Sistema de salud: ¿empresa o servicio?
Opinión

Sistema de salud: ¿empresa o servicio?

Por:
agosto 23, 2013
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Nuestro discurso social, desde grafitis universitarios a intervenciones de políticos, incluye frecuentemente la expresión La Salud es un Derecho.  Así decimos mucho o probablemente no decimos nada. Porque ¿quién garantiza ese derecho? ¿Quién asume el costo de proteger ese derecho? ¿Qué es salud o hasta dónde llegan sus límites? Son problemas que usualmente quedan en el aire.  Ahora bien, el profesional de salud y quienes acuden al sistema de salud viven esos dilemas día tras día. El tema es extremadamente complejo y duda uno discutirlo en una columna de escasas ochocientas palabras. Pero un reciente editorial en la prestigiosa revista The Lancet  (Volume 382, Issue 9892, Page 571, 17 August 2013)  nos hace ver como en sociedades más ricas estas definiciones tampoco están claras.

El texto publicado es una opinión no un artículo científico.  Más que verdades deja observaciones para ser discutidas. Por eso tomaremos dos o tres citas para meditarlas cuidadosamente en nuestra situación actual.  Dice el editorial: “(El gobierno) espera que el sistema de salud, y cada una de sus organizaciones, sea eficiente, ahorrador de gastos y viable financieramente o es calificado como una empresa fallida. Los médicos, las enfermeras y los trabajadores de la salud son culpados por la calidad del cuidado que prestan bajo estas estrictas condiciones. Y los medios de comunicación del Reino Unido son cómplices en esta calificación”.

En Colombia gran parte de los profesionales de la salud trabajan en el sector público con “desesperación callada” como escribía Thoreau en Walden añadiendo “lo que llamamos resignación es desesperación confirmada”. Son tantas las limitaciones del sistema y tantas las expectativas de los pacientes que no puede ser de otra forma. Además no es solo la falta de medios sino también la molestosa vigilancia de auditores y gerentes acompañada de la pobre apreciación social por la labor del trabajador de la salud.  Es cierto que enfrentamos situaciones dramáticas pero esto no es razón para buscar siempre un culpable, que usualmente es el médico o la enfermera. El Tiempo reportaba en estos días como algunos estudiantes en Bogotá golpeaban a sus profesores. Desde que yo era rural hace muchos años oigo historias de médicos atacados por pacientes. O mandados a matar y no todos por “traquetos”.  Más abajo dice el editorial británico: “La calidad del  cuidado del paciente debe ser el propósito final del sistema. La inculpación debe ser abandonada como instrumento para lograr esto.  Las metas cuantitativas tienen un papel que jugar pero no deben sustituir al óptimo cuidado del paciente como meta final”

Quiero subrayar el papel de los medios de comunicación.  Son frecuentes los titulares que afirman cómo tal o cual paciente murió por falta de atención médica. Nunca se discute la responsabilidad del paciente por su propio estilo de vida o la poca atención prestada a recomendaciones para la prevención de enfermedades. Y además se supone que la pronta atención médica salvaría todas esas vidas. La intervención médica in extremis con buenos resultados ocurre casi siempre en la televisión y más bien pocas veces en la vida real. Hace algún tiempo se midió la recuperación tras desfibrilación cardíaca en la serie ER que hizo famoso a George Clooney encontrando la frecuencia de buenos resultados mucho más alta que en cualquier sala de urgencias real.  Los medios de comunicación debían entonces matizar lo de la falta de atención médica pero indiscutiblemente titulares con esas palabras venden.

Creo que el editorial en The Lancet plantea una pregunta más profunda: ¿es el sistema de salud una empresa o un servicio social? Y esta no es una pregunta médica sino un dilema que debe discutirse en el ámbito de lo político, económico y social. Si el sistema de salud es una empresa debe exigírsele en nuestra economía de mercado eficacia, ahorro y viabilidad financiera. Si el sistema de salud es un servicio la cosa cambia. La ley 100 de 1993 transformó los hospitales públicos en Empresas Sociales del Estado (ESE). Se buscaba entonces equilibrio entre ser empresa y ser un servicio social lo cual resultó extremadamente difícil. En la mitología griega el centauro Quirón enseñó medicina a Esculapio semidiós de la medicina o Medio Dios, de donde viene MD dice el chiste. Pero seres medio caballos y medio humanos como los centauros no existen. E imaginar una empresa que bajo las leyes del mercado cumpla prioritariamente un servicio social, como la salud, también es difícil: se es caballo o se es hombre. Se ha planteado en la reforma actual una innovadora figura llamada Gestor en Salud. Creo que debe discutirse la lealtad fundamental de su función: a la eficacia, ahorro y viabilidad financiera de la organización o al cuidado del paciente. Si no el Gestor en Salud puede convertirse en un mitológico centauro, ya no tan sabio ni maestro de medicina como Quirón.

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