Ni el gobierno actual ha sido la gran respuesta transformadora que esperábamos, ni tampoco es el villano que quiere destruir el Estado de derecho y la democracia.
En un país donde la prensa critica al presidente sin descanso, las marchas pululan y el Congreso debate sus reformas minuciosamente ¿es creíble hablar de dictadura?
Frente al agotamiento ciudadano por el estancamiento legislativo, se llama a la clase política para que actúe y no siga entre el espectáculo y el cálculo electoral