Escribo este texto desde un punto de vista crítico y comunicativo, siempre he pensado que la comunicación social podría ser terapéutica al mismo nivel de la psicología, se puede desarrollar una especie de “terapia comunicativa” basada en los sesgos cognitivos, al final, hablar, analizar, discutir y argumentar son competencias que también usa la psicología, la persuasión. Si el comunicador social desarrolla habilidades de pensamiento crítico, entonces esto es viable.
Según la prestigiosa clínica Mayo, existen dos categorías en donde ser colombiano podría caber dentro de las enfermedades mentales y no se apresuren a ofenderse o a tomar esto como un chiste porque nunca en toda mi vida había escrito algo tan serio, creo y estoy convencido de que ser colombiano es una condición de discapacidad, un trastorno metal sin cura y que se argumenta de manera irrefutable en los síntomas que voy a describir más adelante:
Los síntomas característicos de cada enfermedad mental se detallan en el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM-5, Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales), publicado por la American Psychiatric Association (Asociación Estadounidense de Psiquiatría). Los profesionales de salud mental utilizan este manual para diagnosticar trastornos mentales, y las compañías de seguro lo usan para reembolsar el costo del tratamiento.
Trastornos relacionados con el trauma y el estrés. Estos son trastornos de adaptación en los cuales una persona tiene problemas para lidiar con una situación estresante de la vida durante o después de esta. Algunos ejemplos incluyen el trastorno de estrés postraumático (TEPT) y el trastorno de estrés agudo.
Trastornos disociativos. Estos son trastornos en los cuales el sentido de sí mismo se ve alterado, como el trastorno de identidad disociativa y la amnesia disociativa.
Colombia entonces debe ser retirado de la lista de países, esto no es un país, sino un inmenso manicomio habitado por más de 40 millones de enfermos los cuales todos presentamos los siguientes síntomas en diferentes grados de severidad, estos son los síntomas de la enfermedad mental llamada colombianidad:
- Normalización de la violencia y la corrupción extremas.
- Tolerancia a los abusos sistemáticos a los derechos más fundamentales.
- Campo de distorsión de la realidad al límite que impide ver los problemas de la sociedad.
- Devoción a los hijos de puta.
- Radicalismo extremo de pensamiento en alguna doctrina (Derecha, izquierda, catolicismo, o cualquier cosa terminada en “ismo”).
- Aceptación sumisa a la condición de pauperización impuesta por los emperadores.
- Convencimiento de que el conocimiento es un adorno y seguimiento de ideas sin fundamento ni base de ninguna índole.
- Expresiones profundas de megalomanía, soberbia y ego distorsionado.
- Falta de empatía por los demás y por las bases sociales.
Cada uno de estos síntomas se pueden comprobar con la observación y con la entrevista a cualquier habitante del manicomio. Los titulares de las noticias muchas veces parecen más títulos de películas de ciencia ficción que sucesos de un lugar al que se puede considerar una “patria”:
- Policía frustró robo de carro y los responsables eran otros policías
- Arrestan a fiscal anticorrupción de Colombia… ¡por corrupción!
- Colombia se percibe como el país más corrupto del mundo
Y así puede uno seguir buscando publicaciones de este tipo durante años sin terminar, noticias absurdas que para los colombianos son “normales”, absolutamente normales, no pasa nada, no sucede nada y un lugar en donde estas cosas suceden y no pasa nada sencillamente por lógica, no puede ser tomado en serio.
Así que basados en la evidencia irrefutable, Colombia debería ser catalogado por la ONU, la OMS y por todos los países de la tierra como “un manicomio” o “un bar de mala muerte”, en donde nada tiene sentido y sus habitantes sencillamente no tenemos ni la inteligencia, ni la capacidad de sortear los problemas más básicos de la sociedad y solo nos destacamos por fracasar, fracasar en todo emprendimiento. Un lugar en donde solo triunfa la corrupción, la violencia extrema, el hambre, la necesidad no es un país.
Si los colombianos ponemos en práctica esta terapia como los drogadictos, nos levantamos, nos ponemos la mano en el corazón y decimos con verdadero convencimiento “hola, soy colombiano, necesito ayuda”, tal vez los demás países se den cuenta de que requerimos una intervención y comiencen a ayudarnos de maneras reales, no solo enviando dinero para que se lo roben los corruptos, acá hasta el arte es corrupto y nadie dice nada. El dinero no es ninguna ayuda si sirve nada más para que se lo embolsillen los salvajes de este bar, de este manicomio, acá necesitamos sobre todo educación, becas para educar en las mejores universidades del planeta a los próximos líderes que comiencen a cambiar la sociedad y reemplacen a la banda de ladrones que hoy en día están en sentados en los puestos del gobierno creyéndose emperadores. ¿Ya les dije que tenemos la peor educación del planeta y una de las más costosas? Sí, créanlo:
Colombia, con la peor nota de la Ocde en pruebas PISA
Tocó bajarle la dificultad a un examen que de por sí ya era irrisorio para poder tener tres estudiantes “con puntaje perfecto” y hacerlo de manera virtual, para poder decirlo en los noticieros y que la gente crea que somos inteligentes, es por estas cosas que tenemos que ser declarados como enfermos mentales, una sociedad sana e inteligente no hace estas cosas.
Así que les dejo esta inquietud, para que los que medianamente puedan analizar de pronto tengan un amigo en el gobierno o en algún lugar de influencia, porque acá no se puede hablar con ningún servidor público, porque lo público acá en realidad es más privado que una finca, los escenarios públicos son para los amigos de los emperadores y ni hablar de tener acceso a un “funcionario” para una reunión o un debate. Les dejo esta propuesta para que le digan a algún “amigo” que lo proponga en la OMS, que lo conviertan en una realidad, declaren a Colombia un manicomio, la colombianidad una enfermedad mental y así por lo menos tendremos la tranquilidad de saber que lo que sucede a diario acá no es normal, sino producto de procesos enfermos de la mente retorcida de todos lo que acá nacimos.
