Si usted compra en Zara es cómplice de la esclavitud laboral

Si usted compra en Zara es cómplice de la esclavitud laboral

Este año cerraron en Brasil más de 50 fábricas en donde eran explotados inclementemente los trabajadores

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diciembre 20, 2017
Si usted compra en Zara es cómplice de la esclavitud laboral

Desde 1995 a la fecha más de 40 mil trabajadores que eran sometidos a un régimen de esclavitud fueron liberados en operaciones de inspección laboral en zonas rurales [de Brasil]. Desde que comenzaron a hacerse investigaciones en Sao Paulo, a mediados de agosto pasado, cuatro grandes redes minoristas de ropa fueron descubiertas utilizando talleres de confección con trabajo esclavo: Marisa, Pernambucanas, Collins y el grupo se completaba con la transnacional española Zara.

Con una facturación mundial de 12.500 millones anuales, el gigante de la moda española Inditex (Arteixo, la Coruña) propietario de la cadena de tiendas Zara, tiene 30 locales en Brasil y emplea en ellos, 7 mil personas.

Los fiscales estuvieron en dos de los 50 talleres de costura abastecedores de Zara, Allí encontraron 16 bolivian@s con cinco niños, trabajando hasta 16 horas por día en un ambiente sucio, estrecho y sin condiciones de seguridad. Los operari@s informaron que tenían deudas con los dueños de los talleres y que recibían por su trabajo menos de un salario mínimo. Los extranjeros habían sido introducidos clandestinamente en Brasil por redes de tráfico de seres humanos. La portavoz de Inditex, Regiane Machado, aseguró que “Este es un caso aislado, resultado de una tercerización de uno de nuestros abastecedores, sin nuestra autorización”.

En realidad esos talleres “tercerizados”, sin Zara no existirían en el mundo económico. Las órdenes de costura, la definición de las muestras y la elección de los tejidos vienen directamente de la matriz en España. Las afirmaciones de la vocera de Zara, fueron rápidamente desmentidas cuando se comprobó que al menos en otros 33 talleres subcontratados por la firma gallega se habían detectado las mismas irregularidades: hacinamiento, condiciones insalubres de trabajo y salarios de miseria. En los talleres se encontraron también prendas con etiquetas de las marcas Ecko, Gregory, Billabong, Brooksfield, Cobra d'Água y Tyrol.

El pasado mes de mayo, una operación similar a la desplegada en Sao Paulo permitió a la Superintendencia Regional de Trabajo y Empleo desmantelar varios talleres clandestinos en la ciudad de Americana, en el interior de la región paulista. En aquella ocasión fueron liberados 52 trabajadores, casi todos de nacionalidad boliviana, que estaban siendo explotados y sometidos a unas condiciones laborales degradantes. La mayoría de los trabajadores esclavos liberados también elaboraba prendas de ropa para la firma de moda española.

Estas formas de explotación de trabajo forzado no son excepcionales. Son parte inherente del nuevo mercado de trabajo a escala mundial.

David Harvey en La Condición de la Posmodernidad (1989) /1 acepta el desafío del debate con los defensores del posmodernismo y en el plano de la dominación del Capital traduce posmodernidad como acumulación flexible del capital. Al describir esta forma de acumulación, Harvey detalla los nuevos aspectos que definen el mercado de trabajo a nivel mundial. Las normas y prácticas regresivas en la relaciones de trabajo se vienen expandiendo hace cuatro décadas, apoyadas en una desocupación y marginación en crecimiento constante.

Para Harvey los cambios de las cuatro últimas décadas, manifestados en la vida cultural, social política y económica se corresponden con profundas modificaciones en el proceso de acumulación de capital, que pueden ubicarse temporalmente en los inicios de la década del setenta. Más precisamente, él señala a 1973 -año de recesión generalizada a nivel mundial- como el punto de inflexión de estos cambios. Afirma que allí se abre un nuevo período de acumulación capitalista -o de incremento en el valor del capital- que él denomina "acumulación flexible".

La etapa anterior comienza con el fordismo, y proviene de las innovaciones tecnológicas (línea automática de montaje) y organizacionales (forma corporativa de organización de negocios, separación entre gerencia, concepción, control y ejecución y detallada división del trabajo) que Ford implantó con un aumento destacado de la productividad y los beneficios. Todo esto condujo, al decir de Harvey, a "una nueva estética y una nueva psicología, en suma un nuevo tipo de sociedad democrática, racionalizada, modernista y populista". La expansión del sistema fordista es una complicada historia que se extiende por casi medio siglo.

Pero será en la inmediata pos guerra que se procesaran cambios en los modos y mecanismos de intervención estatal permitiendo atender en forma efectiva los requisitos de la producción fordista. Fueron necesarios la depresión y el casi colapso del capitalismo en la década del treinta, para que las sociedades capitalistas llegasen a una nueva concepción de la forma y del uso de los poderes del estado.

Keynes respondería a estos interrogantes con un conjunto de estrategias administrativas científicas y poderes estatales que apuntaban a estabilizar el capitalismo. La configuración y el uso propio de los poderes del estado sólo fueron resueltos después de 1945. Desde ese momento el fordismo se alió firmemente al keynesianismo.

El fordismo, entonces, se combinó con la administración económica keynesiana y produjo lo que dio en llamarse estado de bienestar social (welfare state). Es esta la base de un largo período de expansión económica pos guerra.

Pero a partir de 1966 hay una caída de la productividad y lucratividad corporativas. Conjuntamente empieza a manifestarse una aceleración de la inflación, expresión de los problemas fiscales en los grandes países capitalistas.

La recuperación de Europa y Japón comenzó a saturar los mercados en competencia con EEUU, y fue alrededor de esa época que las políticas de sustitución de importaciones en varios países del Tercer Mundo (en especial, América Latina) asociada al primer gran movimiento de las multinacionales de volcar manufacturas hacia el extranjero (en particular, Sudeste Asiático) generaron una industrialización competitiva en ambientes con mercados de trabajo desprotegidos.

Entre 1965 y 1973 se hizo evidente la incapacidad del fordismo-keynesianismo de contener las contradicciones inherentes al capitalismo. En la superficie, todas esas dificultades eran sintetizadas por la palabra "rigidez". Rigidez en las inversiones de capital fijo de gran escala y de largo plazo y por tanto rigidez en la planificación, presumiendo crecimiento estable en mercados de consumo invariable o de franca saturación. Rigidez en los mercados, en la localización y en los contratos de trabajo. Resistencia de los trabajadores a toda tentativa de superar estos problemas de rigidez que llevaron a las grandes huelgas de 1968-1972. Rigidez en los compromisos del Estado por aumento de los programas de asistencia social en momento que la rigidez en la producción restringía expansiones de la base fiscal para gastos públicos.

La recesión generalizada de 1973 dejó a las corporaciones con mucha capacidad excedente inutilizable en condiciones de intensificación de la competencia. Esto obligó a abrir un período de racionalización, reestructuración y aumento del control del trabajo. En consecuencia las décadas del setenta y ochenta fueron un conturbado período de reestructuración económica y reajuste social y político. En el espacio social creado por todas esas oscilaciones e incertezas, una serie de nuevas experiencias en los dominios de la organización industrial y de la vida social y política comenzó a tomar forma. Esas experiencias pueden representar los primeros ímpetus del pasaje para un régimen de acumulación enteramente nuevo, asociado con un sistema de regulación política y social distinta.

Y aquí llegamos a la definición de Harvey del nuevo modo de acumulación capitalista: "La acumulación flexible, como voy a llamarla, está marcada por una confrontación directa con la rigidez del fordismo. Ella se apoya en la flexibilidad de los procesos de trabajo, de los mercados de trabajo, de los productos y patrones de consumo. Se caracteriza por el surgimiento de sectores de producción enteramente nuevos, nuevas maneras de abastecimiento de servicios financieros, nuevos mercados y, sobretodo, tasas altamente intensificadas de innovación comercial, tecnológica y organizacional.

El trabajo organizado "fue minado por la reconstrucción de focos de acumulación flexible en regiones que carecían de tradiciones industriales anteriores, y por la reimportación para los centros más antiguos de las normas y prácticas regresivas establecidas en esas nuevas áreas”. La acumulación flexible implica niveles altos de desempleo estructural, rápida destrucción y reconstrucción de habilidades de los trabajadores, rebajas de salario real y empeoramiento de las condiciones de trabajo, y retroceso del poder sindical, una de las columnas políticas del régimen fordista. El mercado de trabajo pasó por una radical reestructuración. La desocupación y marginación -gran cantidad de mano de obra excedente tanto de desempleados como subempleados- y el debilitamiento del poder sindical fueron aprovechados para imponer "regímenes y contratos de trabajo más flexibles".

En Latinoamérica donde es común la producción de confecciones en talleres de costura clandestinos con mano de obra inmigrante indocumentada –modalidad de trabajo que no se registra ni es objeto de protección-, el tiempo de trabajo y el tiempo de vida transcurren indiferenciados. En talleres montados en Sao Paulo, Rio de Janeiro o Buenos Aires con mano de obra de bolivian@s, paraguay@s o peruan@s indocumentados, debajo de cada máquina de coser hay un colchón arrollado para ser utilizado durante las horas de sueño. L@s operari@s deben producir primero para pagar el transporte de un país otro y sus gastos de alimentación. Producen durante 14, 15 y hasta 16 horas diarias y viven las 24 horas del día en el taller. En los más permisivos, los hijos comen, juegan, duermen y crecen en el mismo espacio.

En Río de Janeiro son las pequeñas empresas de confecciones pret-a-porter femenino que contratan trabajadoras a domicilio en relación ilegal y clandestina /2. A l@s operari@s no se paga por horas de trabajo sino por cantidad de piezas hechas. De esta forma las empresas ahorran el gasto en instalaciones y en energía y en la mayoría de los casos los trabajadores deben comprar la máquina necesaria para producir. Como se paga por pieza, no tienen horas “perdidas” de descanso o almuerzo, ni necesitan de personal de control.

Jeremy Rifkin /3 el mayor exponente de la tesis del “fin del trabajo” supone que la automatización y la informatización se extiende en forma homogénea en el conjunto de la economía globalizada e ignora el desarrollo desigual y combinado donde conviven plantas robotizadas y procesos de última tecnología con producción basada en la explotación de mano de obra intensiva que puede ser incluso esclavista, infantil o indocumentada. En muchos casos esta convivencia se da en la elaboración de un mismo producto, siendo este desarrollo desigual, funcional a la acumulación capitalista.

 

Esto acontece en Brasil, por ejemplo, en la cadena productiva del algodón. En la plantación y sobre todo en la cosecha se utiliza mano de obra intensiva por parte de grandes propietarios y se trata de uno de los cultivos con mayor cantidad de irregularidades laborales. En los estados de Mato Grosso, Goias y Mato Grosso do Sul, se utiliza trabajo forzado o esclavo y trabajo infantil. Este último, en la mayoría de los casos se trata de los hijos de los trabajadores esclavizados, que tienen las “manos pequeñas y la altura ideal” para este tipo de cosecha. La producción de hilo y de tejido de algodón se hace con maquinaria moderna computarizada –el sector textil pasó por una modernización en los últimos diez años- y exigiendo mano de obra especializada. La última etapa –la confección de camisetas u otras prendas- se realiza tercerizada o sub-tercerizada en trabajo a domicilio o en talleres clandestinos con indocumentados coreanos o bolivian@s en los barrios de Brás y Bom Retiro de Sao Paulo /4.

Los cambios cualitativos de la economía planetaria producidos por las transnacionales, actuando como grupos de empresas mundiales, pueden sintetizarse en: un amplio proceso de megafusiones-adquisiciones; el desarrollo de Inversiones Extranjeras Directas (IED) /5, la constitución de redes para interrelacionarse y la multiplicación de los acuerdos de cooperación en la producción más allá de las fronteras nacionales. Estos acuerdos se desarrollan en el interior de cada grupo transnacional /6. Es así como producen y comercializan cadenas de tiendas como ZARA, C&A, etc.

“La globalización ha permitido la formación de un verdadero mercado de trabajo a escala mundial. Ofrece un espacio poblado de un inmenso ejército de reserva de trabajadores disponibles, en el cual el capital puede servirse a voluntad.” “La colocación en competencia mundial de los productores, constituye por su amplitud actual y futura, el elemento central y largamente explicativo de la mundialización” /7.

“El movimiento se aceleró desde hace algunos años gracias a la extrema movilidad del capital y las facilidades ofrecidas por el uso sistemático de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC).” Así como la reducción de los costos de transporte y comunicación. “Al mismo tiempo, estas condiciones favorables no habrían ofrecido todas sus potencialidades, sin la implantación de las políticas neoliberales que organizan, ininterrumpidamente desde hace casi cuatro décadas, la ofensiva del capital contra el trabajo.

Las políticas aplicadas en los países del sur bajo instigación de las instituciones financieras internacionales, asumieron como blanco los elementos de protección social de los cuales se beneficiaban fracciones limitadas de los asalariados. Las políticas de ajuste estructural provocaron una reducción dramática de los gastos sociales y contribuyeron en gran medida para el crecimiento del trabajo informal. Hoy, los trabajadores informales representan la gran mayoría, a veces lo esencial de la población activa en numerosos países del sur, incluso si excluimos el sector agrícola. La fuerza de trabajo informal, excluyendo al sector agrícola, representa el 55% de la población económicamente activa de América Latina, entre 45 y 85% en Asia y prácticamente el 80% en África. (Charmes /8 citado en Heintz /9)

“Las condiciones de explotación de la fuerza de trabajo informal son, por definición, muy heterogéneas. Ellas difieren por grado de inserción de la actividad de los productores en los procesos de mundialización y por el nivel de derechos que les es atribuido. Una gran parte de esta población vive en condiciones dramáticas. Sería más exacto decir que ella sobrevive.” Según los datos de la OIT, 2.700 millones de personas trabajan en áreas rurales en la agricultura de subsistencia o en las economías informales de las ciudades “del mundo en desarrollo” y ganan menos de dos dólares diarios, es decir están por debajo del umbral de pobreza. De ese total, 1.100 millones tienen un ingreso diario igual o menor a un dólar. “Las categorías más vulnerables son claramente las mujeres así como los niños.” “Una fracción de esta fuerza de trabajo es directa (o indirectamente) integrada en la cadena de producción (y de distribución) de los grupos transnacionales” /10.

“La modalidad de actividad informal se extiende en las cadenas intensivas de trabajo vivo, -en las cuales la distribución juega un papel preponderante- con la industria textil y de la vestimenta (ropa, zapatos) en primer lugar, incluyendo también a la industria de aparatos electrónicos y de juguetes; con la potencialidad de ampliar este modo de funcionamiento a otras cadenas de producción (automóviles, por ejemplo). Este tipo de trabajo participa en una proporción creciente, en las actividades de servicios.” “La categoría de trabajo informal designa un conjunto heterogéneo que incluye a los empleadores de micro–empresas informales, los empleados por cuenta propia y los trabajadores informales (trabajadores empleados en las empresas informales ocasionales, a domicilio, a tiempo parcial, en talleres clandestinos, etc.).”

Los grupos transnacionales contribuyeron a generalizar el uso del trabajo informal particularmente por la generalización de la utilización de mano de obra femenina e infantil a domicilio. Junto al trabajo a domicilio las cadenas de tiendas como ZARA han desarrollado en gran escala otro tipo de trabajo informal: talleres clandestinos con trabajador@s indocumentad@s. Por lo general son pequeños talleres, montados en locales poco visibles, instalaciones sin normas de seguridad ni higiene, con indocumentados que viven en el local, y violación de todas las leyes laborales. Es una forma de trabajo forzado, bajo amenaza de denuncia a autoridades inmigratorias. Las transnacionales colocan varios contratistas intermediarios (subcontrataciones) para no relacionarse directamente con los talleres clandestinos. Es el caso de C&A y ZARA en Brasil.

“Tomando en cuenta la ausencia de interés del capital por mercados insolventes y las oportunidades ofrecidas por las innovaciones tecnológicas, fracciones importantes de las poblaciones del sur son consideradas superfluas. Ellas pueden ser abandonadas a las leyes naturales de existencia o en una hipótesis menos pesimista, sometidas a una explotación mineral de su fuerza de trabajo.” "Por explotación mineral de la fuerza de trabajo entendemos una explotación del trabajo forzado sin preocupación siquiera por la reproducción biológica de esta fuerza" /11. Se trata de considerar a la fuerza de trabajo como un producto de la industria extractiva, una explotación como la extracción de hierro a cielo abierto, sin inquietud sobre las consecuencias biológicas.

Para Marx, la determinación del valor de la fuerza de trabajo incluía el valor de los medios de subsistencia necesarios para mantener y reproducir al trabajador y su familia. Por eso él decía que: “En antítesis a otras mercancías, la determinación del valor de la fuerza del trabajo contiene, por consiguiente, un elemento histórico y moral” /12. En este nuevo mercado de trabajo mundializado, en la etapa de crisis estructural del sistema de acumulación, una fuerza siempre creciente de trabajo vivo se torna fuerza de trabajo superflua y puede ser abandonada a su propia suerte o explotada sin considerar en la determinación del valor de la fuerza de trabajo, los medios de subsistencia necesarios para mantener y reproducir al trabajador. Es decir eliminando el elemento “histórico y moral” que Marx detectaba en la determinación del valor de la mercancía fuerza de trabajo en los países europeos.

 

En los talleres clandestinos de confección, los medios de subsistencia necesarios para mantener al trabajador no incluyen a su familia reduciéndose los costos al mínimo. Y como la reserva de mano de obra hoy disponible es de una amplitud mucho más considerable y su colocación en competencia claramente más fácil, el descarte de grandes contingentes de trabajadores es un hecho habitual.

En Sao Paulo, con apenas 20 máquinas y 20 costureras registradas, uno de los talleres clandestinos de Zara produjo en dos meses más de 50 mil piezas. Es decir cerca de 50 prendas diarias por operaria. Un ritmo brutal para obtener un pago menor al salario mínimo nacional y sobrevivir como un moderno esclavo fashion

*Texto originalmente publicado en el portal La haine en el 2011

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