Recuerdos “personales” de la separación de Panamá
Opinión

Recuerdos “personales” de la separación de Panamá

Por:
septiembre 05, 2014
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El 15 de agosto pasado se celebró oficialmente el Centenario de apertura del Canal de Panamá.  The History Channel (H2) emitió un especial de dos horas sobre su construcción.  Es un buen dramatizado con algo de ficción histórica y la opinión de ilustres panameños como el actual presidente Juan Carlos Varela, Rubén Blades y otros. Siendo yo panameño de nacimiento (a mis amigos digo que mi madre es Panamá y mi novia Colombia) vi el programa con gran interés y placer. Dos semanas después se publica en Las2orillas una nota titulada Panamá, un país inventado en Wall Street, basada en un libro del escritor panameño Ovidio Díaz Espino, contando el lado oscuro de la compleja historia de la separación del Istmo. Quizás nadie pueda tener la verdad histórica, si ella existe, de esos dolorosos hechos ocurridos hace más de 100 años. Hay una versión colombiana, una panameña y otra norteamericana con distintas perspectivas políticas del problema. No intento ni mucho menos narrar una historia integral, coherente y definitiva. Solo quiero contar algunos relatos familiares que pueden interesarnos en lo que sucedió aquellos días.

La parte materna de mi familia es panameña, de la ciudad capital y de Antón con su escondido valle en el interior del país.  La parte paterna es inmigrante de Europa, del Piamonte y las Antillas Holandesas. Con orgullo les digo a mis estudiantes tengo todas las sangres de nuestra América Latina. Como buen niño “macondiano” escuchaba todas las historias en las casas de mis abuelos: Guerra de los Mil Días, Garibaldi y los masones, muchas vidas de santos con sus milagros, etc.  Por eso tengo recuerdos “personales” de la separación de Panamá.

Antes que nada advierto a quienes han aprendido solo historia colombiana: en Panamá nos enseñaban en la escuela y era pregunta de examen que se debe decir Independencia de España (1821) y Separación de Colombia (1903). Era obligación aprender los intentos de separación de Colombia a lo largo del siglo XIX (tres si no recuerdo mal) y leer entregando resumen escrito El Estado Federal de Panamá de Don Justo Arosemena, Plenipotenciario istmeño en la Convención de Río Negro. Yo creo que la situación real hace un siglo o más era como la de la costa pacífica y otras regiones fronterizas ahora, el descuido del gobierno central impulsaba lentamente la fragmentación del país. Además Bolívar en su delirante y visionaria Carta de Jamaica ya había propuesto que los países de América Central (“de Guatemala a Panamá”) debían formar una asociación de estados, escribiendo más abajo una frase que nos hacían aprender de memoria desde la escuela primaria en Panamá: ¡Que bello sería que el Istmo de Panamá fuese para nosotros lo que el de Corinto para los griegos!  Entonces puede argumentar uno que la separación del Istmo fue un invento de Bolívar más que de Wall Street.

En mi infancia había en mi casa un retrato de Bolívar que curiosamente me causaba temor.  Mi abuelo materno tenía uno de Santander. Mi abuelo Pablo era citadino y liberal, mi abuela Clara interiorana y conservadora. Después de un viaje a Cartagena (mi abuela me hablaba de añoradas visitas en El Cabrero a doña Solita, “la” de Núñez y los que saben historia cartagenera entenderán ese “la”) ambos dejaron novios allí y se casaron en Panamá. Yo de niño absorbía todas esas historias y las diferencias entre “godo” y “cachiporro”  Pero los extranjeros, el otro lado de mi familia, no entendía eso ni la Guerra de los Mil Días.

Me contaban lo que le pasó a un chinito que lavaba ropa en Panamá. Una noche salió a entregarla, envuelta en papel de Manila me imagino, y encontró una batida de irregulares en la calle. Le preguntaron ¿tú que eres? y el oriental dijo “libelal”  Eran conservadores y lo golpearon. A la noche siguiente encontró un grupo distinto liberal y le preguntaron lo mismo.  Contestó “conselvadol” y lo golpearon. Al tercer día se encontró con otro grupo y le dijeron ¿Chino, tú que eres? y respondió entonces: “Ooo... ¡di tu plimelo!”.

Panamá debe mucho a la población del Celeste Imperio que emigró allí hace más de siglo y medio pero de seguro ellos y los demás extranjeros no entendían la violencia de rojos contra azules. Comprender a Colombia con sus viejas guerras inútiles es muy difícil y doloroso, lo digo yo con esposa e hijos colombo-panameños.  Más aún, defender a Colombia como he intentado en otros países menos ardorosos políticamente es ardua labor.  Ahora, nuestras guerras civiles y la última que sufrió Panamá (la de los Mil Días) tampoco fueron invento de Wall Street. Todo eso llevó a la separación del Istmo, lo contrario quizás nos hubiera evitado la cruel invasión gringa de 1989. Pero la historia es la historia.

 

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