"La Policía se dedicó a actuar como una fuerza del miedo en los barrios populares de Bogotá, acrecentando el odio que su brutalidad ha sembrado en la población"
El 21N no fue el fin del mundo, ni una revolución social, ni el derrumbe del establecimiento. Pero si un enorme llamado para que se pongan las pilas quienes tienen que hacerlo