Bastante debatimos el año anterior sobre lo que estaba establecido en los Acuerdo de la Habana y los rumores de la implantación de lo que contenida la acuerdo en los distintos temas. Uno de los temas mas crujientes y donde más de uno se rasgaba las vestiduras, fue el tema de salarios a miembros de las Farc.
Que los guerrilleros rasos de las Farc en principio tengan salario, más allá de ser conveniente es necesario, dado que el guerrillero de base necesitaría seguridad económica para garantizar un tiempo mantenimiento dentro de la sociedad y no buscara volver a delinquir estando dentro de ella. Aunque eso si un salario que resulte mesurado y suficiente para cumplir los gastos básicos.
Así quedo consignado en el acuerdo, expresado un valor del 90% sobre El Salario Mínimo, sin embargo habían ruidos luego de un comentario de Iván Márquez —publicado por los diferentes medios a nivel nacional e internacional— al referirse a este salario por un valor de un millón ochocientos mil pesos para los guerrilleros de base durante un periodo de tiempo.
Pronunciamiento que obligo a la opinión pública a hacer distintos análisis y conjeturas de todo tipo, lo cual llevo a diferentes sectores a no estar de acuerdo del proceso de la Habana, hasta que eso quedara claro. El Gobierno, como siempre respondió a los críticos del proceso, que el argumento del salario que hacían alusión, hacia parte de otra mentira en contra del proceso, que no habría prueba de lo que se decía y que bien el acuerdo expresaba un valor distinto y mucho menor.
Aunque el debate completo se anuo cuando La Presidencia de la República tajantemente en Enero de 2016, manifestó que no se le pagaría a los miembros de las Farc, ningún valor cercano a 1´800.000.
En este caso el Gobierno parecía tener la razón —raro— pues si bien solo había un pronunciamiento de Márquez frente al tema contra uno del Presidente Santos, aun sabiendo que esto no garantizaba certeza, lo contenido en el acuerdo se balanceo hacia el pronunciamiento del primer mandatorio cuando se dio lectura al primer acuerdo el pasado 23 de Agosto, aunque el pasado 25 de Febrero de 2017 el pronunciamiento que causo polémica empezó a cobrar mayor vida que el mismo acuerdo.
Con una adición en el Decreto 2489 de 2006 de carácter nacional, se regulo —aumento— el salario de quienes cumplieran la función de “Agente Escolta” - siendo una función generada por este decreto-, por un valor de 1´825.843, valor similar, al denunciado por gran parte de colombianos que no compartían que dicho valor fuera tres veces más alto del salario mínimo que ganan millones de colombianos.
Estas argumentaciones que detallaron ambas campañas hoy se vuelven realidades, así lo demostró el titular de Caracol Radio el pasado 26 de Febrero, tres días después de expedir el Decreto, al darle la lectura política de esta modificación al Decreto y expresar como seria el procedimiento para que las Farc entraran a la Unidad Nacional de Protección.
Lo anterior demuestra que aquella queja sobre el 1´800.000 resulto cierta, que los Colombianos tendrán que pagar este salario a las Farc, en detalle a 1.200 miembros de las Farc, que serán no solo escoltas, sino los escoltas de cabecillas como Timochenko, añadido a otros valores, como el que ya pagamos por los voceros del partido Voces de Paz, donde cada uno tiene un salario cercano a 27 millones de pesos.
Mi cuestionamiento es el siguiente, si estas personas defienden desde el Congreso el acuerdo con las Farc y por otra parte otros protegerán su vida haciendo las veces de escoltas. ¿Por qué las Farc no paga con el dinero que tienen por estos servicios? En lugar que fueran los colombianos que ganan en mayoría el salario mínimo.
Ojalá las Farc recapaciten en su accionar. Este tipo de actos llevan a la sociedad a seguir desconfiando, a pesar de los aires de esperanza que a veces se avizoran como la visita de jóvenes comprometidos con el país en la zona vereda de Icononzo – Tolima, donde destellaron deseos juveniles de paz, que aun los cabecillas de las Farc no parecen percibir y al contrario su discurso inocuo los aleja del sentir del la sociedad que espera otras reacciones para bien de Colombia.