Un mundo raro
Opinión

Un mundo raro

El debate del poshumanismo debería ser la brecha entre los grupos que gozan de los avances tecnológicos y los pobres que tienen la vida moderna como un mundo raro, inalcanzable

Por:
agosto 28, 2018
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El robot quirúrgico Da Vinci es un monstruo amable de 4 brazos operado por el médico desde una consola que se usa para hacer operaciones de alta precisión, mínimamente invasivas, especialmente prostatectomías e histerectomías. Es un costoso producto norteamericano. Actualmente hay 3000 de ellos en el mundo incluyendo uno en la Clínica Shaio en Bogotá. El Da Vinci es un  símbolo poderoso de los avances científicos hechos para mejorar la condición humana. No reemplaza al médico sino que lo hace más eficaz, como ha sucedido con otras técnicas que ya parecen obsoletas frente a él como la laparoscopia.

Pero no todos los avances tecnológicos son un alivio a la pesada carga de necesidad y dolor que impone la realidad. Otros crean una realidad alternativa, enajenante: las consolas de videojuegos, por ejemplo, mucho más seductoras  que la vida cotidiana a la cual siempre es difícil volver. O los teléfonos inteligentes, que comunican al individuo con el mundo entero y los aíslan de sus familias. O la inteligencia artificial que entrega a las máquinas decisiones importantes que antes eran tomadas por las personas, como invertir en la bolsa de valores o escoger pareja. O la ingeniería genética que reprograma el cuerpo con consecuencias aún desconocidas. Al ambiente creado por la interacción del hombre con la moderna tecnología, los filósofos le han dado el curioso nombre de posthumanismo, que es una especie de período de transición, de adaptación, para llegar al transhumanismo, que sería un nuevo ser humano producto de la fusión total del hombre con la tecnología.

Ambos términos están basados en la antigua y querida concepción del humanismo, nacida en el Renacimiento, que rescató el ideal griego del hombre como la medida de todas las cosas, como un ideal de libertad. ¿Será el hombre trashumano cuando llegue un Leonardo Da Vinci potenciado o un robot? Vaya uno a saber porque de lo que se habla es casi de ciencia ficción. No en balde el término ha sido acuñado por igual por la filosofía, el arte y el cine, y es sin duda el centro del debate sobre el hombre contemporáneo.

La Universidad del Valle, curiosamente a través de su Facultad de Administración no de su Facultad de Humanidades, convocó un seminario con especialistas internacionales en  robótica, ingeniería, genética, administración, políticas públicas, derecho y filosofía, para hablar del asunto, con la preocupación de que hay que sentar también las bases para administrar ese mundo que se nos viene encima y para determinar la manera como esos avances deben incorporarse en las políticas públicas.

 

¿Puede prosperar el poshumanismo en una sociedad atenazada por la violencia,
donde el Estado está tomado por los corruptos
y apenas están tratando de llevar un computador a las regiones más apartadas?

 

 

Y es allí donde se estrella uno con la dura realidad. ¿Cómo compaginar esos avances que ya están entre nosotros con una sociedad que está todavía luchando por encontrar unas normas básicas de convivencia y un nivel mínimo de desarrollo económico que le permita tener a sus ciudadanos una vida digna y segura? ¿Cuál es el espacio para la modernidad en un país que apenas sale de un conflicto  armado interno, nacido de la concentración de la tierra en pocas manos, con amplias zonas donde reina el precapitalismo y hay que reconstruir desde el principio las relaciones entre los tenedores de la tierra y los campesinos desposeídos? ¿Puede prosperar el poshumanismo en una sociedad atenazada por la violencia, donde el Estado está tomado por los corruptos y las políticas públicas sobre educación y tecnología apenas están tratando de llevar un computador o la educación virtual a las regiones más apartadas de la geografía?

Y no solo en Colombia. De pronto el centro del debate sobre el poshumanismo debería ser la brecha que se crea y amplía alrededor del mundo entre las sociedades o los grupos de población que se benefician de los avances tecnológicos y la humanidad agobiada y doliente, hambrienta, iletrada, ignorante, para la cual la vida moderna es como una película de ciencia ficción sobre un mundo raro que está por completo fuera de su alcance.

Un optimista diría que vale la pena esperar, porque después de todo los eruditos de Florencia en el siglo XV que sentaron las bases del humanismo eran una minoría absoluta en una sociedad de mercaderes, pero con el correr de los siglos su luz iluminó el mundo entero

 

 

 

 

 

 

 

El robot quirúrgico Da Vinci es un monstruo amable que se usa para hacer operaciones de alta precisión, mínimamente invasivas. Fotos: Wikipedia

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