Respuesta al ELN

Respuesta al ELN

Por: Fernando Dorado
febrero 17, 2014
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Respuesta al ELN

 

El Comando Central del Ejército de Liberación Nacional ELN a través de su comandante Nicolás Rodríguez Bautista ha enviado una carta abierta a los intelectuales colombianos sobre la coyuntura actual y el tema de la Paz.

Agradezco esa comunicación y su llamado al diálogo constructivo. Lo asumo como un motivo para interlocutar entre nosotros mismos y aunque no me considero un "intelectual" sino un activista social, en forma modesta asumo un título que no he pedido.

Nos pide el ELN que – en medio de la diversidad de opiniones y enfoques – entablemos “un productivo intercambio respecto a cómo debe ser la construcción de paz en el país”. Creo, que tal solicitud no sólo debe ser respondida individual y colectivamente en forma afirmativa, sino que ese ejercicio nos puede ayudar a identificar líneas de trabajo y puntos de acuerdo.

En primer lugar, es importante destacar que la gran mayoría de fuerzas políticas democráticas, alternativas y de izquierda, incluyendo los intelectuales, están por la solución política dialogada al conflicto armado que desangra al país y apoyan los esfuerzos que realiza el gobierno de Juan Manuel Santos en esa dirección.

En segundo lugar, se puede afirmar que existe también consenso en torno a que el conjunto de la sociedad colombiana y dentro de ella, las fuerzas democráticas, necesitan un ambiente de reconciliación entre los colombianos y colombianas para construir un mejor país para todos. Ello es base fundamental para fortalecer la democracia – tanto formal como participativa –, y asumirla como soporte de una paz duradera y la construcción de una sociedad más equitativa y justa.

Creo que la actual ofensiva de los “enemigos de la Paz”, que utilizan y viven de la guerra, el terror y el miedo, que se manifiesta en los ataques al proceso de Paz, los intentos de destituir al alcalde de Bogotá Gustavo Petro, las amenazas y asesinatos de dirigentes populares y líderes de izquierda, las interceptaciones telefónicas a los negociadores de La Habana, son actos desesperados de la derecha guerrerista y señal de que los colombianos en su gran mayoría estamos avanzando por el camino correcto.

Como es natural debemos priorizar y organizar los temas para que el intercambio de opiniones se desarrolle de una forma fluida y lo más productiva posible.

Entre los problemas que generan debate podrían estar – entre otros – los siguientes:

- Relación entre Paz y democracia. ¿Es una condición sine qua non para firmar los acuerdos de Paz que la sociedad civil desarrolle un gran movimiento democrático alrededor de esa meta? ¿Acaso el mismo conflicto armado – con sus graves problemas de degradación – no se ha convertido en una traba para el avance democrático de nuestra sociedad?

- Relación entre Paz, democracia y justicia social. ¿Las reformas económicas y sociales que son indispensables para redistribuir la riqueza y atacar seriamente la pobreza tienen que ser contenidos imprescindibles del acuerdo de Paz? O… ¿dichas reformas sólo serán posibles de lograr como resultado del avance democrático de nuestro pueblo que sólo se puede alcanzar en un ambiente de contienda pacífica entre las diferentes fuerzas políticas y sociales?

- Democracia formal y democracia real (directa y participativa). ¿Podemos los colombianos y colombianas continuar el proceso – abortado después de 1991 – de construir formas de democracia participativa que superen la democracia formal, ya que ésta, por sí sola, no garantiza la existencia de reales condiciones de desarrollo político y económico para los trabajadores y los sectores eternamente excluidos? O… ¿limitamos nuestras aspiraciones a perfeccionar una democracia representativa que está haciendo crisis en los países “desarrollados”? ¿Cómo construir esa democracia participativa?

Es evidente que los actuales diálogos de La Habana entre las FARC y el gobierno, muestran avances importantes en la dirección de acordar políticas para empezar a solucionar los problemas relacionados con la estructura de la tenencia de la tierra, el diseño de políticas de apoyo a la economía agraria y campesina y, las condiciones para la participación política de todos los sectores de la sociedad en condiciones de relativa igualdad y libertad. También, podemos afirmar que las limitaciones que puedan tener esos acuerdos corresponden a la actual correlación de fuerzas que sólo podrán ser transformadas en un ambiente de Paz.

Por ello, sería un error desconocer ese proceso de negociación y por el contrario, tiene que ser un referente para los diálogos y negociaciones que Ustedes puedan iniciar con el gobierno en el futuro cercano.

Atentamente,

Fernando Dorado
Activista Social
Intelectual del pueblo

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