Hace unos días se conoció una carta firmada por Guillermo Giraldo en nombre de la Unión Gremial de Trabajadores en la Economía Informal (UGTI CUT) en la que el gremio de venteros ambulantes renuncia al partido dignidad y aunque la relación, según lo que se puede leer finaliza en buenos términos se puede entender que el movimiento político en el que la cabeza principal es Jorge Enrique Robledo se está quedando sin bases populares que los respalden.
La noticia retumba especialmente en un momento en el que indudablemente se siente el ocaso político de quien fue en otrora un gran representante de las luchas sindicales y gremiales para nuestro país, que fue el senador más votado y que dio importantes debates pero que se fue a la debacle por una especie de lucha personal que lo desenfocó y le hizo perder el rumbo a todo un partido que ahora en la micropolítica replican su ejemplo y descuidan las bases populares.
La Unión Gremial de Trabajadores en la Economía Informal -UGTI CUT- manifiesta en su comunicado que desde que estaban con ellos en el Polo Democrático Alternativo recibieron los insumos necesarios para fortalecerse como gremio y buscar tener solidez en sus decisiones y actuaciones, pero manifiestan también que al perderlo se ven obligados a buscar otras oportunidades para continuar con la lucha de la defensa de sus derechos.
Entonces, ¿se desmorona el Partido Dignidad?, ¿están perdiendo su esencia?, ¿pierde credibilidad el partido con la actuación de sus dirigentes? Todas esas preguntas quedan en el aire porque si bien el comunicado es respetuoso deja ver entre líneas que su trabajo político es bastante regular con las asociaciones y causas que en público dicen defender y además deja claro que tener una visión de país común no garantiza un trabajo común.
Las próximas elecciones darán cuenta si la estrategia de los líderes políticos de Dignidad de cazar peleas personales da frutos o si por el contrario la salida de un gremio como la UGTI les cuesta en cuánto a movilización social, amanecerá y veremos.
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