Sí, Mr. Trump, el infierno enloquece

Sí, Mr. Trump, el infierno enloquece

En Estados Unidos, el saliente presidente intenta ahogar a la sociedad en una banalidad sin atenuantes. Una mirada a lo que pasa en el país del norte

Por: Carlos Tamara
diciembre 07, 2020
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Sí, Mr. Trump, el infierno enloquece

Una clave medular de los supremacistas, ya supremacistas blancos, ya supremacistas políticos, es que no toleran perder. Se retoban como los perros, de allí deviene la palabra cínico, que dan tres vueltas antes de acostarse.

Surge del meme de creerse la última Coca-Cola del desierto, a pesar de ser exactamente lo contrario.

En el caso de Trump, el histrión melodramático tiende convertirse en un clown trágico a juzgar por lo contestado en su primera entrevista postelectoral. Dice la noticia: “With the coronavirus pandemic spiraling out of control in the US, Trump tells Maria Bartiromo he'll use '125 percent of my energy' to continue trying to overturn the election results" ("Con el coronavirus en una espiral fuera de control, Trump le dice a María Bartiromo que el usará '125 por ciento de mi energía' para continuar intentando revertir los resultados de las elecciones”). Y además:

Bartiromo preguntó si podría probar sus acusaciones de fraude electoral en las próximas semanas. Trump respondió: “Se necesita un juez que esté dispuesto a escuchar un caso. Se necesita una Corte Suprema que esté dispuesta a tomar una decisión realmente importante, basada en todo, no es como si fuera a hacerme cambiar de opinión. Mi mente no cambiará en seis meses. Aquí hubo una tremenda trampa.

Cualquier parecido con algún personaje en Colombia que primero se intenta burlar de la corte y luego se asume perseguido, es pura y simple coincidencia. Pero Trump, como el otro sujeto de marras, no parece que hayan estado precisamente recogiendo café.

Trump había inventado el sambenito del fraude electoral desde mucho antes que el proceso tuviera lugar y la pregunta es por qué no lo previno si estaba en el gobierno e, incluso, era una de sus atribuciones; es más, una de las garantías que debían ofrecerse a sus contendientes, más que a él mismo.

Un poco mirado a la colombiana, deberíamos agradecerle a Trump que no haya recurrido a los ñeñevotos para ganar. ¿Pero será que dos o tres ñeñes Trump hubieran torcido el proceso con más de 150.000 muertos por coronavirus y la economía hecha un desastre? ¡No hay ñeñe que consiga votos así!

Y es su concepción supremacista blanca y política que lo mantiene retorciéndose de ira en el infierno. Pero eso es clavo pasado. En nuestro medio se usa la Coca-Cola para aflojar y sacar clavos oxidados; pues bien, Trump ni siquiera teniendo fábricas de Coca-Cola por chorros logrará desclavar esa estaca que tiene clavada en su corazón. Trump evanecerá. ¿Cómo hace la Corte Suprema de Justicia para desdecir de un comportamiento voluntario, hecho ex profeso para inducir fallos falso positivos, adulterando el decir de los testigos? Él mismo se clavó su estaca, no hay cocacola suficiente que le quite el óxido.

El caso de Trump parecería provenir de una fobia infantil: así como los niños desarrollan patologías hasta odiar la sopa, luego posan cual amargadas Mafalda armados de tigre; o expresidentes de la república.

De hecho esa es la demostración que entresaca Richard Dawkins zoólogo y científico en El Gen Egoísta sobre los memes. Dawkins había equiparado el gen, unidad de transmisión genética, al meme, unidad de transmisión cultural. Obsérvese que es difícil, por no decir inextricable, separar gen de meme, pues el gen se torna meme a través de la práctica social del lenguaje.

Pero, luego, leo en Wikipedia: “En 2013, Dominic Basulto escribió en The Washington Post que el crecimiento de internet y las tácticas de la industria publicitaria han afectado negativamente a la capacidad de los memes de transmitir unidades de cultura humana durables, y, en su opinión contribuyen a difundir banalidades en vez de ideas importantes”.

Sin embargo, cómo ha sido posible tal conversión; es decir, cómo la unidad de cambio de la cultura de nuestra sociedad trocó en transmisión de banalidad. Es indudable que ha debido ocurrir un proceso patológico.

Ahora bien, Trump intenta ahogar a la sociedad norteamericana en una banalidad sin atenuantes. Y en Colombia se pretende mantener a la población al filo de lo que suceda a cierto procesado judicial.

¿Pero puede la concepción memética de Trump; o en el caso colombiano, la dilatación del juicio hasta inmediaciones electorales, conducir a una crispación política que reverse la continuidad de los procesos o produzca réditos políticos? Wikipedia da una pista: la publicidad ha tomado el concepto de meme como instrumento táctico y amollado su otrora filo de transmisión cultural.

De todas maneras si Trump usa el 125% de su capacidad y en Colombia hacen otro tanto, hay que tener cuidado durante el próximo gobierno de Biden y, en nuestro caso, poner “ojo a las elecciones de 2022”.

Cuando Trump dice “mi mente no cambiará en seis meses”, ¿está diciendo que intentará atornillarse a su silla por lo menos durante ese tiempo? Y en Colombia, ¿serán los últimos seis meses de campaña una fase de crispación inaguantable, suficiente para forzar una elección favorable y de continuidad en el poder?

Bueno, la sociedad gringa ha puesto a Trump en la picota. Cualquiera sabe que los histriones pasan por esa fase en que ya los chistes no le funcionan y la gente en vez de festejarles sus ocurrencias hace mofa de ellas. Es más, se sabe que el clown puede desarrollar manías depresivas.

Y en Colombia quizás el asunto… Si el otrora líder no puede asistir por exigencia de la ley, es admisible admitir que en el Congreso su bancada languidecerá, sin importar cuánto se desgañiten en aspavientos y exabruptos. Siguiendo la teoría del clown podría ser incluso un acontecimiento doloroso y traumático.

Y es que el infierno no ha sido lo convenientemente descrito. Si los adivinos como castigo deben sufrirlo caminando de cabeza de tal manera que solo vean el futuro como siendo presente, cabe imaginarse el infierno de los políticos: andarían sin masas de apoyo y sin áulicos. Es más, podrían contribuir a hundirlos en vez de acompañarlos con tal de quitarles su cauda.

Un político perderá en el infierno sus memes. El terror inducido ya no funcionará. Quién puede creer en una ola de terror comandada por el gobierno actual. Todas las hazañas de los falsos positivos han caído en descrédito absoluto. Sus otrora generales pretenden escampar lastimeros en la JEP. ¡Qué espectáculo tan bochornoso que ni siquiera se les otorgue la dignidad de un juicio!

Sí, Mr. Trump, el infierno enloquece. Quizás no necesite los seis meses. Ya estamos avisados. Incluso en Colombia.

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