No pareciera muy probable, pero los dos candidatos en el extremo ideológico del espectro político de Estados Unidos tienen mucho más en común de lo que la gente asume. Por un lado está Donald Trump, quien tiene excelentes posibilidades de ser el candidato del Partido Republicano. Trump, patán autoritario y populista, es lo más parecido al argentino Juan Domingo Perón que los estadounidenses hayan podido producir. Por el otro lado está Bernie Sanders, un ‘mamerto’ populista de la vieja escuela que lleva más de cuarenta años predicando un socialismo retrogrado que sigue atrayendo a los incautos.
Trump, como lo señalaba recientemente en el Hufftington Post el analista y filósofo británico Julian Baggini, es la versión gringa de un precursor de la oleada populista: el italiano Sillvio Berlusconi. “Ambos pueden ser ridiculizados por cualquier persona mínimamente intelectual como ricos bufones. Pero esto lleva a malinterpretar su atractivo. A la gente le gusta el hecho de que no sean intelectuales porque los intelectuales complican las cosas, viven en un mundo irreal, enrarecido. Lo que ven es a personas que hablan claro, que quizá no son santos, pero que hacen las cosas y no se inclinan ante los dioses de la corrección política… Sanders, por su parte, es el hermano político del británico Jeremy Corbyn. Ambos son socialistas orgullosamente recalcitrantes que prometen enfrentarse a las grandes empresas y devolver la abundante riqueza de la sociedad a muchos, no a pocos.” Para Baggini, “El populismo es invariablemente simplista, tanto en el análisis de los problemas como en sus soluciones. Los planes de Trump de construir un muro en la frontera mexicana y de acabar con el Estado Islámico son muy peligrosos y no tienen sentido. Los planes de Sanders no son tan insensatos, aun así, la idea de que se puede soportar un incremento del gasto público mediante un aumento masivo de los impuestos a las corporaciones va en contra de la economía de base, que demuestra que es mucho más difícil incrementar la recaudación fiscal.”
Pero no solo es el populismo lo que identifica a Trump y a Sanders. En los siguientes campos, ambos candidatos coinciden casi de manera milimétrica:
- Ambos son rabiosamente proteccionistas. De llegar al poder, ambos han manifestado que van a renegociar a fondo los tratados de libre comercio que a través de los años ha firmado los Estados Unidos.
- Ambos mantienen poca simpatía por la China a la que acusan de manipular su moneda en contra del dólar.
- Ambos le adjudican la supuesta decadencia de Estados Unidos a los inmigrantes, especialmente a los mexicanos. (Ambos olvidan que ellos son descendientes de segunda generación de inmigrantes).
- Ambos están de acuerdo en aumentar los impuestos.
- Ambos se oponen a que Estados Unidos participe en conflictos internos como los de Irak o Libia.
- Ambos insisten que países como Japón, Corea del Sur y Arabia Saudita pagan una parte sustancial de los gastos de defensa de Estados Unidos en sus respectivas zonas.
- Ambos, de alguna manera, desprecian a los medios y a los periodistas.
A la hora de la verdad Trump y Sanders, populistas recalcitrantes, son dos caras de una misma moneda. Igual ocurre con los fascistas y los comunistas: tienen bastante más en común que lo que la gente cree.
