Sin conexión a Internet
Opinión

Sin conexión a Internet

Por:
abril 16, 2014
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Hace dos semanas cambie de casa. Del cómodo y conectado sector de Chapinero me mudé al también cómodo y aparentemente bien ubicado sector del Panamericano: cerca de la 26, Las Américas, y la NQS. Mi nuevo apartamento realmente me gusta, es amplio, el sol entra a la sala y a la habitación principal durante la tarde, es tibio y acogedor, tiene unos grandes ventanales, está iluminado naturalmente durante todo el día y tiene patio. Suena bien, pero no todo es perfecto, su gran problema lo descubrí hasta hoy,  no he logrado que alguna empresa me provea conexión a Internet.

Para aquellos que me conocen no será una sorpresa la afirmación de que puedo vivir sin teléfono fijo, sin televisión pero no sin Internet. Para mí estar conectada a la red es prioritario, no solo es mi principal canal de comunicación sino que también es, en gran medida, mi medio de trabajo. Sin Internet no soy yo misma, me siento aislada, incomunicada, privada de la posibilidad de informarme y expresarme.

Lo primero que hice al cambiar de casa fue llamar para trasladar el servicio que tenía. La respuesta me dejó atónita, Claro, empresa que compró Telmex y que prácticamente ostenta un monopolio sobre la conexión en la ciudad, no tiene cobertura para Internet en este barrio. Solo podían ofrecerme el servicio de televisión análoga, sin conexión a Internet, ni telefonía. Sin que me pudieran proveer alguna alternativa, cancelé el contrato que tenía y empecé a buscar otro operador.

Mi segunda opción fue ETB. Después de una larga espera al teléfono, me informaron que aún no tenían cobertura en mi zona para la conexión de fibra óptica que tanto han anunciado pero que si podían ofrecerme el servicio normal de Internet de banda ancha y telefonía local. Aliviada concerté una visita técnica para la instalación. Esperé casi una semana. Finalmente vinieron, probaron y se fueron sin hacer nada. Me informaron que el gabinete donde llegan los cables de la zona, tenía dañadas varias terminales y que por esa razón no había ninguna disponible para hacer mi instalación. Lo más terrible fue cuando me informaron el tiempo necesario para realizar el arreglo: ¡180 días! Si, para que ellos arreglen su red y puedan ofrecerme un servicio debo esperar seis meses.

La siguiente opción fue EPM. Ellos ofrecen en Bogotá Internet cableado, pero al llamar, ya me temía la respuesta. No tienen cobertura en esta zona. Acá solo pueden ofrecerme Internet inalámbrico utilizando la banda de 4G con un router portátil que le envían a uno a domicilio, por el que hay que aceptar una cláusula de permanencia de 36 meses. No se ustedes, pero estar atada a una empresa durante tres años por un servicio que no estoy segura de querer usar durante todo ese tiempo no es una buena opción para mí.

Siguiente proveedor y último en mi lista, Telefónica, o mejor dicho Movistar. Luego de esperar que me llamaran, decidí entrar a un chat en línea, en el cual me informaron muy amablemente que ya tienen ocupadas todas las conexiones disponibles para mi zona.

Parece ser que la única opción que tengo es esperar a que alguna de estas compañías aumente las conexiones en el barrio, o que llegue la promesa de la fibra óptica de ETB o que arreglen sus terminales dañadas, o aceptar un contrato a tres años por un servicio que no es el que quiero o que algún vecino decida dejar de usar Internet y libere alguna conexión. Las únicas salidas factibles que veo son, seguir utilizando el plan de datos de mi celular para navegar, lo cual no solo es insostenible financieramente, sino absolutamente impráctico o apelar a la solidaridad de mis vecinos y pedirles que me compartan su conexión.

Este peregrinaje por los proveedores y sus problemas de infraestructura y cobertura deja al descubierto el preocupante estado de las redes fijas de conexión a Internet en la ciudad. La cobertura no parece ser una preocupación del Estado sino una consecuencia de un mercado que no está suficientemente regulado y que por tanto favorece desigualdades.

Si esto se evidencia en Bogotá, donde se supone que hay una sana competencia entre diferentes operadores y es la zona de Colombia que según las estadísticas de MinTIC tiene la mayor cobertura y penetración a Internet del país, no me imagino como es la oferta real en otras ciudades ni como es la situación en el campo o en regiones remotas donde paradójicamente Internet podría ser un detonante de progreso pero no hay un mercado suficientemente grande para volver rentable la inversión que se necesita para asegurar la infraestructura que garantice el acceso.

Para mí, en lo inmediato, la solidaridad es el mejor camino, pero no deja de preocuparme la situación de otros que ni siquiera tienen esa opción.

@mapisaro

 

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