Uribe, o ganar por W
Opinión

Uribe, o ganar por W

Hace meses Uribe dijo que nunca le huiría a la Corte Constitucional y eso es lo que está haciendo ahora, huir para enfrentarse a un enano raquítico, la justicia ordinaria

Por:
agosto 21, 2020
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En el deporte, cuando uno de los dos lados no se presenta a una confrontación, se dice que la otra parte ganó por W. Esto no significa ganar realmente, sino que se le concede el triunfo al equipo que se presentó, así no sea el mejor. Con la actitud de Álvaro Uribe frente a su proceso con la Corte Suprema de Justicia, uno siente que pretende precisamente ganar impidiendo que su juez natural se haga presente.

Decidió el expresidente, ahora también exsenador, renunciar a su curul para intentar que lo juzgue la jurisdicción ordinaria y lo investigue la Fiscalía. Ese fiscal de bolsillo qué nombró Iván Duque, ¿qué garantías de imparcialidad va a dar en la investigación? Hasta ahora, era investigado por la sala de instrucción de la Corte y sería juzgado por la Corte en pleno.

Hay varias aristas en esta espinosa decisión, aconsejada por su abogado Granados, que ha estado muy activo en los medios de comunicación criticando a la Corte (lo que no se le ve bien a un abogado de sus kilates) por una supuesta parcialidad política o una supuesta falta de garantías.

La primera arista de este problema, a mi modo de ver, no está relacionada con principios constitucionales sino con convicciones éticas. Este proceso enfrenta al político más poderoso que ha tenido Colombia en los últimos 20 años con el máximo Tribunal de la justicia penal. Es decir, una lucha de dos gigantes: el gigante político, respaldado por millones de votos y el gigante judicial, respaldado por su legitimidad constitucional y decisiones colegiadas. Al pretender que a Uribe lo juzgue un juez ordinario se busca enfrentar a un gigante con un enano, representado por la justicia ordinaria, que se verá presionado por todos lados y al que le costará muchísimo actuar apegado a la ley y no a la conveniencia política.

 

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Una lucha de dos gigantes: el gigante político, respaldado por millones de votos y el gigante judicial, respaldado por su legitimidad constitucional y decisiones colegiadas

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La segunda arista de este problema tiene que ver con la opinión pública. El expresidente, y ahora exsenador, apelará a las masas fervorosas y fanáticas que lo siguen, independientemente de su actuar. Esas gentes que lo consideran un dios. Así lo llamó el reo Pardo Hashe para convencer a otro reo de que siguiera las órdenes recibidas presuntamente de Uribe. En este caso no habrá un juzgamiento en derecho, sino un linchamiento público aupado por sus seguidores, contra quienes se atreven a acusarlo como el senador Iván Cepeda. Y mucho más si se hace público el expediente como pretende Granados.

Finalmente, está tema de si este caso está relacionado con el actuar de Álvaro Uribe como senador. El abogado Granados asegura, en todos los micrófonos que le han ofrecido esta semana, que nada tiene que ver el soborno y la obstrucción a la justicia, delitos de los que se acusa a Álvaro Uribe, con su labor como congresista. Y, por supuesto este país de leguleyos, tiene argumentos a favor y en contra. Estos supuestos delitos se originaron en un debate parlamentario en el que Iván Cepeda acusó a Uribe de haber propiciado grupos paramilitares. En respuesta a este debate Uribe demandó a Iván Cepeda frente a la Corte. ¿Estará o no esto relacionado con su labor parlamentaria? A mí no me cabe duda. Sino, ¿por qué Uribe acusó a Cepeda ante la Corte Suprema y no ante la jurisdicción ordinaria? Si cuando ocurrieron los supuestos delitos, por los que demandó, Cepeda estaba cubierto por el fuero parlamentario, su propio posible delito, por lógica, también lo estaba.

Hay muchas otras aristas para juzgar este tema, pero a la última que me quiero referir, es a la deslegitimación que Uribe pretende someter a las instituciones. Él, que ha tenido la más alta investidura en Colombia, que ha impuesto los últimos dos presidentes y que maneja buena parte de la opinión pública, es quien más debería respetar la Constitución y las leyes. O, si realmente cree en la democracia y en las instituciones, debería atenerse a lo que ofreció hace algunos meses cuando dijo que nunca le huiría a la Corte Constitucional y eso es, precisamente es lo que está haciendo ahora, huir para enfrentarse a un enano raquítico, es decir, para ganar por W.

www.margaritalondono.com

 

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