Seguimos esperando justicia, aquí y en Palestina
Opinión

Seguimos esperando justicia, aquí y en Palestina

Una antigua guerrillera me recordó que habían sido militares activos de Israel los encargados de adoctrinar y entrenar los grupos paramilitares

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noviembre 15, 2023
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La raza humana no ha pasado aún de la prehistoria, por más textos escritos que puedan existir, o por más avanzada que se halle la tecnología en todos los campos. Lo que presenciamos desde cualquier lugar del mundo es el horror. En Palestina se cumple la masacre despiadada de un pueblo entero, transmitida a todo el planeta por las redes sociales, sin que los grandes poderes internacionales que pueden hacerlo quieran detenerla.

Israel afirma que se trata de una guerra antiterrorista y que nada podrá impedir que consume el exterminio total de estos. Ni siquiera la presencia en el escenario de más de un millón de palestinos acorralados en sus hogares, a quienes bombardean con misiles y disparan francotiradores sin el menor impedimento moral. Lo repiten abiertamente las autoridades israelíes, los palestinos no son seres humanos, son animales.

Incluso si este último argumento se aceptara, cosa que sólo dementes podrían hacer, habría que considerar que los animales, primero por desarrollos jurisprudenciales y luego por prescripciones legales, gozan del reconocimiento de derechos. Nadie admitiría que se emprendiera una campaña de exterminio contra los leones africanos porque son animales salvajes capaces de hacer daño a los humanos. Nadie, hasta que surgiera un poderoso interés económico en ello.

En Colombia comenzaron a reproducirse los hipopótamos que sobrevivieron a Pablo Escobar, hasta el punto de desesperar a comunidades enteras en el Magdalena Medio. La idea de exterminarlos por el daño ecológico y su peligrosidad despertó el más airado rechazo. Creo que alguna entidad o país se ofreció a financiar su traslado al África, para salvarles la vida. Por increíble que pueda parecerles a muchos, los palestinos gozan del derecho universal a la vida.

Así como del derecho de habitar en paz los territorios en los que han vivido desde miles de años atrás. Absolutamente ninguna persona estaría dispuesta a admitir que, en los días que corren, un ejército foráneo se ocupara en invadir un territorio ajeno, despojando de sus propiedades a los legítimos dueños, asesinándolos, aterrorizándolos y obligándolos a emigrar a donde puedan, sin otro argumento que el de su poder económico y militar.

Causa sorpresa, vergüenza, repugnancia e indignación el hecho de que un suceso semejante, de naturaleza brutal, se esté cumpliendo en Palestina ante los ojos del mundo sin que sea posible que alguien sea capaz de impedirlo. Estamos presenciando que los Estados Unidos y la Unión Europea, los creadores y campeones en teoría de los derechos humanos y las garantías a la vida y libertad, sean los que en primer término se opongan a detener el infame crimen.

Contra Rusia se fueron todos de frente por su incursión al este de Ucrania, calificada como invasión. Se expidieron en forma inmediata rigurosas sanciones económicas y políticas. La Corte Penal Internacional abrió expediente contra Vladimir Putin y le expidió una orden de captura por crímenes contra la humanidad. Uno esperaría, como desprevenido habitante terrícola, que de inmediato se hubieran producido acciones semejantes contra Israel.

Pero estas no van a producirse, eso está claro. Ningún poder occidental está en disposición de hacerlo. Y si lo intentaran los poderes de oriente, es prácticamente seguro que los de este lado del mundo se encargarán de bloquear la efectividad de esas medidas. Quiere decir que quienes se han encargado de dictarnos cátedra de democracia, dignidad humana, derechos y todo ese discurso afín, en los hechos, en la práctica, nos enseñan que sus intereses pueden más que todo eso.


Lo único que explica la pasividad de Occidente son sus intereses económicos y políticos


Lo único que explica la pasividad de Occidente son sus intereses económicos y políticos. Israel es una gran potencia económica y militar, y la influencia de los vigorosos intereses económicos israelíes en Europa y los Estados Unidos, su entrelazamiento con los aparatos políticos y militares occidentales es de tal naturaleza, así como los intereses en el Oriente Medio de esas potencias son de tanta importancia, que lo menos para tener en cuenta son los derechos de los palestinos.

El propio presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas se atrevió a poner en cuestión en un discurso, los argumentos de Israel para perpetrar el crimen contra la humanidad que practica en Palestina. Todos los anteriores poderes lo mandaron a callar. Eso está absolutamente prohibido en la lógica anglosajona. Ellos tienen su propia versión e interpretación de los hechos, la única válida. Lo demás, es complicidad con los terroristas.

Una antigua guerrillera de las Farc me recordó que habían sido militares activos de Israel los encargados de adoctrinar y entrenar los grupos paramilitares colombianos. Estos, con el pretexto de combatir las guerrillas, asesinaban miles de campesinos y despojaban a otros millones de sus tierras. La misma lógica, la misma actuación. Desplazar poblaciones enteras para beneficio de unos pocos que financian todo eso. Aún estamos a la espera de la justicia.

Y de la justicia que espera el pueblo palestino.

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