Venezuela: el empoderamiento de las comunas
Opinión

Venezuela: el empoderamiento de las comunas

Las comunas venezolanas son una de las claves del proyecto socialista

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mayo 06, 2025
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El proyecto histórico del socialismo venezolano no solo ha tenido que enfrentar la devastadora guerra híbrida que le declaró el presidente Donald Trump desde su primer mandato y los brutales planes sediciosos de la oposición ultra. También ha tenido que hacer frente a la sorda resistencia de la burocracia. Burocracia heredada del Antiguo Régimen, el mismo que quiso demoler la Asamblea Nacional Constituyente, convocada por Hugo Chávez en 1999, aprobando una nueva constitución, más congruente con los intereses de las mayorías populares que con los de las trasnacionales y la oligarquía petrolera. Pero una cosa son los textos legales y otra distinta el aparato del Estado encargado de llevarlos a la práctica.

Algo de eso ya comenzamos a enterarnos los colombianos que estamos sintiendo en carne propia la advertencia formulada oportunamente por el presidente Petro: “tenemos el gobierno, pero no tenemos todavía el poder”. Lo dijo pensando no solo en los formidables poderes fácticos, económicos, mediáticos y judiciales que desde el primer día se han puesto ruedas en el palo de su gobierno. También se refería a la propia administración pública, en especial al aparato de los ministerios y otros entes gubernamentales, que en muchos casos no solo se niegan calladamente a aplicar las decisiones del presidente, sino que incluso “tenían agendas propias”. Como lo denunció igualmente Petro en el curso de la tormentosa reunión del gabinete, la primera en nuestra historia que se realizó públicamente, ante las cámaras de la televisión.

El presidente Hugo Chávez no tardó demasiado en darse cuenta de este problema. Le saltó a los ojos cuando se enteró de que tanto la cúpula administrativa de PDVSA, la empresa pública de petróleos de Venezuela, conspiraba contra los planes del gobierno, como la propia dirigencia del sindicato. Ambos beneficiarios de un régimen de privilegios adquiridos en un modelo empresarial que entregaba el control y la gestión efectiva de la industria del petróleo, formalmente nacionalizada, a las multinacionales. Por lo que no es de sorprender que promoviera la aprobación en 2010 de la Ley Orgánica de las Comunas, definidas como “una nueva forma de organización social basada en la autogestión y el diálogo permanente con el Estado”. Chávez era, según su propia definición, “un socialista del siglo XXI”, que, aunque comprometido con la democracia parlamentaria, era consciente de que la consagración legal de los derechos de las mayorías populares no era suficiente para que los mismos se ejercieran realmente. Para que ello sea posible es indispensable que los beneficiarios de los mismos se organicen para garantizar su aplicación. 

Las comunas venezolanas no solo satisfacen este requisito imprescindible, son también un medio de control popular de una parte significativa de los recursos públicos. Su base es territorial y tiene entre sus competencias decidir cuáles son los proyectos de inversión pública que requiere cada una de ellas. Cierto: es la Asamblea Nacional a la que le corresponde aprobar el presupuesto y hacerlo el marco de la estrategia de desarrollo nacional de 7 grandes metas, actualmente en marcha. Pero dicho presupuesto incluye un rublo puesto a disposición de las comunas para que sean ellas las que libremente decidan cuales son proyectos de inversión que interesan a la comunidad. Ellas tienen, además, la potestad de exigir la entrega oportuna de esos recursos por parte de la administración pública y la supervisión de cuándo y cómo se gastan los mismos. Tienen la capacidad de hacerle muy difícil la vida a los corruptos.

El último domingo del pasado mes de abril se realizó en todo el territorio nacional de Venezuela la quinta consulta popular de las comunas en las que se aprobaron 5.338 proyectos de inversión. Las comunas no son todavía el socialismo, pero son sin duda un paso adelante en la realización del mismo, por lo que suponen de medio de empoderamiento de la base popular del mismo. En la medida en la que se extiendan, crezca exponencialmente el número de sus integrantes y su cuota de participación en el presupuesto nacional, mayor será el poder popular, de hecho y no simplemente de derecho. En esta evolución cifra sus esperanzas de futuro el presidente Nicolas Maduro, quien, a propósito de las comunas, ha declarado: “Estamos construyendo una democracia para todos, nueva, directa y verdaderamente para todos. Es un proceso claro y transparente, sin burócratas, sin rectores, sin manos corruptas. Estamos acabando con la burocracia”.

Las comunas venezolanas también desempeñan un papel hegemónico muy importante.

Su funcionamiento actual implica una contradicción, tal y como declaró a un medio brasileño Kiravaci Torres, una líder comunera: “Fueron creadas por iniciativa de Chávez, pero al estar ligadas al territorio, muchos de los comuneros son opositores de derecha, lo que sin embargo no les impide participar en este sistema de democracia de base. Es una forma de construir el socialismo, tanto para los chavistas como para los opositores, a partir de la discusión en asamblea comunal de cada proyecto que se vota. La experiencia de cinco consultas realizadas apunta hacia una inclusión cada vez mayor de comuneros. Cada Consejo comunal tiene miembros de familias en las que cada uno de los cuales puede ser chavista, de la oposición o de cualquier otro partido. Pero, de hecho, todos son favorecidos, que es precisamente lo que se pide: inclusión. Y que esta inclusión se refleje en la comuna”. 

Coda ecológica.

Quiero concluir esta columna con otra buena noticia proveniente del país hermano. Gracias a un acuerdo con el presidente Nicolás Maduro, agrónomos militantes del MST- el Movimiento de los Sin Tierra brasileño- se han  instalado en campamento con el fin de construir una Escuela Internacional de Agroecología, que actuará en 180.000 hectáreas de tierras rústicas sin uso, “para construir una relación sostenible con el medio ambiente”.  Va a ser el núcleo de la comuna Patria grande del Sur y estará situada en el estado de Bolívar. El poder popular venezolano se compromete así con un modelo alternativo de agricultura.

 Del mismo autor: El debut del general

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