Verbo América

Roberto Matta es considerado como uno de los pintores más importantes del siglo XX. Un chileno del mundo que nació en Santiago el 11 de noviembre de 1911. Su siga maravillosa fue siempre 11.11.11.  Fue un hombre libre que con su pintura casi automática, pero totalmente personal, perteneció al mundo Surrealista y, un dato muy importante, en los Estados Unidos fue el gestor del Expresionismo Abstracto. En 1939 viajó con los artistas franceses a Nueva York y fue un puente definitivo con los jóvenes americanos que estaban buscando el otro camino de la realidad después de la guerra.

Matta de casó 5 veces, tuvo 6 hijos y 4 nacionalidades: chileno, español, francés y cubano. Pintor, dibujante y escultor que creía en el hombre y en la libertad interior. Estudió arquitectura y fue poeta.  Quien lo empujó a pintar en Francia a sus 33 años fue García Lorca, mientras vivía con Gabriela Mistral en París.

Morfología sicológica, 1938

Su propuesta fue el verbo Ver.  Observar lo visible y lo invisible. Igual, podemos pensar en lo que se dice y lo que son las omisiones. Y para ello su obra es una puerta abierta a otra realidad donde caben todas las culturas y todas las dimensiones: desde el microcosmos del esqueleto de una pulga hasta el mundo de las estrellas y las constelaciones, mientras buscaba encontrar lo desconocido. En su lenguaje le interesaba el espacio y el movimiento, el cambio, las mutaciones. Todo hace parte de la búsqueda de un lenguaje para hallar una revelación de otra libertad.

El 1930, se interesó en una morfología psicológica. El mundo tenía que tener una forma mental. Se trataba de interpretar hombre como un sistema planetario y a donde se pudiera soñar y creer en el azar, no como una equivocación sino como un acierto. Ya en 1940, el Museo de Arte Moderno de Nueva York le organiza una gran exposición, le compra su cuadro El Vértigo de Eros que fue su tema durante esos años.

El Vértigo de Eros,1944

Después de la guerra en 1950, Roberto Matta quedó con un sentimiento de incomodidad que expresó en el deterioro del hombre mientras afirmaba: “Si la gente creyera en la inteligencia humana… debemos tener respeto al hombre que es un ser humano, con sus obsesiones y perversiones”. Desde todo y por siempre somos humanos.  Por eso pintó el paisaje del ser humano. Lo que siente y lo que se vive. Por eso le fascinaban las esculturas de Egipto, lo prehispánico o el mundo africano: la memoria de los sagrado y de lo humano.

Ya en los años 60 y muy de acuerdo con los cambios en Cuba, su arte tuvo un énfasis en la denuncia. Empezó a pintar para entonces unos seres que eran el arte de la guerrilla. Y declaró que el verbo ver estaba en crisis. Obviamente, con la derrota del sueño del presidente Allende todo fue un caos.

Verbo América, mural en Sevilla, 1996

El aficionado del fútbol que explicaba su mundo pictórico desde “la pelota”, volvió a soñar. Y murió en Chivitanova, junto a su esposa italiana el 23 de noviembre del 2002 pero nos dejó una obra maravillosa.   

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