Aunque en algo me apena admitir que compro loterías, quisiera lanzar un tiro al aire sobre lo que sucede con ellas. ¿Tendremos, quienes compramos loterías en este desproporcionado y desprotegido país, algún grado de seguridad, para poder tener algún nivel de confianza, de que los premios que se juegan cada día no están siendo sometidos a los corruptos manejos que se acostumbran aplicar sobre cualquier tipo de recurso económico?
Aunque parezca una pregunta que sobra, sobre un escenario que está siempre sometido a la zozobra y al riesgo de la suerte, es necesario que se demuestre que los resultados no están siendo expuestos a los consabidos manejos de unos funcionarios públicos, o privados, por lo general deshonestos y dados a emplear cualquier tipo de herramienta para defraudar, pues se nos indica que existe una entidad, llamada pomposamente Superintendencia de Juegos, Rifas y Espectáculos, más bien dada a jugar con la confianza de los colombianos, a rifar el prestigio requerido para controlar a unos bandidos, a quienes se les identifica como de cuello blanco, y al mismo tiempo especular con un espectáculo, en el que todos los que jugamos pretendemos logra que la suerte algún día nos llegue a alcanzar.
Ante este escenario de total incertidumbre y desconfianza, es muy importante, además que debiera ser requisito sine qua non, que nosotros, los recurrentes apostadores a que la suerte nos pueda caer encima algún día, tengamos las más mínimas garantías de parte de esa entidad, dizque creada para velar por los derechos que adquirimos al momento que nos dé por comprar esas loterías y rifas.
Así que con este inane escrito lo único que pretendo es visibilizar una voz de un ciudadano del común y corriente para que con este inocente e ingenuo intento, lograr que algún funcionario, de estos gobiernos caracterizados por la corrupción, se digne a responder, demostrar o explicar que en estos diarios sorteos la suerte si juega y se respeta.
