A los 27 años, y cuando aún no terminaba sus estudios de bachillerato, Álvaro García Romero fue elegido representante a la Cámara por Sucre y de ahí gobernó por tres décadas en primera persona, de las cuales 24 años fueron en el Congreso de la República. Su reinado se vio interrumpido por la justicia en el año 2007 cuando fue capturado por vínculos con el paramilitarismo y en 2010 condenado a 40 años de prisión por la formación de grupos terroristas de extrema derecha en el departamento de Sucre, desviar dineros públicos para financiarlos, ser uno de los partícipes de la sangrienta masacre en Macayepo (2000), donde 15 personas fueron asesinadas con palos y piedras, y finalmente, por el homicidio de la docente Georgina Narváez Wilchez (1997), una jurado de votación en San Onofre (Sucre) que había denunciado fraude electoral en las elecciones regionales.
El mismo año en que el Gordo García fue llevado a la cárcel su hermana, Teresa García Romero, (Teresita García) fue elegida senadora de la República con 54.500 votos, la mayoría de ellos obtenidos en las zonas desangradas por la mano paramilitar.
Luego, fue reelecta en 2014 y al año siguiente se sumó otro individuo para la extensión del gobierno en cuerpo ajeno del Gordo, su primo Edgar Martínez Romero, quien había sido su “enemigo” en los años 90 y el motivo por el cual la profesora Georgina Narváez Wilchez denunció a Álvaro García y perdió la vida. A Martínez se le olvidó eso.
El señor Edgar Martínez, hermano de Eduardo Martínez Romero (condenado a 6 años de cárcel por ser el jefe de finanzas del cartel de Medellín y exmano derecha de Pablo Escobar), fue elegido gobernador de Sucre para el periodo 2016-2020.
Y, finalmente, en las elecciones legislativas de 2018, la hasta entonces desconocida sobrina de el Gordo García e hija de Teresita García, Juliana Escalante García, fue puesta a participar en la contienda electoral para llegar al Senado por el partido Cambio Radical, que dirige el exvicepresente y actual candidato a la presidencia Germán Vargas Lleras. A esta no le sirvió la estrategia de regalar billetes de 20 mil pesos (como quedó expuesto en un video), puesto que finalmente los votos no le alcanzaron para llegar al Congreso y se ahogó.
El mago de la Registraduría, como era conocido, si bien sigue gobernando desde la cárcel, está perdiendo terreno y esperamos que siga decreciendo, políticamente claro está, porque en temas de salud le deseo muchos años de vida, para que vea como el pueblo despierta y su monarquía se desmorona.
