las necesidades de los jubilados. Mi percepción es que el sindicato actual está funcionando muy bien; la última convención que se negoció, resultó muy favorable para los trabajadores y es porque el sindicato ha luchado por muchos años, sin dañar las relaciones, porque saben que las buenas relaciones son muy importantes para los trabajadores”.

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